Sección Constante. Columna sin firma, publicada por el periódico caraqueño La Opinión Nacional entre el 4 de noviembre de 1881 y el 15 de junio de 1882. Formada por notas breves o gacetillas de variados temas, era escrita por José Martí como corresponsal desde Nueva York de forma paralela a sus crónicas que, firmadas por M. de Z., comenzaron a publicarse un tiempo antes (5 de septiembre de 1881). Esta corresponsalía constituía la continuación de los vínculos establecidos por Martí en Venezuela durante 1881, con La Opinión Nacional, y con Fausto Teodoro de Aldrey y Juan Luis de Aldrey (padre e hijo, propietarios del periódico), en cuya imprenta vio la luz la Revista Venezolana, publicación que fundara Martí el 1ro de julio de 1881. La primera “Sección Constante” apareció introducida por la siguiente nota explicativa de la redacción:

A pesar del recargo de originales —correspondencias nacionales y extranjeras, artículos y producciones literarias y de todo género, noticias y anuncios y documentos oficiales— que incesantemente se acumulan en nuestra mesa para publicar en La Opinión Nacional, cuyas columnas son cada día más estrechas para contenerlos todos en la oportunidad que se requiere, aun haciendo uso frecuentemente de los tipos más diminutos a fin de ganar espacio, en nuestro anhelo por satisfacer tantas y tan justificadas exigencias del público que así nos honra y distingue con su apoyo y generosa protección, y obliga nuestro profundo reconocimiento; —a pesar de estas dificultades, realmente insuperables, hemos resuelto crear hoy una nueva sección con el título que encabeza estas líneas. Será diaria y su extensión no será nunca menos de una columna.

Un esfuerzo más de contracción y laboriosidad nos importa el hablar a nuestros benévolos lectores incesantemente, de historia, letras, biografía, curiosidades y ciencia; pero nada importa que quitemos a los breves momentos que nuestras tareas dejan al reposo del cuerpo fatigado, una hora más de trabajo, si la “Sección Constante” llena cumplidamente el objeto que nos proponemos; ser gratos a nuestros leales amigos y favorecedores, sin alardes jactanciosos y pedantescos impropios de nuestra moderación, sencillez y humildad.[1]

     Los Aldrey habían recibido con mucho agrado la posibilidad de este género de textos. Juan Luis le escribe —al parecer, en septiembre de 1881— cuando se gestaba la idea de la columna: “Papá ha quedado muy satisfecho de su trabajo y me encarga decirle que en sus próximas revistas envíe gran acopio de noticias sueltas de todo lo que ocurra en los Estados Unidos y Europa. U. sabe que por acá gusta mucho esa Sección”.[2] Sin embargo, la columna nunca se publicó diariamente como había sido el propósito original, y aunque las causas debieron ser variadas, entre todas sobresalen —por encima incluso del excesivo trabajo que suponían para su autor— las que tuvieron que ver con la progresiva censura ejercida por los propios Aldrey. Algunos de los textos martianos recibidos terminaron siendo postergados por resultar francamente inconvenientes para la política editorial del órgano y para el papel de vocero oficial del gobierno de Guzmán Blanco que, poco a poco, La Opinión Nacional pretendía ir ganando. Las recriminaciones respecto a sus colaboraciones con el periódico, en general, llegaron a ser esenciales, lo que se refleja en la correspondencia conservada. El 3 de mayo Fausto Teodoro de Aldrey le escribe: “Hágole además una recomendación muy encarecida, a saber: que procure en sus juicios críticos no tocar con acerbos conceptos a los vicios y costumbres de ese pueblo [estadounidense], porque esto no gusta aquí, y me perjudicaría”.[3] En misiva fechada probablemente entre mayo y julio de 1882, Fausto Teodoro vuelve a comunicarle indirectamente su descontento, e incluye, definitivamente, una velada amenaza de interrumpir la sección: “[…] voy relegando la ‘Sección Constante’ porque murmuran de ella diciendo que habla mucho de libros y poetas. Por otra parte los párrafos son muy largos. Esta Sección q. deseo continuarla, debe ser de párrafos cortos”.[4] Las contradicciones crecientes con la dirección del diario terminaron por obligarlo a abandonar su trabajo. Encontramos evidencia cierta de la ruptura por parte de Martí el 10 de junio, en carta a Diego Jugo Ramírez:

[…] desde el instante mismo de la desaparición de El Monitor comenzaron a ser ligeras, y un tanto despegadas, a mis ojos al menos, las cartas antes agradecidas y vehementísimas, y preñadas de las más calurosas protestas de consideración y afecto, de Aldrey y Juan Luis […] la fortuna me tiene mimado, en lo de rodearme de gentes que me digan la verdad cuando la he menester, pero que me traten con singular ternura, y con una consideración que es mi gozo. En la última carta de J. Luis, me ha parecido ver que esta consideración corría peligro de faltar. Y escribo a Aldrey la carta que le adjunto, para que se la guarde, y solo haga mención de ella en caso de que se dijera de mi acto lo que no es;—y suspendo mis cartas a La Opinión.

