Sobre el café. Es bien conocida la afición de José Martí por el café —desde que apenas era un adolescente—[1] y su gusto de compartirlo en buena compañía.[2] Son múltiples sus referencias en su obra al “rico grano, que enardece la sangre, anima la pasión, aleja el sueño, inquietísimo salta en las venas, hace llama y aroma en el cerebro […] el haschisch  de América, que hace soñar y no embrutece”,[3] y que “hace bailar en la cabeza de los cristianos a las huríes de Mahoma”.[4]

     En el “[Diario de Izabal a Zacapa]”, anota: “El café tiene un misterioso comercio con el alma; dispone los miembros a la batalla y a la carrera; limpia de humanidades el espíritu; aguza y adereza las potencias; ilumina las profundidades interiores, y las envía en fogosos y preciosos conceptos a los labios.—Dispone el alma a la recepción de misteriosos visitantes, y a tanta audacia, grandeza y maravilla”.[5] Llega a proclamarlo incluso “padre del verso ¡Esencia viva!”[6] y al referirse al amor lo llama “café del alma”.[7]

     En carta a Manuel Mercado desde Guatemala lo anima para que “arregle una finquita de café, allá como aquí riqueza segura […]—Si saberlo tomar fuera saberlo cultivar, V. y yo seríamos excelentes cafetaleros”.[8]

     Martí tenía una especial predilección por el café de Uruapan, al que consideraba “tan rico en color como el de Moka, y más suave y menos ácido que él”.[9]

     El 10 de mayo de 1895 en su Diario de Campaña, anota: —“En lluvias, jarros de café, y plática de Holguín, y Jiguaní llega la noche”.[10]

Algunas referencias, ordenadas cronológicamente, de Martí sobre el café.

     “Estoy preso, y esta es una verdad de Pero Grullo, pero nada me hace falta, sino es de cuando en cuando 2 o 3 r[eale]s. para tomar café;—pero hoy es la primera vez que me sucede.—Sin embargo, cuando se pasa uno sin ver a su familia ni a ninguno de los que quiere, bien puede pasar un día sin tomar café.—Papá me dio 5 o 6 rs. el Lunes.—Di 2 o 3 de limosna y presté dos”. (JM: “Carta a Doña Leonor Pérez”, [Cárcel] 10 de noviembre [de 1869], OCEC, t. 1, pp. 44-45).

     “Ya no habrá gacetilleros malos, ni poetas sin inspiración, ni autores mal recibidos en el Principal. // El michoacano José Franco va a abrir un elegante establecimiento en la calle del 5 de Mayo, para expendio del sabrosísimo café de Uruapan. // ¿Quién desperdicia ocasión de encender en su cerebro los luminosos misterios que inspira ese néctar? // Auguramos a Franco un espléndido porvenir de pesos duros”. (JM: “Café de Uruapan”, Revista Universal, México, 11 de abril de 1876, OCEC, t. 4, p. 273).

     “¡Triste México! Aquí todo el mundo ve pasar con indiferencia lo que conviene al porvenir de la república. Apodérense Veracruz, Michoacán y Colima de la idea iniciada por Foster; preparen muestras de café, y envíenlas; pónganse las casas de comercio de México en contacto con las de las ciudades norteamericanas: ¿no están viendo que los Estados Unidos desean cambiar su maquinaria, que a ellos les sobra y a nosotros nos hace falta, por cualquier producto del Centro y del Sur, por nuestro café excelente, sin duda, que nosotros producimos con abundancia, y del que ellos gustan mucho?” (JM: “El café de México”, Revista Universal, México, 1ro. de septiembre de 1876, OCEC, t. 4, p. 316).

     “Está de fortuna la tierra del río sonoro y abundantes frutas. // No la favorece solo el premio que acaba de obtener en Filadelfia su excelente café caracolillo,[11] tan rico en color como el de Moka,[12] y más suave y menos ácido que él”. (JM: “Uruapan”,[13] Revista Universal, México, 29 de octubre de 1876, OCEC, t. 4, p. 356).

