WENDELL PHILLIPS

Acaso recuerdan los lectores de La América que en el número de marzo se publicó en este periódico un artículo en que, como de pasada y muy en concreto, se reseñaba la extraordinaria y limpia vida de Wendell Phillips, el famoso orador norteamericano, que mereció bien su fama, puesto que si fueron de oro sus palabras, todavía más que de oro fueron sus hechos.—Un orador brilla por lo que habla; pero definitivamente queda por lo que hace. Si no sustenta con sus actos sus frases, aún antes de morir viene a tierra, porque ha estado de pie sobre columnas de humo.

     En los Estados Unidos es famoso, como una especie de Charles Lamb para los norteamericanos, el escritor y orador George W. Curtis, por su cincelado estilo, su juicio sano, su lenguaje que no rehúye imágenes, y cierta puritánica entereza que luce aquí tanto más cuanto que ya quedan pocos que la posean. Más culto escritor y más elegante orador no lo tienen ahora los Estados Unidos, que por estas razones lo eligieron para pronunciar el elogio fúnebre de Wendell Phillips. Lo pronunció, y es como suyo: en estilo, un modelo; en espíritu, amoroso; en su crítica, justo. Tiénese el elogio como el veredicto que en los Estados Unidos pronuncian definitivamente sobre la vida del abolicionista formidable.

     Como con las razas varían los criterios, y como La América peca más de amante que de insidiosa, hubiéramos temido, y temíamos, que nuestra apreciación de Wendell Phillips difiriese grandemente de la que en justicia hicieran de él los hombres de su propio pueblo. Pero ahora, no solo vemos con gozo que en todos sus puntos coinciden, tanto en la alabanza como en las razones que damos para algunas deficiencias del orador, el juicio de La América y el de George W. Curtis, sino que este caballero se sirve decirnos en carta bondadosa:[1] “Me es sumamente agradable ver que en nada difieren la apreciación de Vd. y la mía sobre el gran orador”.

 La América, Nueva York, mayo de 1884.

Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, t. 19, p. 213.

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Nota:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Se desconoce el destino de esta carta. (N. del E. del sitio web).