La crítica como ejercicio del criterio. “A hacer crítica de los dramas de D. José de Echegaray se dice que he salido a esta tribuna. A hacer crítica viniera, y no justicia, si por crítica hubiera de entenderse ese mezquino afán de hallar defectos, ese celo del ajeno bien, ese placer del mal ajeno, huéspedes ciertamente indignos de pechos generosos.—Crítica es el ejercicio del criterio.—Destruye los ídolos falsos; pero conserva en todo su fulgor a los dioses verdaderos. Criticar no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota; no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella los lunares y manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella.—Criticar es amar; y aunque no lo fuera, no es esta en que vivimos época favorable a la agitadora y dura crítica:—que en las horas de riesgo y de combate, cuando las penas de la duda roen y tintan el ánimo sereno, cuando no sobre firme tierra, sino sobre arena movilísima, fresca a trechos y oscura, descansa el pie agitado, es ley suprema, urgente y salvadora la hermosa ley de amor”. (JM: “[Apuntes para el discurso sobre Echegaray]”, La Habana, junio de 1879, OCEC, t. 6, pp. 66-67. Las cursivas son del E. del sitio web).

     Véanse, al respecto, “Juan de Villalpando. Drama en tres actos de José Peón Contreras”, Revista Universal, México, 23 de agosto de 1876, OCEC, t. 3, p. 187; “Carta a Bartolomé Mitre Vedia”, New York, 19 de diciembre [de 1882], OCEC, t. 17, p. 353; y “Estudios críticos por Rafael María Merchán, La Estrella de Panamá, 9 de junio de 1887, OCEC, t. 25, p. 342.