Thomas W. Rolleston, Mitos y leyendas de los celtas

Libro confeccionado artesanalmente
en los talleres de la Ballena Codorniz.
Tamaño aproximado: 22x30cm
Título original:
Myths and legends of the celtic race
Traducción, edición, diseño y maquetación:
José Adrián Vitier
Ilustraciones:
J. C. Leydenbecker Stephen Reid
Grabado de la tela de cubierta:
Nara Miranda
EL FUROR BÉLICO DE CUCHULAIN
Ahora siguen algunos episodios dispersos. Las huestes de Maev se despliegan y asolan los territorios de Bregia y Muirtemne, pero no pueden adentrarse más en Ulster. Cuchulain se cierne sobre ellos continuamente, matándolos de dos en dos o de tres en tres, y nadie sabe dónde volverá a atacar. La propia Maev queda consternada cuando los proyectiles de una honda invisible matan a una ardilla y a un pájaro que estaban sobre sus dos hombros. Posteriormente, la ira de Cuchulain se torna más feroz, y este desciende con fuerza sobrenatural sobre compañías enteras del ejército de Connacht, y cientos caen en cada embestida. Es entonces que se describe la característica distorsión o riastradh que se apodera de él en su furor bélico. Se transformaba en una criatura terrible y multiforme como jamás se había visto antes. Cada partícula de su ser temblaba como un junco en la corriente de un arroyo. Sus ancas, talones y pantorrillas quedaban hacia adelante y sus pies y rodillas hacia atrás, y cada músculo de su cuello sobresalía como la cabeza de un infante. Un ojo se le hundía profundamente en el cráneo mientras el otro se agrandaba, la boca le llegaba a las orejas, de sus mandíbulas manaba espuma como la lana de un carnero de tres años. Los latidos de su corazón resonaban como los rugidos de un león que se abalanza sobre su presa. Una luz resplandecía sobre su cabeza, y “su cabellera se retorcía cual las ramas de un espino rojo metido por el agujero de una cerca […] Más alto, más grueso, más rígido, más largo que el mástil de un gran navío era el chorro perpendicular de oscura sangre que salía disparado desde el centro de su cabeza, dispersándose hacia los cuatro puntos cardinales, formando un mágico velo de penumbra, semejante a la cortina de niebla que envuelve la morada de un rey cuando este se le aproxima entre el crepúsculo invernal.”
Tales eran las imágenes con que los autores gaélicos expresaban la noción de aquel sobrehumano frenesí. Se cuenta que a la vista de Cuchulain en su paroxismo, cien guerreros de Maev cayeron muertos de horror de una sola vez.
Este libro combina erudición, concisión y sentido poético en la selección del material, para abrir una ventana fascinante al mundo de las leyendas de los celtas de las Islas Británicas. No conocemos en español ningún otro volumen sobre este tema que compendie los principales ciclos de leyendas celtas y a la vez los sitúe con ameno rigor en su marco histórico y antropológico. En palabras del autor: “Podemos olvidar el pasado pero este nunca muere. Los elementos que una nación ha venido incorporando desde las épocas más remotas perduran a lo largo de toda su historia, y contribuyen a moldear esa historia, y a acuñar el carácter y el genio de su pueblo”.
