Rafael Cordero Molina (1790-1868)
Maestro puertorriqueño. De formación autodidacta, se le considera el padre de la educación pública en su país. En 1810 abrió una primera escuela de enseñanza primaria en su propio hogar en la ciudad de San Juan, donde impartía clases gratuitamente a los niños negros. Entre sus discípulos se cuentan quienes llegaron a ser personalidades significativas como Alejandro Tapia Rivera, José Julián Acosta, Román Baldorioty de Castro,[1] Sotero Figueroa y Manuel Elzaburu. Enseñó las doctrinas del cristianismo y para sustentar a su familia y poder mantener la escuela, fabricaba y vendía cigarros, y se desempeñaba como zapatero.
José Martí se refirió a él como “aquel negro sublime”,[2] “de alma angélica que por incontrastable vocación consagró toda su vida a la enseñanza”.[3] Decía, además, que era “un maestro que no se puede recordar sin ternura”.[4] Varias escuelas en Estados Unidos llevan su nombre y su casa es considerada sitio histórico.
(Tomado de OCEC, t. 28, p. 277). (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web).
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase JM: “Las Antillas y Baldorioty Castro”, Patria, Nueva York, 14 de mayo de 1892, no. 10, pp. 2-3; OC, t. 4, pp. 405-410; y Vivian Auffant Vázquez: “Martí y los antillanos. Literatura y compromiso”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2016, no. 39, pp. 167-177.
[2] JM: “José de la Luz”, Patria, Nueva York, 5 de diciembre de 1893, no. 89, p. 2. (No aparece en la edición de las Obras completas).
[3] JM: “El negro Rafael”, Diario de Matanzas, 1ro. de abril de 1888, p. 2, OCEC, t. 28, p. 148.
[4] JM: “Sotero Figueroa”, La Igualdad, La Habana, 1892, OC, t. 4, p. 371.