[DE LONGFELLOW, EL GRAN POETA AMERICANO]
—De Longfellow, el gran poeta americano que acaba de morir,[1] están traducidas a todas las lenguas numerosísimas composiciones. Hay una suya, que no está traducida al castellano, y que es un código de vida, bueno de leer, para cobrar de él fuerzas, por los jóvenes, que han de vivir, y por los ancianos, cansados de haber vivido. Es aquella una poesía que cautiva y ennoblece. Parece voz de patriarca y de profeta. Se llama esa composición Morituri salutamus: es lo que dice un anciano a los alumnos jóvenes del colegio en que él estudió cuando era niño. Otra poesía de Longfellow en todas partes conocida, es Excelsior, verdadero canto de batalla de los humanos. El salmo de la vida, El día lluvioso, La luz de las estrellas, El esqueleto en armadura, El herrero de la villa, El viejo reloj de la escalera, son poesías breves, o poemas, como los llaman los norteamericanos, llenos de una tristísima ternura, y de una viril melancolía, que seducen el ánimo y dan a la áspera lengua inglesa en que están escritos una extraña y cautivadora melodía.
La Opinión Nacional, “Sección constante”, 22 de abril de 1882.
Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2010, t. 13, p. 41.
Nota:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Murió el 24 de marzo de 1882. Véase la crónica de Martí, “Longfellow ha muerto”, publicada en La Opinión Nacional, de Caracas, el 11 de abril de 1882, OCEC, t. 9, pp. 291-297. (Nota modificada por el E. del sitio web).