PROCLAMA DEL CASINO ESPAÑOL DE LA HABANA

Españoles: El Casino Español de La Habana, centro de leales en esta populosa ciudad, por medio de su directiva, cumple hoy el sagrado deber de dirigir su amiga voz a todos los que tienen a gloria defender la integridad de la nación y la inmaculada honra de España. Todos los miembros de este instituto nacional han sabido, con la mayor indignación, que unos cuantos miserables han llevado su procacidad hasta el extremo de profanar los sepulcros del mártir de la patria, D. Gonzalo Castañón, y el comandante D. Ricardo de Guzmán, que tuvo la honra de perder el brazo que maneja la espada combatiendo a las hordas traidoras. Este crimen, que ofrece muy pocos ejemplos, merece la reprobación de los hombres que sienten latir en sus pechos corazones verdaderamente castellanos, y un castigo proporcionado a la enormidad del agravio. Si un consejo de guerra no estuviese juzgando a los reos, el Casino Español de La Habana sería el primero que pediría respetuosamente el castigo de los culpables; porque el Casino ha tomado siempre, dentro de la Ley, la iniciativa en todo aquello que debía ceder en bien de la patria, acudiendo unas veces a la superior autoridad de esta provincia y otras al Gobierno de S. M. y a las Cortes de la nación; pero desde el momento en que las autoridades constituidas han preso a los presuntos reos y un tribunal está depurando la criminalidad de cada uno, el Casino Español de La Habana tiene y debe tener confianza en las autoridades, dentro de su círculo de acción, y el tribunal en el suyo, harán estricta justicia y desagraviarán la vindicta pública, tan escandalosamente ofendida. El Casino cree que todos los españoles de esta ciudad tendrán la misma confianza, sentirán el mismo deseo de que la inflexible, pero imparcial espada de la justicia sea la que hiera los cuellos de los criminales; que todos contribuirán al mantenimiento del orden público: porque la honra de España, de esa patria que tanto amamos y por la cual hemos hecho tantos sacrificios, está en nuestras manos, y la honra de España exige que no se turbe ni momentáneamente el orden en una población de más de doscientos mil habitantes, completamente confiada a la custodia de los voluntarios que tanto calumnian los enemigos del nombre español. Compañeros, porque todos tenemos a gloria pertenecer a la milicia ciudadana, la voz del Casino Español de La Habana no puede ser sospechosa para los leales, y si aconseja que repriman su justa indignación, que presten su completo apoyo a las autoridades y a las leyes, lo hace porque cree en su conciencia que así conviene a la santa causa que defendemos, a esa santa causa que vale más que todos nosotros, porque es la causa de veinte millones de españoles. En el trascurso de tres años hemos dado al mundo muchos ejemplos de abnegación: justo es que demos uno más, dominando la ira que sentimos, para que el mundo siga admirándonos y tengan que decir nuestros enemigos: Los españoles de la Isla de Cuba han demostrado en los momentos más angustiosos que son los mejores entre los buenos.—Habana 27 de noviembre de 1871.—Lorenzo Pedro, Presidente.—Juan Toraya, Vicepresidente.—Vicente M. Carvajal, Secretario.

Tomado de José A. Baujin y Mercy Ruiz (coord.): “Con un himno en la garganta”. El 27 de noviembre de 1871: investigación histórica, tradición universitaria e Inocencia, de Alejandro Gil, La Habana, Editorial UH y Ediciones ICAIC, 2019, pp. 63-64.