CALIXTO GARCÍA, VIVE

Calixto García, Vive

El héroe de Auras[1] no ha muerto; el que en la noche silenciosa, al nacer de nuestra independencia, oía de adentro de la casa solariega los rumores del hogar dormido, de los hijos y de la mujer, y afuera el convite a la muerte y al honor, y dejó el hogar solo, y se fue al convite; el que, cuando la sorpresa y los celos nacidos de la guerra larga y abandonada, dieron en el Zanjón con la primera república de Cuba, se alzó en la soledad. y desplegó en ella sin miedo la bandera rendida; el que con igual cuidado estudia las leyes de la paz y las de la guerra, y en la defensa de la patria ganó ya tanta honra que ni él mismo se lo pudiera arrebatar,—no ha muerto. El cable, ligero o interesado, anunció falsamente su suicidio. La noticia, con rara tenacidad, quedó en pie sin que nadie la desmintiera. Patria dijo[2] la palabra de amor debida al héroe. La madre,[3] el cariño que no acaba, preguntó a Madrid por su hijo, y Calixto García le responde desde Madrid: “estoy vivo”. ¿Quién que sepa de gratitud extrañará la alegría de nuestro corazón cubano? En la vida de un hombre que en las batallas de la redención encarnó un día a su pueblo; que, en la contienda del valor que se sacrifica con la desidia que lo muerde, enriqueció las glorias patrias con hechos de valor supremo; que, en la pelea de su pueblo envilecido con el amo que se lo come y envilece, no le sirvió el plato al amo, sino le clavó la espada en el apetito ¿qué importarían, aunque los hubiese, un gesto brusco, un desdén inoportuno, un error de concepto, justificado acaso por la impaciencia y la hombría, o un rasguño en las botas de camino?

     Feliz ha sido, por otra parte, la equivocación de la muerte, puesto que por ella, allá en los fríos acuchillados de Madrid, habrá podido ver el hombre de la Revolución cómo sus hermanos lo aman y veneran, cómo—en el seguro de su tumba—ni sus compañeros de ayer ni los hijos de sus compañeros tuvieron para él más que palabras de cariño y de gloria.

Patria, Nueva York, 27 de enero de 1894, no. 96, p. 3; OC, t. 4, pp. 465-466.3


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] El combate de Auras tuvo lugar en la madrugada del 10 de abril de 1873, cuando los patriotas cubanos, dirigidos por el general Calixto García, atacaron y ocuparon ese pueblo situado entre las ciudades de Holguín y Gibara. (Tomado de OCEC, t. 6, p. 255).

[2] Véase el artículo “Calixto García Íñiguez” publicado en Patria, Nueva York, el 16 enero de 1894, no. 94, p. 2 o en OC, t. 4, pp. 464-465.

[3] Lucía Íñiguez.