[EMERSON]

—Saben ya nuestros lectores, por una de nuestras cartas de Nueva York, que acaba de morir poco después de su amigo Longfellow, el grandioso Emerson,[1] tenido como uno de los más potentes y originales pensadores de estos tiempos, como varón excelso, y como el más grande de los poetas de América. Llamábanle, por lo profundo de sus visiones, su amor a lo perfecto y su veneración a todo lo bello, el Platón moderno. Su presencia, ya en su pueblo, en todos cuyos actos íntimos se mezclaba sencillamente, ya en la plataforma de lector, que ocupó con éxito grande entre los grandes, y pequeño entre los pequeños, parecía una iluminación. De sus obras en prosa, la que presenta en globo las impresiones que en él hizo el Universo, y su concepto de las leyes de este, es su famoso libro, tan famoso como breve, Naturaleza. Allí sostiene que la mente es superior a la materia; que el hombre limitado irá a dar en el Creador sin límites; que la naturaleza es sierva del hombre, y su educadora, y que el objeto de la vida es la preparación a los goces de la muerte por el ejercicio de la virtud. Otro de sus libros se llama Hombres representativos, que pudiéramos llamar nosotros “Hombres místicos”, y elige a Montaigne, como tipo de los escépticos; a Platón, como tipo de los filósofos; a Swedenborg, como tipo de los místicos; a Shakespeare, como el poeta; a Goethe, como el escritor, y a Napoleón, como el hombre mundano. Cada frase de este libro es una sentencia; y cada una de las sentencias pudiera dar margen a otro libro. Pasma esa fuerza de concentración. En otra obra analiza y describe a Inglaterra, y esta obra se llama Rasgos ingleses. Bajo el título de Ensayos, ha agrupado la esencia de sus lecturas, que abarcan casi todos los asuntos importantes que requieren en la tierra la atención del hombre. Una colección de estos ensayos se titula: “La conducta de la vida”; otra, “Sociedad y soledad”; otra, “Cartas, y asuntos sociales”. De entre sus versos, sobresalen los resúmenes de sus Ensayos, que ponía a la cabeza de estos, y una augusta elegía, que llamó “Threnodia”, y es tal vez la expresión más sobria, grandiosa y sentida del dolor paterno que existe en lengua alguna, ni hay tampoco, aun entre los clásicos griegos, ni entre los bucólicos ingleses, poema descriptivo superior al que Emerson tituló “Día de mayo”. Sus trozos descriptivos se parecen a la traducción que hizo el poeta americano Bryant de la Ilíada. Pero el ritmo de Emerson es más vivaz y alado que el de Bryant.

La Opinión Nacional, Caracas, 23 de mayo de 1882

Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2010, t. 13, pp. 77-78.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Ralph Waldo Emerson. Murió el 27 de abril de 1882. Véase el ensayo “Muerte de Emerson”, publicado en La Opinión Nacional, de Caracas, el 19 de mayo de 1882, en OCEC, t. 9, pp. 308-339.