[CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES] [1]

Vengan bien las loanzas cuando ellas enarcan actitudes y brechas. Pues ya entre nosotros, al hacerse la historia más habitable y cercana, preferencias por nombres y hechos cobran decisiones de símbolos. Así despierta claridades y parece vivirlas el que un instituto convoque alrededor de Carlos Manuel de Céspedes, figura que en nuestra historia comporta un modo de gobernación y batallar. Representa un estilo de centro y centración, de acometida regida por bridas en mano principal. Su señorío nace de continuados ejercicios, porque viaja para completar humanidades, porque liberta a sus esclavos, porque al hacer rebeldías se despliega buscando otro centro, fuerte y principal, que no podía ser ya la centralidad hispana. En sus ocios, el entrenamiento del soneto supera el del ajedrez, pues desea siempre ajustarse a la disciplina verbal y no al juego de lanzarle migajas al tiempo. Su señorío le dicta que ya él puede mandar, es fuerte, es ágil y se rebela frente a últimas etapas y pesadeces.

     Su señorío consiste en que sus bienes se movilizan, recorren sus aventuras y vuelven en cualquier momento a centrarlas. Su bastón de puño de oro con iniciales sencillas, como aquel bastón de mariscal en la batalla de Rocroy,[2] está siempre dispuesto a volar hasta las filas enemigas, para reconquistarlo de nuevo. Su alma y su cuerpo testifican su destino, testimonio corporal del que ya hablaba Pascal.[3] Hombre que juega siempre sus destinos entre los primeros, no por voracidad para bienes y alternativas, sino por estar dispuesto a retomar la desnudez y pobreza de los inicios. Hay siempre en él la cifra de su señorío, un estilo magistral para las riquezas y para mantener la historia despierta y en relumbre. Cuando se rebela comienza por sacrificar riquezas, cuando muere comienza por sacrificar las posibilidades de todo vivir. Cuando muere, su señorío y su estilo, su pasión de jerarquías y ordenamientos, se avivan y se aclaran, como un metal hecho espada, como una espada hecha bastón de mando.

José Lezama Lima

[Diario de la Marina, 20 de enero de 1950].

Tomado de José Lezama Lima: Revelaciones de mi fiel Habana, compilación y notas de Carlos Espinosa Domínguez, La Habana, Ediciones Unión, 2010, pp. 139-141.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] El título es del editor del sitio web.

[2] La Batalla de Rocroi (o Rocroy) aconteció el 19 de mayo de 1643, entre el ejército francés al mando del joven Luis II de Borbón-Condé y el ejército español a las órdenes del portugués Francisco de Melo, Capitán General de los tercios de Flandes. El enfrentamiento, que comenzó antes del amanecer, duró cerca de seis horas y terminó con la victoria francesa. Con esta batalla comienza el declive del imperio y se inicia el principio del fin de la hegemonía militar de España en Europa.

[3] Blaise Pascal (1623-1662). Véase José Lezama Lima: “Pascal y la poesía” (1956), Tratados en La Habana (1958), La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2014, pp. 250-253. (N. del E. del sitio web).