Pedro Santacilia Palacios (1826-1910)
Poeta cubano. Nació en Santiago de Cuba y murió en Ciudad de México. Inició la instrucción primaria en su ciudad natal, pero a los siete años de edad su padre fue desterrado a España por el capitán general Miguel Tacón bajo la sospecha de infidencia, por lo que debió salir del país con él. En la Península continuó sus estudios y publicó sus primeras composiciones. En 1845 volvió a Cuba para dedicarse al magisterio. Colaboró en diversas publicaciones del país, entre ellas El Orden, Semanario Cubano y El Redactor. Fue nombrado socio de mérito del Liceo Científico, Artístico y Literario de La Habana. Junto a Francisco Baralt y José Joaquín Hernández publicó, en Santiago de Cuba, un volumen de Ensayos literarios (1846). Al aparecer en 1847 la segunda edición de La muerte de Judas, de Manuel Justo de Rubalcava, Santacilia contribuyó a ella con una biografía del autor y juicios críticos.
Como aficionado a las ciencias naturales, escribió en 1849 una Instrucción sobre el cultivo del cacao que fue elogiada por Antonio Bachiller y Morales. Su participación en actividades conspirativas, especialmente en las de Narciso López, determinó su deportación a España, hacia donde salió en enero de 1852, luego de haber sufrido prisión en el Castillo del Príncipe. Confinado a Sevilla, realizó investigaciones en los archivos de la ciudad y colaboró en algunos periódicos de la misma.
En 1853 logró escapar a Gibraltar, de donde pasó a Estados Unidos. Se radicó inicialmente en Nueva York, donde desarrolló una amplia labor intelectual vinculada a la lucha por la independencia de Cuba: pronunció conferencias en el Ateneo que allí habían fundado los emigrados de la Isla y colaboró en El Filibustero, El Guao y La Verdad, de la que fue director. Fue miembro de la Junta Revolucionaria de Nueva York. Residió por un tiempo en Nueva Orleáns, donde en 1859 publicó sus Lecciones orales sobre la historia de Cuba pronunciadas en el Ateneo Democrático de Nueva York.
En aquella ciudad se asoció con Domingo Goicuría en una casa de comercio y participó en trabajos en favor de la libertad de México, país al que se trasladó al triunfar las fuerzas de Benito Juárez, con una de cuyas hijas contrajo matrimonio. Fue secretario del presidente mexicano y ocupó otras posiciones de primera importancia en el gobierno de la nación. Durante siete períodos fue diputado al Congreso federal. Al ser derrocado el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada fue confinado a Guanajuato.
Durante la Guerra del 95, en Cuba, fue agente de la República en armas ante el gobierno mexicano. Su obra poética se desarrolló en estrecha relación con sus actividades independentistas. En 1858 colaboró en la antología El laúd del desterrado, editada en Nueva York, con poemas de varios autores cubanos, y en 1864 publicó en la misma ciudad El arpa del proscripto. En México desarrolló una intensa actividad intelectual: allí aparecieron sus obras La clava del indio (1862) y Del movimiento literario en México (1868); fue redactor de El Heraldo y El Nuevo Mundo, y director del Diario Oficial, El Cura de Tamajer y La Chinaca.
(Tomado de OCEC, t. 2, p. 331).
Véase Abreviaturas y siglas
