Paulina Pedroso; Paulina Hernández Hernández (1855-1913)
Nació en Pinar del Río, el 10 de mayo de 1855. Sus padres eran esclavos domésticos, pero ella nació libre. Desde su tierna infancia presenció los infames rigores y humillaciones de la esclavitud, lo que reafirmó sus nobles sentimientos de justicia, amor a la libertad y a la patria. Por las pésimas condiciones en que vivía la mayor parte de las personas de su ascendencia étnica y por sus ideales independentistas, decidió emigrar a los Estados Unidos y se asentó en Cayo Hueso como costurera. Allí coincidió con Ruperto Pedroso, cubano de origen africano también y propietario de un pequeño restaurante, al que unió su vida.
En 1891, cuando José Martí visita por primera vez Tampa, Paulina residía allí, y después de varios años de privaciones y sacrificios, poseía junto con su esposo una modesta casa de madera de la que alquilaba algunas habitaciones para huéspedes; en esa vivienda se alojó Martí en sus visitas a Tampa. En esa misma ciudad a fines de diciembre de 1892, el Maestro sufrió un atentado por envenenamiento, que lo tuvo al borde de la muerte, y pudo contar con los cuidados y atenciones de Paulina, quien cual solícita enfermera y con extremos cuidados maternales, no se separó un instante del enfermo hasta pasada la gravedad.
Fue una incansable colaboradora de Martí en las tareas unificadoras de las emigraciones y en la creación de la Sociedad de Socorro La Caridad, de la cual fue su tesorera, y donaba un día de las ganancias de su negocio todas las semanas para el tesoro de la patria. En varias ocasiones este matrimonio ofreció a Martí hipotecar o vender su casa cuando Cuba lo necesitara, por lo que después del fracaso del Plan de Fernandina, él le pidió que realizaran ese sacrificio, al tiempo que, en esa carta, les ratificaba: “Ni a Paulina ni a Ruperto los recuerdo nunca sin que sienta como una sonrisa el corazón”. (EJM, t. V, p. 45).
Finalizada la Guerra de Independencia, regresó a la patria y se estableció en La Habana, donde murió en la pobreza, el 21 de mayo de 1913.
En el segundo aniversario de la caída de Martí en Dos Ríos, Paulina escribió una conmovedora evocación, publicada en el periódico Cuba,[1] de Tampa, que dirigía Ramón Rivero:
Martí!
Te quise como madre, te reverencio como cubana, te idolatro como precursor de nuestra libertad, te lloro como mártir de la patria.
Todos, negros y blancos, ricos o pobres, ilustrados o ignorantes te rendimos el culto de nuestro amor.
Tú fuiste bueno: a ti te deberá Cuba su independencia.
[Tomado de Luis García Pascual: Entorno martiano, La Habana, Ediciones Abril, 2003, pp. 130-131. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].
Otros textos relacionados:
- “Paulina y Ruperto Pedroso”, Patria, La Habana, agosto de 1972.
- Josefina Toledo Benedit: “Paulina Pedroso, obrera en quien Martí siempre halló cooperación, lealtad y cariño revolucionario”, Granma, La Habana, 5 de febrero de 1983.
- Josefina Toledo Benedit: “La otra madre de Martí”, entrevista de Felipa Suárez y Anabel Mieres, Trabajadores, La Habana, 15 de febrero de 2010.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase JM: “Cuba, el periódico nuevo”, Patria, Nueva York, 21 de enero de 1893, no. 46, p. 2. (No aparece en la edición de las Obras completas).