LAS LLAVES DE LA BASTILLA EN AMÉRICA
Thomas Payne, el atrabiliario, abandonado, vicioso y admirable autor de La Edad de la Razón, libro a que debieron tanto, en su época de revuelta y formación, los Estados Unidos, estaba, según parece, en Francia, y en la Bastilla acaso, a donde el fervor de su alma debió llevarlo, cuando las llaves de la prisión quedaron en su poder; pero quedaron. Payne las regaló a Lafayette, y Lafayette las trajo a los Estados Unidos, y las regaló a Washington, —a lo que cuentan que Payne dijo: “Puesto que los principios de América abrieron la Bastilla, las llaves vienen a su lugar natural, después de todo”.
El caso es curioso, y la frase merece recordarse, por más que, a poco que se piensa, de Alemania y sus teólogos rebeldes de que los ingleses y franceses fueron copia, y en los Enciclopedistas y los que le precedieron y en los Carranza y los Servet,[1] y en el curso regular de espíritu humano, se ve que la frase es más brillante que exacta.
Diario de Matanzas, 8 de abril de 1884, p. 2, sección “Variedades”.
Tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2017, no. 40, p. 21.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Miguel Servet. Véase Gustavo Pitaluga: “Miguel Servet y su tiempo”, Boletín de la Academia Cubana de la Lengua, julio-diciembre de 1953. (Nota modificada por E. del sitio web).