El palacio está de luto Y en el trono llora el rey, Y la reina está llorando Donde no la pueden ver: En pañuelos de holán fino Lloran la reina y el rey: Los señores del palacio Están llorando también. Los caballos llevan negro El penacho y el arnés: Los caballos no han comido Porque no quieren comer: El laurel del patio grande Quedó sin hoja esta vez: Todo el mundo fue al entierro Con coronas de laurel: —¡El hijo del rey se ha muerto! ¡Se le ha muerto el hijo al rey!
En los álamos del monte Tiene su casa el pastor: La pastora está diciendo “¿Por qué tiene luz el sol?” Las ovejas, cabizbajas, Vienen todas al portón:
¡Una caja larga y honda Está forrando el pastor! Entra y sale un perro triste: Canta allá adentro una voz— “Pajarito, yo estoy loca, ¡Llévame donde él voló!”: El pastor coge llorando La pala y el azadón: Abre en la tierra una fosa: Echa en la fosa una flor: —¡Se quedó el pastor sin hijo! ¡Murió el hijo del pastor![2]
Tomado de José Martí: La Edad de Oro. Edición facsimilar, ensayo y notas de Maia Barreda Sánchez, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2013, p. 45.[3]
[2] Véase el ensayo “Análisis de la obra poética” de José Antonio Portuondo, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1974, no. 5, pp. 89-100. (N. del E. del sitio web).
[3] Puede consultarse también en OCEC, t. 15, pp. 170-171.