Rafael María de Mendive y Daumy (1821-1886)

Poeta y maestro cubano. Nació en La Habana el 24 de octubre de 1821. Hizo estudios de Derecho y Filosofía, y obtuvo la licenciatura en 1867. Viajó a Europa en 1844 y en 1848, oportunidad en que visitó las principales ciudades italianas. El 30 de noviembre de 1846 contrajo matrimonio con Dolores Donestévez y Fuentes. Tuvieron ocho hijos, siete de los cuales fallecieron solteros. En 1848 apareció su primer libro de versos, Pasionarias. Regresó a Cuba en 1852. Trabajó durante diez años en la Sociedad de Crédito Territorial Cubano, hasta que en 1863 fue separado de su cargo por intrigas de los elementos integristas. Fundó algunas de las principales revistas cubanas de la época, entre ellas la Revista de La Habana (1853-1857).[1]
En 1856 ingresó en la Sociedad Económica Amigos del País. Como poeta perteneció a la segunda generación romántica de Cuba, que dio inicio a una reacción del buen gusto contra la decadencia imperante entre los miembros de la generación anterior.[2] Las dos primeras ediciones de sus Poesías aparecieron en Madrid y París en 1860. El 8 de noviembre de 1861 falleció su esposa. En 1864 fue nombrado director de la Escuela Superior Municipal de Varones, designación que combatieron los partidarios del integrismo, quienes desconfiaban de él por su condición de cubano y de poeta. Sus méritos como maestro, sin embargo, le valieron el reconocimiento de la Junta Superior de Instrucción Pública.
El 5 de abril de 1865 volvió a contraer matrimonio, con Micaela Nin y Colbard, de cuya unión les nacieron cuatro hijos, dos de cuales fallecieron siendo niños. En 1865, José Martí se convirtió en alumno suyo, al ingresar en la Escuela Superior Municipal de Varones, calle del Prado no. 88, de la cual era director Mendive, quien desde entonces fue su padre espiritual y contribuyó de manera decisiva a su formación ética y patriótica.[3] Al quedar cesante don Mariano, el padre de Martí, Mendive se comprometió a costear los estudios de su alumno hasta el grado de bachiller.
El 22 de enero de 1869, como consecuencia de las manifestaciones revolucionarias ocurridas en el Teatro Villanueva, Mendive fue encarcelado por ser su casa centro de reuniones patrióticas. Su colegio San Pablo,[4] fundado en 1867, fue clausurado, y el poeta resultó sentenciado a cuatro años de confinamiento en España, desde donde logró pasar rápidamente a Nueva York, ciudad donde residió desde 1869 hasta 1878. Allí colaboró en varias publicaciones de lengua española y continuó alentando la causa separatista, por la cual murió más tarde su hijo Luis con los grados de capitán en la Guerra de Independencia. Mendive regresó a Cuba al firmarse la Paz del Zanjón. Dirigió el periódico liberal Diario de Matanzas desde diciembre de 1878 hasta marzo de 1879. Continuó escribiendo para importantes publicaciones nacionales, y en 1883 apareció la tercera edición de sus Poesías.
Estuvo al frente del colegio San Luis Gonzaga, de Cárdenas. Allí enfermó en 1886, por lo que fue trasladado a La Habana, donde murió el 24 de noviembre de ese propio año. El 20 de diciembre del año en cuestión le fue tributado un homenaje póstumo en el Teatro Tacón, donde participaron algunas de las más destacadas figuras de la cultura cubana de la época.
Martí publicó una semblanza de su maestro en El Porvenir, de Nueva York, el 1o de julio de 1891.
Véase el artículo de Eusebio Leal Spengler: “El maestro Mendive” (1980), Opus Habana, Oficina del Historiador de La Habana, no. 53, abril-diciembre 2018, pp. 8-9.
[Tomado de OCEC, t. 1, pp. 291-292. (Texto modificado ligeramente por el E. del sitio web)].
Notas
[1] Véase la valoración de esta revista en el ensayo de Cintio Vitier: “La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano”, Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 280-282.
[2] “Con Mendive se perfilan los contornos de nuestro segundo romanticismo, basado en la intimidad, el claroscuro, el tono menor. Y no es uno de sus menores méritos haber dejado reminiscencias visibles en los Versos sencillos y en el último Diario de Martí”. (Cintio Vitier: “Introducción a los grandes románticos cubanos” (1960), Obras 3, Crítica 1, ob. cit., pp. 103-104).
“Correcto y agradable, sus versos se mantienen en un tono menor sin grandes efusiones líricas, alcanzando en sus mejores momentos una suave musicalidad nada casual. Un vigoroso aticismo siempre presente en él, se resuelve a veces en vaporosa religiosidad. Aunque Cintio Vitier no lo incluye entre los grandes poetas románticos, sí estima que uno de sus poemas —“La gota de rocío”— es muestra antológica entre toda la poesía cubana. // Mendive puede ser considerado un puente entre el tono intimista de José Jacinto Milanés y el que predominará en la segunda generación romántica (Juan Clemente Zenea, Luisa Pérez de Zambrana…). (Poesía cubana de la colonia. Antología, selección, prólogo y notas de Salvador Arias, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, p. 105).
[3] “Haber sido el maestro escolar y cívico de quien habría de ser el maestro de todos los cubanos, fue el sello de gracia y destino de Mendive […]”. (Cintio Vitier: “Poetas cubanos del siglo XIX. Semblanzas” (1968), Obras 3, Crítica 1, ob. cit., p. 228).
[4] Véase el artículo de Argel Calcines: “El Colegio San Pablo. Arte y magisterio en Rafael María de Mendive”, Opus Habana, Oficina del Historiador de La Habana, no. 53, abril-diciembre 2018, pp. 10-12.