Traidor! Con qué arma de oro Me has cautivado? Pues yo tengo coraza De hierro áspero. Hiela el dolor: el pecho Trueca en peñasco. Y así como la nieve, Del sol al blando Rayo, suelta el magnífico Manto plateado, Y salta en hilo alegre Al valle pálido, Y las rosillas nuevas Riega magnánimo;— Así, guerrero fúlgido, Roto a tu paso, Humildoso y alegre Rueda el peñasco; Y cual lebrel sumiso Busca saltando A la rosilla nueva Del valle pálido.
Tomado de José Martí: “Rosilla nueva”, Ismaelillo, Nueva York, 1882, Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2007, p. 46.
[1] Errata en la edición príncipe: “Rosilla”. Véanse las dos versiones de este poema en “Versos de Ismaelillo en Cuadernos de apuntes”, pp. 75-76 y 77.