Philip Henry Sheridan (1831-1888)
Militar estadounidense. Nació en Albany, Nueva York. Se graduó de la Academia militar de West Point en 1853, y al comenzar la Guerra de Secesión era capitán de infantería. Dirigió el avance de los unionistas en Kentucky y participó en la campaña de Tennessee. Tomó parte importante en la batalla de Murfreesboro, por lo que fue ascendido a mayor general de voluntarios. Participó en significativos hechos de armas como en Chickamauga y las consiguientes operaciones sobre Chatanooga en 1864. Estuvo al frente de la caballería del Ejército del Potomac con los que combatió en Wilderness y Richmond. Dirigió el ejército de Shenandoah y por la victoria que obtuvo en Opequan fue ascendido a brigadier general del ejército regular. Peleó en Fiher’s Hill y en Cedar Creek, donde logró convertir en victoria una aparente derrota.[1] Poco después fue ascendido a mayor general.
A principios de 1865 condujo una operación entre Winchester y Petersburg, y posteriormente en la campaña que llevó a la evacuación de Richmond, la capital confederada. En abril de ese año obtuvo el triunfo en Five Forks y dirigió la persecución sobre el general en jefe confederado, Robert Edward Lee, en cuya rendición en Appomatox estuvo presente.
Después de la guerra recibió el mando de las fuerzas norteamericanas en la frontera con México. En 1867 se le designó gobernador militar de los estados de Texas y Luisiana, y, en 1869, fue ascendido a teniente general y se le asignó la división de Misuri. En 1884, fue nombrado Comandante en Jefe del Ejército de Estados Unidos. Es autor de dos volúmenes titulados Memorias personales, publicados en 1888.
En la obra de José Martí abundan las referencias al genio militar del general “Sheridan, el tremendo caballero que con Grant[2] y con Sherman[3] torció hacia la victoria el curso indeciso de la guerra del Norte contra el Sur”. Lo consideró un “hombre-sable”, que “preveía, vencía, perseguía, extinguía” e hizo “famosa la caballería del Norte”.[4] Al deceso del “héroe legendario y amado de la guerra contra el Sur”[5] y “general amigo de la paz”,[6] le dedicó una larga crónica, publicada en El Partido Liberal, de México, el 26 de agosto de 1888,[7] y en La Nación, de Buenos Aires, el 3 de octubre del mismo año.[8]
[Tomado de OCEC, t. 9, p. 388. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] “¿Quién baja de ese carruaje, que todos le rodean con admiración y le abren paso con cariño? Es Sheridan, el que de un vuelo de su caballo cambió la fuga de sus escuadrones en victoria; va de todo uniforme: lleva en la mano el tricornio, con una pluma negra: ¿cómo puede sustentar esas piernas infelices su torso gigantesco?: Las charreteras le encajan en los hombros, como las guardas de plata en las esquinas de un misal antiguo: la cabeza es redonda, cana y al rape: sus ojos son viscosos, turbios y como estrellados; mira como si estuviese buscando dónde acometer, pero como se ha codeado de cerca con la muerte, como ha ganado su grandeza en el peligro, como ha visto caer a su lado, sonriendo y aclamándole, sus escuadrones, templa el ímpetu de sus miradas con la magnífica benignidad que solo se aprende en los combates”. (JM: “Páez”, El Partido Liberal, México, 26 de abril de 1888, OCEC, t. 28, pp. 132-133).
[4] JM: “El general Sheridan”, La América, Nueva York, febrero de 1884, OCEC, t. 19, pp. 94-95.
[5] JM: “La presidencia de los Estados Unidos”, La Nación, Buenos Aires, 22 de abril de 1888, OCEC, t. 28, p. 88.
[6] JM: “Las fiestas de la Constitución en Philadelphia”, El Partido Liberal, México, 27 de octubre de 1887, OCEC, t. 26, p. 218.
[7] JM: “Muerte del general Sheridan”, El Partido Liberal, México, 26 de agosto de 1888, OCEC, t. 29, pp. 142- 153.
[8] JM: “El general Sheridan. ¡Felipín!”, La Nación, Buenos Aires, 3 de octubre de 1888, OCEC, t. 29, pp. 154-164.