José Silvestre de los Dolores White y Lafitte (1835-1918)

Violinista y compositor cubano; “fue un artista absolutamente extraordinario”.[1] Nació en Matanzas el 31 de diciembre de 1835. Hijo del hacendado francés Carlos White y de la negra liberta María Escolástica Lafitte, hizo sus primeros estudios con su propio padre, después con el músico negro José María Román y posteriormente con el profesor belga Pedro Lacerff, radicado en Matanzas. Tocaba, además del violín, la viola, el cello, el contrabajo, la flauta, la trompeta, la guitarra y el piano. Integró en Matanzas una orquesta de música bailable para la cual escribió las contradanzas La piedad, La sabina y La casa consistorial (1853).

     Inició su carrera artística con un recital ofrecido el 21 de marzo de 1854, en Matanzas, acompañado por el pianista y compositor norteamericano Louis Moreau Gottschalk. El 27 de mayo de 1855 viajó a París e ingresó en el conservatorio de esa ciudad. Dio clases de perfeccionamiento con Jean Delphine Alard, quien posteriormente le confió por dos años sus propios alumnos y le regaló un arco guarnecido de oro y conchas. Rossini elogió “la calurosa ejecución, el sentimiento, la elegancia, la brillantez” de su escuela. La Gazette Musicale y Le Pays le dedicaron críticas elogiosas en agosto de 1856, en ocasión de obtener el Primer Premio del Conservatorio de París.

     Regresó a Cuba en 1859 y en su ciudad natal ofreció una serie de conciertos y escribió Fantasía cubana (violín y piano) —que concluyó en La Habana—, y el Estudio núm. 6, op. 13 (violín), Bolero de concierto (violín y piano) y La bella cubana (dos violines y piano), la más popularizada de sus “melodías clásicamente criollas, página tradicional, que forma parte, por así decirlo, de la heráldica musical de nuestra isla”.[2] Escribió fantasías sobre El carnaval de Venecia y las óperas El trovador, Roberto, el diablo y La sonámbula. El 4 de octubre de 1860 ejecuta en Matanzas su último concierto; después regresó a París.

     White compone en 1864 su Concierto en fa menor, para violín y orquesta, que estrena en la Sala Herz, de París, el 3 de marzo de 1867. Dirigió obras en la Sociedad Schumann. De su ejecutoria como concertista y compositor dan constancia las críticas aparecidas en L’Art Musical, La France Musicale, La Semaine Musicale, La Presse Théatrale, Le Menestrel, La Liberté, Le Siècle, Revue et Gazette de Théatre. Le Constitutionel lo situó entre los primeros violinistas de Francia e Italia. Escribió su Cuarteto de cuerdas en París, en 1870.

     En 1874, White realiza su último viaje a Cuba; en 1875 ofreció conciertos en Matanzas, Guanabacoa, Santiago de Cuba (20 de febrero y 7 de marzo). De regreso a La Habana se presenta cuatro veces en el teatro Tacón (4 y 10 de abril y 4 y 7 de mayo). En todos estos conciertos participa el pianista y compositor cubano Ignacio Cervantes.

     En 1875 se vio conminado por las autoridades españolas a abandonar su país, por haber contribuido al movimiento independentista revolucionario. Se traslada a México, y allí se presenta en el Teatro Nacional (23 de mayo, 30 de mayo y 27 de junio) y en el teatro del Conservatorio (3 y 5 de junio de 1875), de Ciudad de México. En los teatros de la capital mexicana interpretó Styrienne, Carnaval de Venecia y Fantasía sobre Martha, (todas de su autoría, para violín y piano), Ciaconna, de J. S. Bach, y un Quinteto, de W. A. Mozart (pudiera ser el Quinteto en la o el Quinteto en sol, pues ambos figuraban en su repertorio), y Fantasía sobre motivos de Roberto el Diablo, de Delfín Alard. Estos conciertos dejaron una profunda y emocionada impresión en José Martí que sentenció: “White no toca,—subyuga”.[3] Elogiando sus facultades como intérprete, precisa: “este artista gigante, para quien no tiene el arte dificultad invencible, ni germen de maravillas escondidas que él no sorprenda y desarrolle”.[4] Después White viaja a Puebla, Jalapa y Veracruz.

     El 20 de octubre de 1875, el músico cubano llega a Nueva York, donde se presenta acompañado de Ignacio Cervantes, en el Steinway Hall, interpretando la Sonata, op. 47, de L. van Beethoven, la Fantasía sobre motivos de Roberto el Diablo y la Ciaconna. Posteriormente actúa en Cincinatti y en Boston, donde el diario The Musician and the Artist, en marzo de 1876, dijo de él: “Su estilo es la propia perfección; su forma de tocar el violín es soberbia, y su sonido, exquisito… Su interpretación es mejor que la de Ole Bull, posee más sentimentalismo que Wieniawski, su volumen de sonido es superior al de Vieuxtemps”. De regreso a Nueva York, es acompañado el 20 de marzo de 1876, por la orquesta Filarmónica de esa ciudad, dirigida por Theodore Thomas. En julio participa en los festejos por el centenario de la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Más tarde regresa a París, donde en noviembre reanuda sus actividades artísticas.

