Manuel Antonio Mercado de la Paz (1838-1909)

Nació en La Piedad de Cabadas, Michoacán, y murió en Mixcoac, en el Distrito Federal. Fue el mejor amigo que José Martí tuvo en México y su principal confidente.[1] Se graduó de abogado a los veintitrés años en el colegio de San Ildefonso. Ocupó importantes cargos en la Secretaría de Gobierno del Estado. Al triunfo de la República, fue electo varias veces diputado al Congreso; también fue senador y secretario de Gobierno del Distrito Federal, cargo que ocupaba cuando Martí llegó a México en febrero de 1875. Fue también Abogado de Pobres del Tribunal Supremo de Justicia. De carácter mesurado y afable,[2] tenía muchos amigos entre los artistas y literatos de la época.

     Al arribar Martí, pobre y desconocido, ya Mercado tenía relación con su familia. Tres factores pudieron haber influido en el acercamiento de Mercado —quien ocupaba una prestigiosa posición social y política— y al humildísima familia de Martí: el noviazgo de su hermana Mariana Matilde, a la que llamaban Ana, con Manuel Ocaranza, íntimo de Mercado, en cuya casa tenía el pintor su estudio; la relación de vecindad de las dos familias, pues las accesorias que ocupaban los padres y hermanas de Martí, en la calle Moneda, eran contiguas a la casa colonial habitada por Mercado con su esposa, Dolores García Parra, —la Lola de las dedicatorias y recados martianos— y sus hijos. Don Mariano hacía trabajos de sastrería para el contratista del vestuario del ejército, señor Borrell, tarea en la que era ayudado por su mujer e hijas, lo cual hace posible que mediasen encargos adicionales de la esposa de Mercado a Doña Leonor, y que Mercado, conocedor de las penurias y estrecheces de la casa, tratase de ayudarlos. Y un tercer factor pudo ser la conocida afición o interés de Mercado por las letras. Es posible que, teniendo conocimiento de ello, se le mostrasen, a través de Ocaranza y Ana, o del propio don Mariano, los folletos El presidio político en Cuba y La república española ante la revolución cubana, que debieron impresionar a un tiempo al republicano y al hombre se sensibilidad acusada. De hecho, cuando Martí llegó a México, se encontró ya anudada esa relación: su hermana Ana reposaba en el panteón de los Mercado, quienes no permitieron fuera enterrada en una fosa común. No olvidó jamás Martí esta asistencia del amigo ejemplar.[3] Con él mantuvo una copiosa correspondencia[4] que duró veinte años, de la cual se conserva la mayoría de las cartas de Martí.[5]

     Gracias a Mercado, el cubano obtuvo empleo como periodista en la Revista Universal, que lo dio a conocer a la intelectualidad del país. Fue testigo de su boda en 1877, y a él confió sus penas patrias, sus quebrantos domésticos, sus penurias económicas, sus proyectos editoriales o literarios y sus afanes independentistas. A Mercado y a Enrique Estrázulas dedicó sus Versos sencillos. Por el amigo michoacano dijo en uno de ellos: “Tiene el conde su abolengo: / Tiene la aurora el mendigo: / Tiene ala el ave: ¡yo tengo: / Allá en México un amigo!”[6] A él, —ya desde 1882 subsecretario de Gobernación—, no temió Martí ocupar en la corrección de una crónica para El Partido Liberal o en la distribución de Ramona o de La Edad de Oro en México. En su casa vivió Martí durante su última estancia en México, en 1894, ya en los últimos preparativos de la guerra, rodeado del afecto apasionado de toda la familia y, muy probablemente, empleó sus relaciones personales para favorecer la entrevista que entonces, según todos los indicios, Martí sostuvo con el presidente de México, el general Porfirio Díaz, para solicitarle su apoyo para la independencia de Cuba.

     “A Manuel Mercado, espíritu completo”[7] dirigió su última carta, escrita el 18 de mayo de 1895, un día antes de su “caída icárica”[8] en Dos Ríos, “de cara al sol”,[9] donde se revela el sentido antimperialista de su lucha: “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.[10]

[Tomado de OCEC, t. 2, pp. 322-323. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].[11]


Notas:

Véase Abrevituras y siglas

[1] “Va para años que no ve V. letra mía: y, sin embargo, no tiene mi alma compañero más activo, ni confidente más amado que V.—Todo se lo consulto, y no hago cosa ni escribo palabra sin pensar en si le sería agradable si la viese. Y cuente de veras con que si algo mío creyera yo que habría de desagradar a V.—no lo haría de fijo. Pero no se me ocurre nada, ni pongo en planta nada, que no vaya seguro, si obra de actividad, de su aplauso;—si pecado, porque soy pecador, por humano,—de su indulgencia. Este comercio me es dulce. Este agradecimiento de mi alma a V. que me la quiere, me es sabroso. Su casa es un hogar para mi espíritu. Todos los días me siento a su mesa […] Y me parece que tengo derecho a V.—por el que doy a V. constante y crecientemente sobre mí.—No es que me acuerde de V. en marcada hora del día. Es que sé que V. consolaría mis tristezas, si las viera de cerca, y aún siento que las consuela con su afecto lejano; y es debilidad humana, o acaso fortaleza, pensar en lo que redime del dolor al punto en que el dolor se sufre. Por eso estoy pensando constantemente en V.—como viajero fatigado en puerto, y desterrado en patria, y amante de dama que le engaña en aquella que no le engañó cuando él la amaba. Alguna vez he de decir en verso todas estas cosas, porque en verso están bien, y son verso ellas mismas. […] Su espíritu sereno por todas partes me fortifica y acompaña.—”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, Nueva York, 11 de agosto [de 1882], OCEC, t. 17, pp. 339-340).