     “Nos dicen una noticia que es para entristecer. // Los quehaceres del Sr. Franco,[14] dueño del café Oriental, le impiden atenderlo como debiera y va, según parece, a cerrar su establecimiento. // ¿Cómo se harán buenos versos ni se escribirán buenos artículos si no habrá ya dónde beber café de Uruapan? // No quisiéramos creer en la noticia”. (JM: “El Café Oriental”, Revista Universal, México, 7 de noviembre de 1876, OCEC, t. 4, p. 361).

     “[…] Suntuoso oro han servido a mis labios en esa amable taza de café.—Me enardece y alegra el jugo rico; fuego suave, sin llama y sin ardor, aviva y acelera toda la ágil sangre de mis venas. El café tiene un misterioso comercio con el alma; dispone los miembros a la batalla y a la carrera; limpia de humanidades el espíritu; aguza y adereza las potencias; ilumina las profundidades interiores, y las envía en fogosos y preciosos conceptos a los labios.—Dispone el alma a la recepción de misteriosos visitantes, y a tanta audacia, grandeza y maravilla. // Brota el verso a medida que lo sorbo […]”. (JM: “[Diario de Izabal a Zacapa]”, [26-29 de mayo de 1877], OCEC, t. 5, pp. 71-72).

     “Tengo decidido, cuando pague mis deudas, irme de aquí.—Si tuviera medios de cultivar la tierra, no: me encerraría en ella. Pienso seriamente en que V. eche unos cuantos años a la espalda sus arreos políticos, y con sus buenos amigos morelianos, se arregle una finquita de café, allá como aquí riqueza segura: ¿acaso, por inesperado, le parece a V. raro el pensamiento? En los países elementales, en la esfera intelectual, es muy difícil la vida de los hombres virtuosos.—V. es aún joven; visto de cerca, crecería V. mucho ante sus paisanos; en años breves, sin mengua de su reputación, ni de su envidiable cultura, tendría V. una cómoda independencia, y sus hijos un seguro haber.—Pediré ayuda a Lola.—En cuanto a mí, le juro que, a poder hacerlo, me encerraría a arar la soledad, acompañado de mi mujer, de mis pensamientos, de libros y papeles.—Apreste, pues, los aperos de labor, y deme pronto el gusto de enviarme unos cuantos granos de su café.—Si saberlo tomar fuera saberlo cultivar, V. y yo seríamos excelentes cafetaleros.—Lo raro no es que se nos ocurran estas cosas: lo raro es que se nos ocurra dejar de hacerlas”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, Guatemala 8 de marzo [de 1878], OCEC, t. 5, pp. 230-231).

     “¡Oh, sí! El rico grano, que enardece la sangre, anima la pasión, aleja el sueño, inquietísimo salta en las venas, hace llama y aroma en el cerebro; el que afama a Uruapan, mantiene a Colima[15] y realza a Java;[16] el haschisch de América, que hace soñar y no embrutece; el vencedor del té; el caliente néctar, el perfumado cafeto, crece como la ilusión con los amores, como la marcha de la nube con el impulso de los vientos, en los cerros y planicies de la hospitalaria Guatemala”.  (JM: Guatemala, México, 1878, OCEC, t. 5, p. 258).

     “¡Oh, café rico, generoso don de América, que en corrientes de vida vuelve a Europa el mal que entre tan preciosos bienes le hizo! Mme. de Sevigné, la de las bellas cartas, no debió tomar nunca buen café. // Y en la demolición de Europa vieja, por Voltaire comprendida, ¿cuántas armas más terribles no se habrán templado al ardor de nuestro jugo americano?” (JM: Guatemala, México, 1878, OCEC, t. 5, p. 263).

     “Destronado el té tibio, padre oscuro del amargo spleen[17] de los ingleses, y del cobarde laxamiento de los chinos, pierde también corona y cetro el alimentoso chocolate, tan gustado de los españoles y los clérigos, sin que falten humildes seglares, y de todas tierras, que a la sabrosa bavaroise[18] parisiense, de aquel lindo café que asoma muy cerca de los Bufos, prefieran una taza de Tabasco, o una de buen cacao guatemalteco”. (JM: Guatemala, México, 1878, OCEC, t. 5, pp. 263-264).

