A COCOLA EN SUS NATALES

No sé que tiene el amor,
Cocola, de pudoroso,
Que dice el labio amoroso
Mal lo que siente mejor.

     Mas no sé lo que tus ojos
Tienen, que mi labio animan,
Y aunque temores me opriman
Y me fatiguen enojos,

     Al labio del alma brota
Un cantar sencillo y blando,
Que como va murmurando
Tu nombre, parece nota

     De misterioso laúd
Pulsado en noche serena
Por la hermosa mano buena
Del ángel de la virtud.

     Yo no sé qué puro aroma
Tiene tu hogar, que parece
Que aquí la vida amanece
Entre plumas de paloma.

     Pero sé que cuando llego
Cansado y entristecido
Pidiendo a mi pecho herido
Para luchar nuevo fuego;

     O cuando, mudo de espanto,
Presencio un drama sombrío
De esos del alma, que es río
De ondas negras, y de llanto;

     Cuando de infamias ajenas
Traigo la frente cargada
Y el alma triste agitada
Del ansia de curar penas,

     Como si un ave rozara
Con blanca sedosa pluma
—¡Espuma que besa a espuma!—
De un lago azul el agua clara,

     Siento brisa generosa
Que mi amargura suaviza,
Y una palabra que hechiza
Y una mirada sedosa,

     Y fuerte para luchar
Y seguro de vencer,
Siempre que te vengo a ver
Salgo fiero de tu hogar.

     Guárdete Dios —niña mía—
De tocar tu frente honrada
Con tanta frente manchada
En esta vida sombría.

     Y de buenos adorada
Y entre virtudes mecida,
Sé siempre, niña querida,
Por virtudes coronada.

1ro de abril de 1880

[OC, t. 17, pp. 179-181]

Tomado de José Martí: “A Cocola en sus natales”, Versos de circunstancias, Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, t. 15, pp. 210-211.