[MIS AMIGOS SABEN]

Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón. Fue aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos.[1] ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec,[2] el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de la América? Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispanoamericana,—me quitaron las fuerzas mermadas por dolores injustos. Me echó el médico al monte:[3] corrían arroyos, y se cerraban las nubes: escribí versos. A veces ruge el mar, y revienta la ola, en la noche negra, contra las rocas del castillo ensangrentado: a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores.

     ¿Por qué se publica esta sencillez, escrita como jugando, y no mis encrespados Versos libres, mis endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de grandes esperanzas, o de indómito amor de libertad, o de amor doloroso a la hermosura, como riachuelo de oro natural, que va entre arena y aguas turbias y raíces, o como hierro caldeado, que silba y chispea, o como surtidores candentes? ¿Y mis Versos cubanos, tan llenos de enojo, que están mejor donde no se les ve? ¿Y tanto pecado mío escondido, y tanta prueba ingenua y rebelde de literatura? ¿Ni a qué exhibir ahora, con ocasión de estas flores silvestres, un curso de mi poética, y decir por qué repito un consonante de propósito, o los gradúo y agrupo de modo que vayan por la vista y el oído al sentimiento, o salto por ellos, cuando no pide rimas ni soporta repujos la idea tumultuosa? Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, [4] algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras.

José Martí

Nueva York: 1891

Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, t. 14, pp. 297-298.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Se refiere a la Primera Conferencia Internacional Americana.

[2] Castillo de Chapultepec. Alude a la Guerra de Estados Unidos contra México, entre 1836 y 1847, por la que este país perdió todos sus territorios al norte del Río Grande.

[3] Probable alusión al hotel Casa del Monte, construido en 1824 en las montañas de Catskill. Se mantuvo abierto hasta 1941. Fue famoso porque desde allí “como del tope de enorme anfiteatro de verdor, se divisa [ba] la maravilla del valle del Hudson, con su río como el mar, lleno de los vapores blancos veraniegos, y sus retazos de selva, y sus trigales cobrizos”. (“Setiembre.—Primeros fríos”, El Partido Liberal, México, 27 de septiembre de 1888, OCEC, t. 30, p. 17). Además, se podía viajar “a las montañas de Catskill, a rusticar en paz, y echar afuera, enfrente de la hermosura y grandeza naturales, los miasmas de alma y cuerpo que echa en ellos todo un año de vida en la ciudad”. (“En verano.—Política, religión, tribunales y literatura”, La Nación, Buenos Aires, 20 de agosto de 1885, OCEC, t. 22, pp. 133-134). Martí visitó estas serranías en septiembre de 1888, en un atropellado viaje —según cuenta en carta a Enrique Estrázulas ([Nueva York, posterior al 12 de septiembre de 1888], OCEC, t. 30, pp. 195-197)— en compañía de su amigo alemán Paul Philippson, director de El Economista Americano. (N. del E. del sitio web).

[4] Se refiere a la velada en homenaje al poeta Francisco Chacón, celebrada en Nueva York, el 13 de diciembre de 1890. Véase la nota introductoria de Pedro Pablo Rodríguez (Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1993, no. 16, pp. 267-268), a su artículo “José Martí”, publicado en El Fénix. Revista semanal ilustrada, La Habana, 2 de diciembre de 1898, p. 2; y el estudio de Osmar Sánchez Aguilera: “‘En una noche de poesía y amistad’”, Las martianas escrituras, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016, pp. 111-122. (N. del E. del sitio web).