“Espíritu que vibra
En la nudosa fibra
De la caliente vid;—en las azules
Espirales del haschisch;—en la rica
Espuma del cafeto,—que salpica
De mariposas de oro la bullente
Sangre del hombre;—universal corriente
Que las formas del ser inmenso inflamas
Y enrojeces o aquietas la alta frente,                                        calmas
Y el fuerte corazón ciñes de llamas;
Vencedor de Noé—dulce delicia
Que a los moros dormidos acaricia,
Vid, café, misterioso jugo humano,
Padre de la pasión;
Que el necio teme, que al rebelde espanta,
Misteriosa semilla,
De la sangre, del genio, y de la planta”.

(JM: “En tu cielo ¡oh mi América! presagio” (fragmento), Versos libres, OCEC, t. 16, p. 70).

     “Hemos tomado, en una tienda de Zacapa, una ciudad muerta, el sabroso café de Quezaltepeque, ese café que hace bailar en la cabeza de los cristianos a las huríes de Mahoma”. (JM: “La América Central”, [primeros años del decenio 1880-89], OCEC, t. 13, p. 167).

     “Café, padre del verso ¡Esencia viva!” (JM: Fragmentos, OC, t. 22, p. 32).

     “Coro de café:
Deteneos, dadme, amigos amor, café del alma”.
(JM: “[De tanto haber vivido]”, Versos libres, OCEC, t. 14, p. 178].

     “De café, de aquel café venezolano, vivificador y fragante,—café tal que parece que hierve una oda en cada taza”. (JM: “Productos de Venezuela”, La América, Nueva York, agosto de 1883, OCEC, t. 18, p. 108).

     “¡quién me diera uno solo, de aquellos [domingos] que empezaban en la puerta de La Revista, y acababan en una taza de café de Uruapan!” (JM: “Carta a Manuel Mercado”, [Nueva York] 22 de abril [de 1886], OCEC, t. 23, p. 190).

     “Día ha de llegar en que pueda yo dar un salto a México, y con una taza de café de Uruapan quedará sometida la mala fortuna”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, [Nueva York, 16 enero de 1887], OCEC, t. 25, p. 358).

     “Solo una letra, porque espera de pie el mensajero, para acusarle recibo de la suya última, en que me escribe temeroso de mi salud por mi silencio, que ya va explicado, por una de esas oleadas de fatiga, naturales en tan trabajado corazón. Pero aquí me tiene otra vez, echando cartas,[19] que ojalá no le parezcan indignas de ser leídas de sobremesa, entre un beso de Luisa[20] y un sorbo envidiable de café de Uruapan”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, [Nueva York, 22 de agosto de 1888], OCEC, t. 29, p. 232).

“Mi querido Fico: // El sábado, 13, a las 8 de la noche, nos juntamos en casa de Carmita unos cuantos amigos[21] de poca ceremonia a decir adiós, con café y versos, a Francisco Chacón.[22] Habrá uno que otro cuadro colgado en la pared […] Lo espera sin falta su // J. Martí”. (JM: “Carta a Federico Edelmann Pintó”, [Nueva York] 11 de diciembre de 1890, EJM, t. II, p. 233).

“No hay pena cual la de amar
A un pueblo solo y cautivo,
Que vive, clavado vivo,
A lo lejos de la mar:
¡Ni sé de alivio mayor
Al corazón que se abrasa,
Que el sol y el café en la casa
De la amistad y el amor!”

(JM: “Al doctor Ulpiano Dellundé” [1895], Versos de circunstancias, OCEC, t. 15, p. 260).

     “En lluvias, jarros de café, y plática de Holguín, y Jiguaní llega la noche”. (JM: Diario de campaña. Edición anotada, investigación y apéndices de Mayra Beatriz Martínez, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2019, p. 102).

     Véase, al respecto, el epígrafe “Conclusiones” en el ensayo de Fina García Marruz, “En torno a Martí y el teatro” (Conjunto, La Habana, octubre-diciembre de 1983, no. 58, pp. 4-32), Temas martianos. Tercera serie (1995), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, pp. 209-218 y 181-218, respectivamente


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1]Véase JM: “Carta a doña Leonor Pérez Cabrera”, [Habana, Cárcel] 10 de noviembre [de 1869], OCEC, t. 1, pp. 44-45).

