Bien: ya lo sé!:—la Muerte está sentada
A mis umbrales: cautelosa viene,
Porque sus llantos y su amor no apronten
En mi defensa, cuando lejos viven
Padres e hijo.—Al retornar ceñudo[2]
Triste, callado, del trabajo recio[3]
Con que a mi casa del invierno abrigo,—[4]
De pie sobre las hojas amarillas,
En la mano fatal la flor del sueño,
La negra toca en alas rematada,
Ávido el rostro,—trémulo la miro
Cada tarde aguardándome a mi puerta.
En mi hijo pienso,—y de la dama oscura
Huyo sin fuerzas, devorado[5] el pecho
De un frenético amor! Mujer más bella
No hay que la muerte!: por un beso suyo
Bosques espesos de laureles varios,
Y las adelfas del amor, y el gozo
De remembrarme mis niñeces diera!
…Pienso en aquel a quien mi amor culpable
Trajo a vivir,—y, sollozando, esquivo
De mi amada los brazos:[6]—mas ya gozo[7]
De la aurora perenne el bien seguro.
Oh, vida, adiós!:—Quien va a morir, va muerto.
Oh, duelos con la sombra: oh, pobladores
Ocultos del espacio: oh, colosales formidables[8]
Gigantes que a los vivos espantados[9]
Mueven, dirigen, postran, precipitan!
Oh, cónclave de jueces, blandos solo
A la virtud, que en nube tenebrosa,
En grueso manto de oro recogidos,
Y duros como peña, aguardan torvos
A que al volver de la batalla rindan
—Cual próvido frutal sus dulces pomas—[10]
De sus obras de paz los hombres cuenta,
De sus divinas alas!… de los nuevos
Árboles que sembraron, de las tristes
Lágrimas que enjugaron, de las fosas
Que a los tigres[11] y víboras abrieron, abrieron[12]
Y de las fortalezas eminentes reductos[13]
Que al amor de los hombres levantaron!
¡Esta[14] es la dama, el Rey, la patria, el premio
Apetecido, la arrogante mora
Que a su brusco señor cautiva espera
Llorando en la desierta barbacana!:
Este el santo Salem,[15] este el Sepulcro
De los hombres modernos:—no se vierta
Más sangre que la propia! no se bata
Sino al que odie al amor! Únjanse presto
Soldados del amor los hombres todos!:[16]
La tierra entera marcha a la conquista
De este rey y señor, que guarda el cielo!
…Viles: El que es traidor a sus deberes,
Muere como un traidor del golpe propio
De su arma ociosa el pecho atravesado!
Ved que no acaba el drama de la vida
En esta parte oscura! ved que luego
Tras la losa de mármol o la blanda
Cortina de humo y césped se reanuda
El drama portentoso! y[17] ved oh viles,
Que los buenos, los tristes, los burlados,
Serán en la otra parte burladores![18]
Otros de lirio y sangre se alimenten:
Yo no! yo no!: los lóbregos espacios
Rasgué desde mi infancia con los tristes
Penetradores ojos: el misterio
En una hora feliz de sueño acaso
De los jueces así, y amé la vida
Porque del doloroso mal me salva
De volverla a vivir. Alegremente
El peso[19] eché del infortunio al hombro:
Porque el que en huelga y regocijo vive
Y huye el dolor, y esquiva las sabrosas
Penas de la virtud,—irá confuso
Del frío y torvo juez a[20] la sentencia,
Cual soldado cobarde que en herrumbre
Dejó las nobles armas: y los jueces
No en su dosel lo ampararán, no en brazos
Lo encumbrarán, mas lo echarán altivos
A odiar, a amar[21] y batallar de nuevo
En la fogosa sofocante arena!
Oh! qué mortal que se asomó a la vida
Vivir de nuevo quiere?…
Puede ansiosa
La Muerte, pues, de pie en las hojas secas,
Esperarme a mi umbral con cada turbia
Tarde[22] de[23] otoño, y silenciosa[24]
Irme tejiendo con helados copos
Mi manto funeral,[25]
No di al olvido[26]
Las armas del amor: no de otra púrpura
Vestí que de mi sangre,[27] abre los brazos,
Listo estoy, madre Muerte:[28] al juez me lleva!
Hijo!… Qué imagen miro? qué llorosa
Visión rompe la sombra,[29] y blandamente
Como con luz de estrella la ilumina?
Hijo!… qué me demandan tus abiertos
Brazos? a[30] qué descubres[31] tu afligido
Pecho? por qué me muestras tus desnudos
Pies, aún no heridos, y las tenues[32] manos blancas[33]
Vuelves a mí, tristísimo gimiendo?[34]…
Cesa! calla! reposa! vive!:[35] el padre
No ha de morir hasta que a la ardua lucha
Rico de todas armas lance al hijo!—
Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas
De los abrazos de la muerte oscura
Y de su manto funeral me libren!
New York. 1882.
[Mc. en CEM]
Tomado de José Martí: “Canto de otoño [A]”, Versos libres, Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, t. 14, pp. 114-118.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Mecanuscrito en tinta azul. De este poema hay dos versiones: la presente, identificada con la letra A, y la que se publica a continuación, con la letra B.
Véase Emilio de Armas: “Tres momentos en la modernidad de los Versos libres: ‘Pollice verso’, ‘Canto de otoño’ y ‘Estrofa nueva’”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, no. 12, pp. 213-234. (N. del E. del sitio web).
[2] Esta palabra manuscrita con tinta negra, encima de, tachado: “enjuto”.
