EN EL CENTENARIO DE UN GRAN MARTIANO
Los estudiosos martianos de Cuba y el mundo evocan en este año 2000 el centenario del nacimiento de uno de los más importantes bibliógrafos del Héroe Nacional cubano José Martí. Nos referimos a Gonzalo de Quesada y Miranda, nacido en el hotel Raleigh, Washington, D.C., el 2 de marzo de 1900, donde se hospedaban sus padres, el patriota Gonzalo de Quesada y Aróstegui y Angelina Miranda. En esos días, el padre se desempeñaba en el difícil cargo diplomático como comisionado especial, al representar los intereses de la todavía incipiente e inestable república, finalizada la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana de 1898.
En 1910, Quesada y Aróstegui fue nombrado Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario de Cuba en Alemania. Su hijo estudió por tal motivo en colegios de Berlín, entre ellos la escuela Comenius. Se graduó de Bachiller en Letras en la Oberrealschule, y, de inmediato, comenzó sus estudios de ingeniería civil en la Escuela Politécnica de Charlotemburgo.
En 1915 fallece su padre. El cadáver fue embalsamado y depositado en la cripta de la iglesia de Santa Eduviges, en Berlín. Cuando fue oportuno se trasladó al cementerio Cristóbal Colón en La Habana donde hoy descansa. El joven Quesada entonces decide irse a Cuba con su familia cuando finalizara la Primera Guerra Mundial, para evitar los riesgos y peligros de la guerra submarina.
A Quesada y Miranda le gustaba el periodismo y en Alemania escribió su primera obra bajo el epígrafe: Del casco al gorro frigio, basada en sus impresiones de la Gran Guerra, y que resultó premiada con Medalla de Oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1930.
En 1920 contrajo matrimonio en Santa Fe de Bogotá con una bella joven colombiana de origen danés, Elvira Michelsen y Kalckar, hija de Gustavo Michelsen Uribe, quien fue Ministro de Colombia en Alemania. De esa unión nacieron sus hijos Gonzalo, Elvira y Gustavo.
En su viaje nupcial Quesada contempló el exuberante paisaje colombiano en una pintoresca excursión por el majestuoso río Magdalena, que fue habilitado como vía fluvial de comunicación por el patriota cubano, ingeniero civil y general en 1868, Francisco Javier Cisneros. Posteriormente, el luego historiador y bibliógrafo martiano cubano recordaba esa travesía en las clásicas embarcaciones fluviales escoltadas por enormes cocodrilos.
Desde 1922 a 1929 fue jefe de información cubana del diario The Havana Post. Luego ocupó ese cargo en The Havana American (1930-1931) publicado en idioma inglés.
Luego de la caída del régimen tiránico de Machado, en 1933, Quesada fue nombrado director de la Biblioteca del Capitolio Nacional, sede del Congreso cubano. Fue cesanteado a los dos meses cuando pretendió reorganizarla y depurar responsabilidades, hijas de la política corrupta.
Quesada y Miranda había recibido de su padre el archivo martiano, el más valioso tesoro de la nación cubana, celosamente guardado durante años, por su progenitor, quien fue nombrado por el propio Martí su albacea[1] al marcharse para Cuba e iniciar la guerra de independencia de 1895.
En 1929 dio a conocer su primer libro: Martí, periodista. Al año siguiente publicó Martí, versos de amor. En 1936 fue designado director de la edición de las Obras completas de Martí. En 1939 ingresa en la Academia de la Historia de Cuba como académico de número.
Una de sus mejores obras fue fundar y dirigir, en 1941, el primer Seminario Martiano en la Universidad de La Habana. En 1949, fue elegido su director. Perteneció a la Comisión de Extensión Universitaria de dicha Universidad habanera hasta ocurrir su deceso.
Fue asesor de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano, donde se agrupó importante pléyade de estudiosos de la vida y la obra del más universal de los cubanos. En 1942, inauguró la Fragua Martiana, enclavada en el sitio donde se hallaban las antiguas canteras en las que Martí adolescente sufrió trabajo forzado.
Quesada poseía una sólida cultura, hablaba y escribía a la perfección inglés, alemán y francés. Viajó por varios países llevando siempre con su acendrada cubanía el mensaje martiano. Como periodista colaboró en revistas tales como: Social, Bohemia, Carteles, Orbe, Patria y en periódicos como El Mundo, El País, Prensa Libre. Llegó a escribir cuentos cortos, entre ellos Cloroformo, publicado en Madrid en 1933.
Con motivo del centenario del nacimiento de José Martí, en 1953, estimuló a un grupo de cubanos para que se dieran a la difícil tarea de colocar en la cima más alta de la Isla, el Pico Turquino, en la Sierra Maestra, un busto del Apóstol, obra de la escultora Jilma Madera, autora del Cristo de La Habana. Quesada solicitó cooperación a su amigo médico manzanillero Manuel Sánchez Silveira, quien junto con su hija, nuestra inolvidable revolucionaria Celia Sánchez Manduley, y otras personas, instalaron en ese lugar la imagen emblemática para los cubanos.
En 1963, la Editorial Nacional de Cuba le asigna la dirección técnica de la primera edición de las Obras completas de Martí, que dirigía entonces el escritor Alejo Carpentier. Esta obra en veintiocho tomos y prologada[2] por el intelectual cubano Juan Marinello, incluyó una cronología del héroe, así como una iconografía. Quesada y Miranda, aparte de las obras martianas, publicó unas veinte de su propia cosecha intelectual.
A pesar de haber perdido la visión de un ojo, acudía a diario a su trabajo en la Fragua Martiana. Muchas veces lo veíamos leer con una lupa los documentos de Martí, con esa letra difícil que él aprendió a conocer como la palma de su mano.
En uno de esos días en que marchaba con su raído traje y su vieja corbata hacia la Fragua, sufrió un lamentable accidente automovilístico, lo cual lo mantuvo recluido poco tiempo.
Debido a su mal estado de salud comunicó, a través de mí, a su entrañable amiga Celia Sánchez Manduley el deseo de que, al ocurrir su deceso, su hijo Gonzalo debía entregarle a ella, como Secretaria de la Presidencia, todo el archivo original de Martí para que el Comandante en Jefe, Fidel Castro, fuera el albacea de todos los documentos del Apóstol. Así se cumplió el 12 de septiembre de 1976.
Tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2000, no. 23, pp. 271-273.
Otros textos relacionados:
- Elena Graupera: “Biobliografía de Gonzalo de Quesada y Miranda”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1978, no. 1, pp. 339-345.
- Raquel Marrero Yanes: “El más documentado bibliógrafo martiano”, Granma, La Habana, 12 de septiembre de 2011.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase la carta de Martí a Gonzalo de Quesada, fechada en [Montecristi, el 1ro. de abril de 1895], Testamentos. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016, pp. 31-35.
[2] Juan Marinello: “Martí en su obra. Introducción a sus Obras completas”, OC, t. 1, pp. 9-20; 18 ensayos martianos, La Habana, Ediciones UNIÓN y Centro de Estudios Martianos, 1998, pp. 269-281.