Para Aragón, en España,
Tengo yo en mi corazón
Un lugar todo Aragón,
Franco, fiero,[1] fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
Que allí tuve un buen amigo,
Que allí quise a una mujer.
Allá, en la vega florida,
La de la heroica defensa,
Por mantener lo que piensa
Juega la gente la vida.
Y si un alcalde lo aprieta
O lo enoja un rey cazurro,
Calza la manta el baturro
Y muere con su escopeta.
Estimo a quien de un revés
Echa por tierra a un tirano:
Lo estimo, si es un cubano;
Lo estimo, si aragonés.
Amo los patios sombríos
Con escaleras bordadas;
Amo las naves calladas
Y los conventos vacíos.
Amo la tierra florida,
Musulmana o española,
Donde rompió su corola
La poca flor de mi vida.
Tomado de José Martí: Versos sencillos, Nueva York, 1891, Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, t. 14, pp. 309-310.
Otros textos relacionados:
- Ricardo Hodelín Tablada: “Martí en la Zaragoza que baña el Ebro lodoso”, Honda, La Habana, no. 45, 2015.
- Manuel García Guatas: La Zaragoza de José Martí, Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, 2004.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Como ha señalado la poetisa y ensayista Fina García-Marruz es usual en Martí, tanto en prosa como en verso, el uso del adjetivo “fiero”, “en el sentido de vehemente, no de feroz” y “de una fidelidad a toda prueba”. Véase “Venezuela en Martí” (1981), Temas martianos. Tercera serie (1995), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, p. 102; y “La guerra sin odios”, El amor como energía revolucionaria, Albur, órgano de los estudiantes del Instituto Superior de Arte, núm. especial, La Habana, mayo de 1992, p. 145.
[2] Columna de mármol donde, según la tradición, se apareció la Virgen a Santiago el Mayor. Está empotrada en el altar de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Popularmente, la Virgen del Pilar se convirtió en símbolo de la rebeldía aragonesa.