     En 1877 emprende un periplo por América Latina, que lo llevará a Panamá, Venezuela y Perú. A fines de febrero de 1878, llega a Valparaíso, y de allí se traslada a la capital, Santiago de Chile. En ese país escribe su Zamacueca (violín y piano). En 1879 viaja a Argentina, donde se presenta en el teatro Colón, de Buenos Aires; después se traslada a Montevideo, y allí actúa en el teatro Solís, de Montevideo. En noviembre del mismo año se traslada a Río de Janeiro, Brasil, país en el que permanecerá durante 15 años y donde desarrolla una intensa vida social y artística. Aquí actúa en el Teatro Imperial y en el Club Beethoven, junto al pianista Arturo Napoleón, con quien funda la Sociedad de Conciertos Clásicos, es nombrado director del Conservatorio Imperial de Música, miembro de la Academia de Arte de Brasil, y actúa como director. En Brasil vio dirigir por vez primera a Arturo Toscanini y a actuar a la soprano Adelina Patti. El 8 de diciembre de 1889, White viaja a Lisboa, Portugal, en compañía del emperador de Brasil, que había abdicado.

     Desde Lisboa, White, se dirige a París, y reanuda de nuevo sus actividades artísticas. El 26 de julio de 1890 viaja a Londres y toca ante los reyes. De regreso a París, actúa el 21 de enero de 1891 en la Sala Erard, donde se hará escuchar en conciertos anuales durante varios años.

     En 1891 fue jurado del Concurso del Conservatorio de París. En años sucesivos lo continuará haciendo. Sus Seis grandes estudios para violín (París, 1868) fueron considerados obligatorios para los estudiantes por la Comisión de Estudios del Conservatorio. También actuó como jurado en 1911 y 1912, en los concursos del Conservatorio Real de Bruselas, Bélgica.

     Roma lo acoge en 1893, en un breve viaje. Regresa a París, donde trabaja como profesor interino de la clase de Martin-Pierre-Joseph Marsick. Fueron discípulos suyos Jacques Thibaut y George Enescu.

     En 1911, viaja a Roma, invitado para participar en el Congreso Internacional de Música.

     Su repertorio contaba con una batería de obras y autores (Bach, Beethoven, Mozart, Brahms, Grieg, Paganini, Saint-Saëns, Schumann, etc) impresionante, ya como solista, en dúos, tríos, cuartetos, quintetos o como director de orquesta.

     Compuso otras piezas para banda militar, orquesta típica de baile, piano, viola, violín, violín y orquesta, violín y piano, voz y orquesta y voz y piano.

     De su ejecutoria como concertista y compositor dan constancia las críticas aparecidas en L’Art Musical, La France Musicale, La Semaine Musicale, La Presse Théatrale, Le Menestrel, La Liberté, Le Siècle, Revue et Gazette de Théatre. Le Constitutionel lo situó entre los primeros violinistas de Francia e Italia.

     Obtuvo altas distinciones de varios gobiernos. En España recibió la Orden Isabel la Católica. La crítica lo saludó como a uno de los más brillantes violinistas de su época.

     Falleció en París el 15 de marzo de 1918.

[Tomado de Radamés Giro: Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2009, t. 4, pp. 286-291, y OCEC, t. 2, pp. 312-313. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].

Otro texto relacionado:

Nicolás Cossío Sierra: “White en la vida de Martí”, Bohemia, La Habana, 31 de octubre de 1969.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Alejo Carpentier: La música en Cuba. Temas de la lira y el bongó, prólogo de Graziella Pogolotti y selección de Radamés Giro, Ediciones Museo de la Música, 2012, p. 194.

[2] Ibíd., p. 315.

[3] “White no toca,—subyuga: las notas resbalan en sus cuerdas, se quejan, se deslizan, lloran: suenan una tras otra como sonarían perlas cayendo.

     Ora es un suspiro prolongado que convida a cerrar los ojos para oír,—ora es un gemido fiero que despierta el oído aletargado en el Carnaval de Venecia, las notas ya no gimen ni resbalan,—salpican, saltan, brotan: allí encadenan voluntad y admiración.

     No hay un ruido bronco: no hay una nota aguda ni desapacible: allí están armónicamente entendidos, atrevidamente opuestos todos los secretos del sonido; todo lo débil de lo tenue, y todo lo solemne de lo enérgico: murmuríos de notas suaves, que arrancan ‘bravos’ unánimes al auditorio suspenso y dominado.

     Aquel violín se queja, se entusiasma, regaña, llora: ¡con qué lamentos gime!; ¡con qué dolor tan hondo se desespera y estremece!

     Horas inolvidables y brevísimas son las horas que se pasan a su lado: se halla el alma a sí misma: con verse allí tan bella se perdona su mísera estrechez”. (JM: “White”, Revista Universal, México, 25 de mayo de 1875, OCEC, t. 3, p. 63).

[4] JM: “White”, Revista Universal, México, 4 de junio de 1875, OCEC, t. 3, p. 72.