Rafael Serra Montalvo (1858-1909)

José Rafael Simón Agapito Serra Montalvo nació en La Habana, el 24 de marzo de 1858. Sus padres fueron Rafael Serra y Otero y Marcelina Montalvo y Montalvo, morenos libres, naturales de esa misma ciudad. A la muerte de su padre, con solo trece años de edad, se vio en la necesidad de ganar el sustento y comenzó a trabajar como aprendiz en un taller de tabacos. Por esfuerzo propio fue adquiriendo con el tiempo una sólida cultura y a los veinte años de edad, se trasladó para Matanzas, donde meses después, preocupado por la educación de los pobres, estuvo entre los fundadores de la Sociedad de Instrucción y Recreo “La Armonía”, cuyo fin principal era el socorro mutuo entre los asociados, la instalación de una escuela en la que se impartían clases diurnas gratuitas a los niños, sin distinción de raza o clase social, y nocturnas a los artesanos y aprendices, en la cual ejercía como maestro. Además, se comenzó a editar un semanario con el mismo nombre de la Sociedad, en el que se abogaba por la superación cultural de los obreros. Contrajo matrimonio en la iglesia de San Nicolás, en La Habana, el 24 de julio de 1878, con María Gertrudis Heredia y del Monte, de cuya unión le nació una hija: Consuelo.

     El 26 de agosto de 1879, al levantarse de nuevo en armas la región oriental de la Isla durante la llamada Guerra Chiquita, las autoridades españolas le pidieron repetidas veces que colaborara con ellos, y al negarse rotundamente, comenzaron las represalias y las persecuciones, por lo que tuvo que abandonar el país. Embarcó para Cayo Hueso, y se trasladó más tarde para Nueva York. Allí, en 1884, colaboró con los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo en su plan de reiniciar la guerra.

     Fue un fiel y sincero amigo de José Martí, quien, por sus grandes virtudes y la nobleza de su alma, le profesó siempre una profunda amistad: “Serra es maestro, amigo y patriota sano y real. Él escribe en la lengua nueva que junta la claridad de la idea a la vehemencia de la virtud”.[1] Participó de forma activa en las reuniones y mítines revolucionarios, en los que se distinguió como orador sencillo y práctico. Por su iniciativa, fundó junto con Martí la Sociedad de Instrucción La Liga,[2] en la que se impartían clases nocturnas gratuitas a los obreros cubanos y puertorriqueños, y Martí era uno de los maestros. Fue, además, fundador del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York, del periódico La Verdad,[3] en 1894, y de La Doctrina de Martí,[4] en 1896.

     En agosto de 1889, “en pago secreto” a la “fe” que Serra, “maestro de virtudes”,[5] tenía en él, Martí le envió los originales de “unos versos extraños”, para que por ellos conociera de los “sueños” y “visiones, tales como hoy mismo, antes de empezar otros trabajos, se me escaparon del alma”. En esa misma carta, aceptaba gustosamente la invitación de visitarlos en familia, afirmando que “Estoy enfermo; pero sé que podré ir. Solo para irlos a ver dejaría yo el domingo este rincón donde el trabajo me distrae de la tristeza”.[6]

     En el artículo “Rafael Serra. Para un libro”, publicado en Patria, el 26 de marzo de 1892, extrañamente, firmado con su nombre, Martí escribió: “Yo he vivido a su lado. Yo he visto, como en los talleres de los lapidarios, la lámpara azul y serena de su corazón. Yo le vi sujetarse, cultivarse, perdonar y fundar, vencerse. Yo le veo, con orgullo de hermano, cómo guía, en las horas de prueba, las iras más santas con la benignidad que las hace útiles. […] Yo lo veo vivir, como para ampararla mejor, en la casa memorable de La Liga, la casa de juntarse y de querer, que es de lo más puro que haya yo conocido entre los hombres”.[7]

     Antes de partir para la Guerra de Independencia, Martí le escribió una carta que se considera su testamento personal.[8] Finalizada esta, regresó a Cuba como miembro de la comitiva que acompañaba al presidente electo Tomás Estrada Palma. En 1904 fue electo representante a la Cámara y reelegido en 1908, cargo que desempeñaba al ocurrir su deceso en La Habana, el 24 de octubre de 1909.

     Se conservan quince cartas de José Martí dirigidas a Rafael Serra. En 1975, Pedro Deschamps Chapeaux publicó el libro Rafael Serra y Montalvo, obrero incansable de nuestra independencia. [Tomado de Luis García Pascual: Entorno Martiano, La Habana, Ediciones Abril, 2003, pp. 239-240.

(Nota modificada por el E. del sitio web)].[9]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “La Verdad” (“En casa”), Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1894, no. 130, p. 3; OC, t. 5, p. 441.

[2] Véase Pedro Deschamps: “Martí y la Sociedad protectora de la instrucción ‘La Liga’”, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, no. 5, pp. 61-71.

[3] “De Rafael Serra, el hombre veraz y cordial, es el periódico cubano nuevo que lleva ese nombre. Él tiene derecho al nombre. En sus páginas no habrá pasión sino por la justicia, ni pluma sino para los que la muevan con honor. Serra es maestro, amigo y patriota sano y real. Él escribe en la lengua nueva que junta la claridad de la idea a la vehemencia de la virtud. La Verdad añadirá la fuerza a la patria, y paz a las almas”. (JM: “La Verdad”, “Sección constante”, Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1894, no. 130, p. 3.; OC, t. 5, p. 441.

[4] Véase Ibrahim Hidalgo Paz: “Defensa de La Doctrina”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1997, no. 20, pp. 20-37.

[5] JM: “La Verdad”, Patria, Nueva York, 17 de noviembre de 1894, no. 137, p. 3; OC, t. 5, p. 55.

[6] JM: “Carta a Rafael Serra”, [Nueva York, agosto de 1889], EJM, t. II, pp. 119-120.

[7] JM: “Rafael Serra. Para un libro”, Patria, Nueva York, 26 de marzo de 1892, no. 3, p. 3; OC, t. 4, p. 380.

[8] JM: “Carta a Rafael Serra”, [Nueva York] 30 de enero [de 1895], EJM, t. V, p. 50.

[9] Bibliografía:

  • Pedro Deschamps Chapeaux: “Presencia martiana en la tarea de Serra”, Santiago, Santiago de Cuba, diciembre-marzo de 1973-1974.
  • Alejandrina Penabad: “Rafael Serra Montalvo, maestro revolucionario y discípulo de José Martí”, Educación, La Habana, enero-abril de 2003.