JOSÉ MARTÍ

AQUEL HOMBRE EXTRAORDIANRIO

Durante el notable impulso que cobró la prensa diaria cubana en los finales del siglo pasado, Francisco Chacón y Álvarez Calderón fue una de las plumas que hizo del periodismo toda una profesión. Heredero del título de Conde de Casa Bayona, Chacón nació en La Habana el 12 de diciembre de 1864 y falleció en esta misma ciudad el 27 de octubre de 1908.

     Su espíritu artístico le hizo renunciar al uso del blasón nobiliario y enredarse desde sus tiempos de estudiante en la aventura del escrito para la imprenta: como alumno del colegio de Belén fue redactor de una publicación quincenal titulada El Ensayo, en la que le ayudaron sus amigos Julián del Casal y Emilio Bobadilla,[1] famoso más tarde por su seudónimo literario de Fray Candil.

     Chacón escribió durante muchos años para El Fígaro, y también para La Ilustración de Cuba y, ya en la república para El Triunfo. La crónica teatral, el béisbol y la crónica social fueron temas y secciones atendidos por él en tales diarios, en los que también aparecieron algunos poemas de su cosecha.

     Muy joven conoció a José Martí en las veladas del Liceo de Guanabacoa, y posteriormente lo trató, como nos cuenta en este trabajo, durante sus dos estancias en los Estados Unidos, país donde residió durante la Guerra de Independencia. El 14 de marzo de 1896, fue uno de los que habló en la velada organizada en memoria de Martí por la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York, y su trabajo fue publicado en Patria bajo el título de “Martí en la vida social”.

     Su hijo fue el destacado crítico literario José María Chacón y Calvo.[2]

     Este artículo se publicó en El Fénix. Revista semanal ilustrada en La Habana, el 2 de diciembre de 1898, y agradecernos su conocimiento a Marcia Castillo, especialista de la biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística.

Pedro Pablo Rodríguez

Tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1993, no. 16, pp. 267-268.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “en pocas lenguas hay quien pula el pensamiento, y lo respete y agrupe, con el brío y cuidado con que talla su castellano franco y numeroso Emilio Bobadilla”. (JM: “Piedad Zenea y Emilio Bobadilla”, “En casa”, Patria, Nueva York, 8 de diciembre de 1894, no. 140, p. 3; OC, t. 5, p. 456). Véase Cintio Vitier: “La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano” (1971), Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 364-374; y Dino Amador Allende González: “Luces y sombras de Fray Candil”, Opus Habana, La Habana, Oficina del Historiador de la Ciudad, febrero-junio 2013, no. 1, pp. 50-57.

[2] Max Henríquez Ureña: “José María Chacón y Calvo” (1914), Repertorio Americano, San José, Costa Rica, 15 de septiembre de 1919, no. 5, pp. 75-76; y Cintio Vitier: “José María Chacón” (24-01-1971), La fecha al pie (1968-1975), Obras 9. Poesía 2, prólogo, compilación y notas de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2009, pp. 320-321.