Más de un mes había transcurrido cuando el 31 de julio de 1882, Juan Luis de Aldrey envía una breve e impersonal nota donde el diario pone punto final al asunto:

Sr. D. José Martí
New York

Remito a U. por conducto del señor Dr. Pablo Ranulla, que parte hoy para esa en el vapor Caracas, ochenta duros, o sea cien pesos sencillos, último sueldo que devengó U. en el mes de mayo; con lo que quedan canceladas las cuentas de U. como corresponsal de La Opinión Nacional.

Se despide de U.
S.S.
Juan Luis Aldrey[5]

     A la altura del 28 de julio de 1882, ya Martí había comentado a Diego Jugo Ramírez su profundo pesar por lo ocurrido: “¡Cuánto me duele ahogar aquella voz, hecha ya a vaciarse en los buenos y altos pechos que aún respiran a las faldas del Ávila! ¡Qué placer era para mí, por más que me ocasionase rudo trabajo, escribir todas aquellas cosas a Caracas!”. En misiva a Manuel Mercado, años después, el 13 de noviembre de 1884, volvería al tema, confesando concretamente que se le había puesto por condición “alabar […] las abominaciones de Guzmán Blanco”. No obstante tan amarga experiencia, quedó en él el gusto por este tipo de trabajo. Todavía en 1889, sugiere al propio Mercado revivir en El Partido Liberal, de México, su columna de gacetillas, esbozando, a un tiempo, la mejor caracterización de lo que fuera su sección caraqueña:

Podría renovar la columna diaria, que solían ser dos, y escribí por un año, sin firma, en La Opinión Nacional de Caracas, que la llamó “Sección Constante”, y dice que el público se la bebía, porque era un comentario corriente, en párrafos concentrados, vivos de color y variando de tonos, sobre todo lo que, en un centro universal como este, puede interesar a un hombre culto a la vez que a los lectores usuales:—libros, singularidades, noticias de personas famosas, descubrimientos, detalles típicos y característicos, novedades de ciencias e industrias, reminiscencias literarias, breves y oportunas.

     Hasta el momento, se conocen 113 secciones. En primer lugar las publicadas: 19 en noviembre y 16 en diciembre de 1881; 22 en enero, 16 en febrero, 14 en marzo, 11 en abril, 10 en mayo y 4 en junio de 1882. El estudioso español Pedro Grases, quien identificara en 1955 a Martí como su autor, publicó una compilación de 111 de ellas (José Martí “Sección Constante”, comp. y prol. Pedro Grases, Caracas, 1955), aunque en su prólogo mencionara la existencia de un total de 112. En 1993, tras revisión sistemática de todos los números de la publicación caraqueña, un equipo de investigación, integrado por Nuria Barbosa, José Alfredo Batistapau y Ana María Álvarez, bajo la dirección de la doctora Sonnia Moro, hallaron una sección más, la omitida por Grases, con fecha de diciembre de 1881 (“La ‘Sección Constante’ número ciento doce”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, no. 16, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 1993, p. 13). Finalmente, se agrega al conjunto una no publicada en el periódico, manuscrita y sin fecha, hallada en la papelería martiana y que ya fue incluida en sus Obras Completas de 1963-1965.

(Tomado de OCEC, t. 12, pp. 278-281).[6]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Cotejado contra La Opinión Nacional.

[2] Destinatario José Martí, compilación y notas de Luis García Pascual, La Habana, Casa Editora Abril – Centro de Estudios Martianos, 1999, p. 73.

[3] Ídem, p. 98.

[4] Ídem, pp. 100-101.

[5] Destinatario José Martí, compilación y notas de Luis García Pascual, La Habana, Casa Editora Abril- Centro de Estudios Martianos, 1999, p. 105.

[6] Bibliografía:

  • Julio le Riverend: “José Martí en los Estados Unidos: contra una forma solapada de esclavismo”, ACEM, La Habana, 1988, no. 11, pp. 468-469.
  • Mayra Beatriz Martínez: “Sección constante: vértigo y servicio”, El periodismo como misión, compilación y prólogo de Pedro Pablo Rodríguez, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial Pablo de la Torriente, 2012, pp. 110-136.