Luisa Pérez de Zambrana (1835-1922)
Poetisa cubana, hermana de Julia Pérez Montes de Oca. Luisa Pérez Montes de Oca nació en la finca Melgarejo, en la vecindad del Cobre, Oriente. Allí pasó sus primeros años, en contacto con la naturaleza, y realizó estudios primarios bajo el cuidado de sus padres.
La publicación de su poema “Amor materno”, escrito cuando la autora contaba catorce años, atrajo sobre ella la atención de los escritores de la región, y pronto se formó en Melgarejo una tertulia literaria. Al morir su padre en 1852, la poetisa se trasladó con su familia a Santiago de Cuba, y sus colaboraciones en la prensa comenzaron a ser más frecuentes. Su casa se convirtió en el centro de reunión de los principales escritores de la localidad. Fue declarada socia de mérito de la Sociedad Filarmónica; en 1857 apareció su primer libro de poesía.
En 1858 contrajo matrimonio con el médico habanero Ramón Zambrana, con quien se trasladó a la capital del país. Colaboró en las más importantes publicaciones de la ciudad, y una nueva edición de sus versos, aparecida en 1860, fue prologada por Gertrudis Gómez de Avellaneda. Fue designada para coronar a la propia Avellaneda en el homenaje que el Liceo de La Habana le ofreció a esta, en aquel mismo año.
La muerte de Ramón Zambrana, ocurrida en 1866,[1] dejó a la poetisa y a sus cinco hijos en gran penuria económica. Entre este año y 1899, todos sus hijos fallecieron, y el dolor de su vida familiar arrasada por la muerte se convirtió en centro de su poesía, la que alcanzó entonces sus más altos registros.[2]
En 1908, el Ayuntamiento de La Habana le concedió una pensión que alivió en algo su pobreza. En 1918, ya casi olvidada, el Ateneo de La Habana le ofreció un homenaje. Por mediación de varias personalidades de la época, en 1920 fue publicada una tercera edición de sus poesías, con un prólogo de Enrique José Varona. Murió en Regla, pobre, inválida y casi ciega. Su obra constituye uno de los más valiosos legados del romanticismo a la literatura cubana,[3] y la sitúa entre las mayores poetisas hispanoamericanas del siglo XIX.
Véase el boletín “Tres libros.—Poetisas americanas”, publicado en la Revista Universal, el 28 de agosto de 1875, (OCEC, t. 3, pp. 95-99), donde José Martí hace un elogioso comentario de la “poetisa, de estro fecundo, [y] alma tierna”.[4]
[Tomado de OCEC, t. 3, pp. 253-254. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].[5]
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] “El encanto virginal de [sus] versos […] fue roto, como la propia existencia de la poetisa, por el aliento dramático, empapado en lágrimas, que atraviesa ‘La vuelta al bosque’, escrito a la muerte de su esposo […]. Es este el poema central de Luisa Pérez, no solo el más rico de acentos líricos y humanos, sino el que abre las puertas al tono desgarrado de las elegías por las muertes de sus hijos. La desventura persiguió a esta mujer implacablemente. De su desgracia emergieron los versos más doloridos que poeta alguno haya escrito en nuestra patria, salpicados además de intuiciones expresivas”. (Cintio Vitier: “Recuento de la poesía lírica en Cuba. De Heredia a nuestros días”, en Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, p. 11).
[2] “Esas pérdidas de sus seres más queridos son las inspiradoras de sus grandes momentos elegíacos, que no se distancian demasiado del resto de su producción poética, caracterizada por un tono sencillo, muy cubano, con matices coloquiales, no muy dado a convencionalismos. Junto a los dolores familiares, la naturaleza es otro de los grandes motivos de sus versos, cuyo moderado romanticismo se mantuvo incólume durante su larga vida, ajeno a los cambios estilísticos epocales”. (Poesía cubana de la colonia, selección, prólogo y notas de Salvador Arias, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, p. 141).
[3] “Ni una gota de casticismo, ni una gota de racionalismo, ni una gota de cultura como apoyo visible de la poesía: tal es la debilidad y la fuerza de Luisa Pérez. Ingenua, sí; a veces excesivamente simple y dulce; pero en ella lo cubano tiene una de sus manifestaciones más extrañamente puras. Lo cubano como desamparo suave, como intrancesdencia suave, como suavidad agudísima, anhelante, invencible. Lo cubano como puro hechizo, y modestia, y, llegada la hora trágica, obediente dolor, junco que se dobla sin partirse. Lo cubano, en fin, si nos atrevemos a decirlo, sin hispanidad ni teluricidad: delicadeza en vilo”. (Cintio Vitier: “Significación de Luisa Pérez”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel E. Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, p. 163).
[4] JM: “Luisa Pérez de Zambrana”, Revista Universal, México, 12 de noviembre de 1876, OCEC, t. 4, p. 363.
[5] Bibliografía:
- JM: “Boletín Tres libros.—Poetisas americanas”, Revista Universal, México, 28 de agosto de 1875, OCEC, t. 3, pp. 95-99.
- JM: “Luisa Pérez de Zambrana”, Revista Universal, México, 12 de noviembre de 1876, OCEC, t. 4, p. 363.
- “Antología poética del siglo XIX. Luisa Pérez de Zambrana (1835-1922)”, de Cinthio Vitier y Gastón Baquero, Grafos-Havanity, año IX, nos. 101-102, julio-agosto de 1942, p. 20.
- Cintio Vitier: “Recuento de la poesía lírica en Cuba. De Heredia a nuestros días” (1956), Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 10-11.
- Luisa Pérez de Zambrana. Poesías Completas (1853-1918), edición de Ángel Huete, La Habana, 1957.
- Cintio Vitier: “Significación de Luisa Pérez”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel E. Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, pp. 156-163.
- Cintio Vitier: “Poetas cubanos del siglo XIX. Semblanzas” (1968), Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 237-240.
- Poesía cubana de la colonia. Antología, selección, prólogo y notas de Salvador Arias, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, p. 141.