[2]“Mi querido Fico: // El sábado, 13, a las 8 de la noche, nos juntamos en casa de Carmita unos cuantos amigos de poca ceremonia a decir adiós, con café y versos, a Francisco Chacón. Habrá uno que otro cuadro colgado en la pared […] Lo espera sin falta su // J. Martí”. (JM: “Carta a Federico Edelmann Pintó”, [Nueva York] 11 de diciembre de 1890, EJM, t. II, p. 233).

[3]JM: Guatemala, México, 1878, OCEC, t. 5, p. 258.

[4]JM: “La América Central”, [primeros años del decenio 1880-89], OCEC, t. 13, p. 167.

[5]JM: “[Diario de Izabal a Zacapa]”, [26-29 de mayo de 1877], OCEC, t. 5, p. 72.

[6]JM: Fragmentos, OC, t. 22, p. 32.

[7]JM: “[De tanto haber vivido]”, Versos libres, OCEC, t. 14, p. 178.

[8]JM: “Carta a Manuel Mercado”, Guatemala 8 de marzo [de 1878], OCEC, t. 5, p. 230.

[9]JM: “Uruapan”, Revista Universal, México, 29 de octubre de 1876, OCEC, t. 4, p. 356.

[10]JM: Diario de campaña. Edición anotada, investigación y apéndices de Mayra Beatriz Martínez, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2014, p. 102.

[11]En México, variedad de café de grano más pequeño y redondeado que el de las otras especies; e igualmente estimado.

[12]Ciudad de Yemen, en el Mar Rojo, célebre por la alta calidad del café que exportaba.

[13]En cartas a Manuel Mercado, fechadas en Nueva York, el 28 de julio de 1885 y el 8 de agosto [de 1887], José Martí le comenta: “Siempre, cuando oigo decir Uruapan, me parece que oigo hablar de país en que estuve o de cosa que fue mía. Y daría algo que valiese la pena por tener cerca de mí un paisaje de Uruapan: río cargado de frutas, monte espeso, como esmeraldas húmedas, cielo puro”.

“Ya sé que si la vida muerde mucho, V. me abrirá un asilo allá donde se lo iría yo a pedir de corazón, donde los hombres molesten menos y la naturaleza se vea más, entre las flores de Uruapan”. [OCEC, tt. 22 y 26, pp. 327 y 229, respectivamente. (N. del E. del sitio web)].

[14]José Franco.

[15]Capital del estado de igual nombre, México.

[16]Isla de Indonesia.

[17]Spleen: tristeza, melancolía. Esta palabra inglesa tuvo gran uso en la literatura del siglo XIX a partir del romanticismo, como expresión del estado nostálgico, apesadumbrado y meditabundo que se solía atribuir a la figura del héroe romántico y, en especial, a los poetas y artistas.

[18]Bavaroise: Bebida compuesta de una infusión de té, jarabe de cierta variedad de planta conocida con el nombre de culantrillo, y leche, esta última sustituida a veces por chocolate o café. Se puso de moda a comienzos del siglo XIX, cuando de visita en el café Procope, durante una de sus estancias en París, los príncipes de Baviera —a quienes debe su nombre— se hicieron servir el té así preparado.

[19]Desde que la cigarra aparece

[20]Luisa Mercado García.

[21]Se conservan también las invitaciones dirigidas a Vicente G. Quesada, a Néstor Ponce de León, a Sotero Figueroa y a Antonio Ignacio Quintana (EJM, t. II, pp. 231, 234, 234-235 y 235, respectivamente), y a Miguel Antonio Montejo (Carlos Ripoll: Páginas sobre José Martí, Nueva York, 1995, p. 153).

[22]Véase la nota introductoria de Pedro Pablo Rodríguez (Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1993, no. 16, pp. 267-268), a su artículo “José Martí”, publicado en El Fénix. Revista semanal ilustrada, La Habana, 2 de diciembre de 1898, p. 2.