[3] Variante:
De la oscura labor en q. el
pan gano / De mi estéril
labor, triste y oscura,
[4] Esta palabra escrita con lápiz en el margen derecho a continuación de, tachado: “amparo”. Este verso y el anterior unidos por una línea.
[5] Esta palabra escrita con tinta negra encima de, tachado: “desgarrado”.
[6] Tachado a continuación: “mas la Muerte / Cual boa es, [variante escrita con tinta negra: ‘constrictor’] que con su aliento apaga / El juicio de sus presas, [tachado a continuación con una línea en tinta negra, hasta ‘ojos’] y les turba / Los desmayados ojos, y les rinde / [tachadas las dos palabras siguientes con una línea en tinta negra] Frutas sin jugo, almas sin voz, en tierra!:”.
[7] Estas tres últimas palabras y el verso siguiente manuscritos con tinta negra en el margen superior del papel. Ocupa este lugar porque así lo indica una línea.
[8] Esta palabra añadida con lápiz en el margen derecho, después de: “colosales”. A continuación el dibujo que se muestra.
[9] Encima de esta palabra, escrito y tachado con tinta azul: “azorados”.
[10] Como el frutal sus
frutos
Este verso añadido con lápiz en el margen derecho a continuación del verso anterior. Las dos últimas palabras mecanuscritas y subrayadas con lápiz.
[11] A continuación, tachado y escrito con tinta negra: “de lo y [palabra ininteligible]”.
[12] Esta palabra añadida con tinta negra, encima de: “Que”.
[13] Esta palabra añadida con lápiz en el margen derecho del verso.
[14] El signo de admiración añadido con tinta negra.
[15] Antiguo nombre, según la tradición judía, de Jerusalén, Palestina.
[16] “[…] el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos”. [JM: “Un paseo por la tierra de los anamitas”, Nueva York, octubre de 1889, La Edad de Oro. Edición facsimilar, ob. cit., p. 99. (N. del E. del sitio web)].
[17] Esta palabra añadida con tinta negra sobre la coma de “tristes” en el verso siguiente. Ocupa este lugar porque así lo indica una línea con la misma tinta.
[18] Los siguientes versos tachados con una línea en tinta negra: “Viva bien el que quiera ahorrar la odiosa / Vida de penitencia que en castigo / A mal vivir esta áspera de prueba / Los grandes jueces de la sombra imponen!”.
[19] La “s” escrita sobre “ch”.
[20] El comienzo de este verso escrito encima de, tachado: “Del torvo tribunal a”. Debajo palabras ininteligibles. Al final del verso, sin tachar: “Cual soldado”.
[21] Esta palabra y las dos anteriores escritas con lápiz, encima de, tachado: “revolverse y”.
[22] Tachado al inicio de este verso: “Húmeda”.
[23] Tachada una “l” al final de esta palabra.
[24] Esta palabra escrita con lápiz en el margen derecho del verso. A continuación, tachado: “puede” y “[palabra ininteligible] en la mortaja / con”.
[25] Tachado a continuación: “porque con ellos”. También aparecen tachados los dos versos siguientes: “Al primer mes del duro invierno muera / No lidié mal: no abandoné a la herrumbre”.
[26] Este verso que inicia una nueva hoja, añadido con lápiz en el margen superior del papel.
[27] Tachado a continuación, con una línea transversal: “,—y a estos reyes / Que de su sangre visten, es seguro / Que no cierra su puerta el alto reino!”.
[28] A continuación, tachado: “Dame sueño mortal”.
[29] La coma añadida con lápiz.
[30] Esta palabra añadida con lápiz.
[31] Esta palabra escrita con lápiz debajo de, tachado: “me señalas”. Encima de la tachadura, también tachado, con lápiz: “muestras”.
[32] Encima de esta palabra, escrito con tinta verde y tachado con lápiz: “flacas”.
[33] Esta palabra añadida con lápiz junto a, tachado: “flacas”.
[34] Esta palabra y la anterior, señaladas con una cruz y dos líneas.
[35] “La imagen nos deja impasibles, desligados. Ocurre en otro mundo. La vemos por una apertura que es como una silenciosa indiscreción. Las visiones en cambio, aunque también separadas esencialmente de nuestra vida, se agolpan contra nuestra mirada como contra un cristal, en un intento imposible de relacionarse activamente con nosotros. La imagen es silenciosa y desinteresada; la visión, muda e intencionada: viene para algo. Hay siempre un sabor dramático e imposible en las visiones. Por eso el poeta de imágenes —como Rimbaud, mientras no cae en el reverso infernal de las alucinaciones— goza de una especie de beatitud que detiene la sucesión; en tanto el poeta de visiones luce móvil, activo e integrador como Whitman en sus cantos simultáneos, o dramático y jadeante como a veces Martí: ‘¡Oh, qué visión tremenda! ¡oh, qué terrible / Procesión de culpables!’ Pero es sobre todo extraordinario aquel momento de ‘Canto de otoño’ en que se abre un vacío en el impulso y el hervor poemático, y de golpe, como si el poeta se viera obligado a volver la mirada hacia otro sitio porque ha sentido la palidez, el brillo y el silencio de la aparición, exclama: ‘Hijo!…’ […] / Nótese el lenguaje angustioso de la visión: como abre los brazos, descubre el pecho, muestra los pies desnudos, vuelve las manos, gime sin sonido, y todo ello con una lejana elocuencia impedida, con una inmediatez intocable, con una lentitud de aparición que no puede entrar en el tiempo psicológico del poeta. Siento, me atrevo a decirlo, algo imponderablemente shakesperiano en este pasaje. (Cintio Vitier: “Los Versos libres” (1953). Citado en Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva; prólogo de Abel Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, p. 204).