[2] “Jamás vi unido tan dichoso carácter a alma tan hermosa, y tan perspicaz y serena inteligencia”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, Nueva York, 16 de septiembre [de 1882], OCEC, t. 17, p. 344).

[3] “Vd. a la escondida, salva honras, ampara caídos. Yo tengo orgullo en poner, frente a este bello libro [Versos sencillos] de caridad el nombre de Vd.—¿Cómo he de olvidar yo que por V. tiene sepultura mi hermana,—que por Vd. hallé trabajo a las pocas horas de llegar a México, mísero y desconocido?” (JM: “Borrador de una carta a Manuel Mercado”, [Nueva York, agosto de 1891], CMM, p. 333).

[4] Véase Correspondencia a Manuel Mercado, compilación y notas de Marisela del Pino y Pedro Pablo Rodríguez; introducción de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2003.

[5] Hasta hoy no se conserva ninguna de las cartas de Mercado enviadas a Martí. El único testimonio escrito del gran amigo mexicano alusivo al Maestro que ha llegado a nosotros es el autógrafo en el álbum de bodas de Martí y Carmen Zayas-Bazán.

“Carmen: // Son ya ciertos los sueños de ventura. Alcánzala V. hoy tan cumplida como merece, uniendo para siempre su suerte a la del elegido de su alma, ese ser privilegiado en quien admirablemente concurren las más hermosas y brillantes dotes de la inteligencia y del sentimiento. Él también va a ser muy feliz, él, que en las miradas de Ud. hallará amplia compensación a sus dolores terribles de otros tiempos, y a las amarguras que todavía puedan estarle reservadas; él para quien la inefable ternura de Ud.; sus sólidas virtudes, su belleza ideal y su talento distinguido serán dulce y poderoso estímulo en la realización de los altos y nobles pensamientos que se abrigan en ese espíritu gigante. // Felices, muy felices ambos! ¡Envidiable pareja que por doquier va sembrando profundas simpatías y fecundísimos ejemplos, y por doquier recogiendo himnos sinceros y entusiastas de alabanza y de amor…! // Adiós, Carmen, adiós, Pepe: haya siempre en Uds. un recuerdo para los que aquí gozan con su dicha, y que no la turben las lágrimas cariñosas de los corazones amigos que aquí dejan. // Méjico Dbre 1877” // [Manuel A. Mercado]

(Álbum de bodas. Carmen Zayas-Bazán y José Martí, presentación de Cintio Vitier, La Habana, Ediciones Boloña, 2000, p. 101. También en Destinatario José Martí, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual, La Habana, Ediciones Abril, 2003, pp. 491-492).

[6] JM: “Poema XLIV”, Versos sencillos, Nueva York, 1891, OCEC, t. 14, p. 349.

[7] “A Manuel Mercado, espíritu completo, su hermano agradecido, / José Martí / Méx. 76”. (Dedicatoria en un retrato a Manuel Mercado, OC, t. 20, p. 519).

[8] Fina García-Marruz: Fina García-Marruz: “Las cartas de Martí” (1968), Temas martianos. Primera serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, p. 404.

[9] “Yo quiero salir del mundo
Por la puerta natural:
En un carro de hojas verdes
A morir me han de llevar.

No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!”

[JM: “Poema XXIII”, Versos sencillos, Nueva York, 1891, OCEC, t. 14, p. 328. (Las cursivas son del E. del sitio web)].

[10] JM: “Carta a Manuel Mercado”, Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895, TEC, p. 73.

[11] Bibliografía:

  • Emilio Roig de Leuchsenring: “Martí y Mercado”, Carteles, La Habana, 17 de junio de 1943.
  • Paquita Cao: “Manuel Mercado en la vida de Martí”, Patria, La Habana, septiembre de 1972.
  • Alfonso Herrera Franyutti: “‘Hay afectos de tan delicada honestidad’, Manuel Mercado visto por José Martí”, Casa de las Américas, La Habana, enero-marzo de 1995, no. 198, pp. 72-80.
  • Alfonso Herrera Franyutti: “Manuel Mercado: el caballero del silencio”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1995, no. 18, pp. 251-263.
  • Ángel Guerra Cabrera (Sociedad Cultural José Martí en México): “Palabras en el homenaje a Manuel Mercado, con motivo del noventa y dos aniversario de su desaparición física”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2000, no. 23, pp. 390-392.
  • Alfonso Herrera Franyutti: “Palabras en el homenaje a Manuel Mercado, con motivo del noventa y dos aniversario de su desaparición física”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2000, no. 23, pp. 392-393.
  • Omar Vázquez: “Cartas de Martí a Mercado: expresión de amor a México”, Granma, 13 de septiembre de 2002.
  • José Antonio Martínez A.: Manuel Antonio Mercado: una vida solidaria, Michoacán, Ayuntamiento Constitucional de La Piedad, 2002, 51 p.
  • Cintio Vitier: “Introducción” a José Martí: Correspondencia a Manuel Mercado, compilación y notas de Marisela Pino y Pedro Pablo Rodríguez, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2003, pp. 10-35.
  • José Martí y Manuel Antonio Mercado: dos presencias de nuestra América, coordinador José Antonio Martínez A., La Piedad, Michoacán, Ayuntamiento Constitucional, 2003, 342 p.