Sé de brazos robustos, Blandos, fragantes; Y sé que cuando envuelven El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa Besada, se abre, Y en su propio perfume Lánguido exhálase. Ricas en sangre nueva Las sienes laten; Mueven las rojas plumas Internas aves; Sobre la piel, curtida De humanos aires, Mariposas inquietas Sus alas baten; Savia de rosa enciende Las muertas carnes!— Y yo doy los redondos Brazos fragantes, Por dos brazos menudos Que halarme saben, Y a mi pálido cuello Recios colgarse, Y de místicos lirios Collar labrarme! ¡Lejos de mí por siempre, Brazos fragantes!
Tomado de José Martí: “Brazos fragantes”, Ismaelillo, Nueva York, 1882, Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, t. 14, p. 21.