[Nueva York] 11 de mayo [de 1887].
Este vapor te lleva los grabados, que acaso recibas de las mismas manos que esta carta, pues ella y el paquete los entrego a mi buen amigo Trujillo.
Ante todo he de decirte que acabo de tener una gran contrariedad, con la noticia de que el estimadísimo Sr. Izaguirre perdió las cartas que llevaba pa La Lucha, con las cuales iba una mía para ti,[2] en que te explicaba largamente mis dificultades sobre el trabajo[3] que ya hoy te va hecho, y mis determinaciones sobre él, así como la real prisa con que hemos andado—amigo, dibujantes y grabadores —en lo que desde allá te habrá parecido que iba despacio. También allí te decía que Trujillo, conversando sobre el encargo, se había ofrecido bondadosamente, para evitarte giros y pequeñeces de comercio, adelantarme aquí los $132 que cuestan los dos grabados, cuya suma reembolsarías tú ahí al Director[4] de La Lucha, por cuya cuenta creyó Trujillo oportuno adelantármelos.—Quedan pagos, pues. Ahora, a las láminas.—
El autor de la cubierta es Demarest,[5] uno de los grabadores en madera de más fama y trabajo en New York. Te van el cliché, que se usará para imprimir, y el grabado original de que se ha obtenido, donde verás lo delicado de la labor. En mi carta te contaba los lances por que pasó este dibujo. Tu carta,[6] que debió llegar a mis manos el lunes, llegó, sin causa explicada, el miércoles. Ya en la noche del miércoles tenía vistos a diversos artistas que habían de someterme planes distintos para escoger, sin perder tiempo, el que me pareciese más apropiado. Encargué de esto a varios; a tres casas principales, de diversos sistemas,—a un cubano que no me presentó dibujo,—y a dos artistas modestos. Vilezas y extravagancias fue lo que me trajeron del sábado al lunes. Pero ya yo el sábado había visto a Demarest, que aunque es el que me pidió más tiempo, desde el principio, me pareció, como que trabaja aquí pa las mejores revistas ilustradas, que era el único capaz de hacer algo visible.—Genio, te decía en mi carta, hubiese sido necesario; pero ¿dónde encontrarlo? Acepté al fin, por digno y cuidadoso, el plan de Demarest, y ese es el que te va, con mi vivo deseo de que te guste. Costó $42. Trabajó para acabarlo en tpo.[7] todo el domingo, como los de los retratos. Y te envío dos pruebas. Notarás que puso el título del libro a la cabeza, lo que no está mal, y el tuyo al pie: lo cual hizo porque de otro modo le hubiera quedado artísticamente imperfecto, por ser el título muy extenso pa que cupiese bien en la grada de abajo.
Y los retratos? Yo creo que te gustarán. Aquí la dificultad no fue solo encontrar un dibujo agraciado, y un buen reproductor de las oscuras fotografías, sino un sistema, entre los numerosos que hay, que diese un resultado bello y no te costara demasiado caro. Por un grabado en madera, Demarest me pedía $160, y otro grabador $150. El fotograbado, bueno para la obra rápida de los periódicos diarios, y mucho más barato que los demás sistemas, produce un trabajo demasiado crudo y antiartístico para cosa que merece ser cuidada.—El artotipo[8] me daba 2 000 láminas impresas, con toda la belleza y perfección de la litografía, por $50, pero necesitaba de 15 a 20 días: y tú puedes querer más de 2 000 ejemplares: Después de verlo todo, y hacerme presentar diversas orlas y grupos, decidí ocupar a Farquand y Alexander,[9] los mismos a quienes la Comisión de las fiestas de la Estatua de la Libertad[10] eligió para ilustrar el programa oficial, que era bello. El procedimiento de estos, el zinc-tipo, da como ves un trabajo de mucha delicadeza y dulzura, el modo de agrupar los retratos me satisfizo, y el precio, a pesar de lo premioso y fino de la obra, lo obtuve bajo, por razones de consideración especial; no fue ni el de $64, que me pedían los del fotograbado por su obra dura, ni el de $160 que me pedía el grabador en madera, sino $90.—Y te diré, para que recomiendes la obra, que estos artistas trabajan para los famosos periódicos ilustrados de aquí, el Century y el Harper.
Pero déjame decirte lo que ya yo sabía, y ambos grabadores me han recomendado. Y es que toda la fineza del trabajo será perdida, si allí no lo mima el prensista, y acuña y registra la página con todo esmero, lo cual no es observación vana ni pretenciosa, porque aquí se le da a esto gran importancia en las imprentas, tanto que tienen un prensista especial para las páginas de ilustraciones, cuyo efecto depende más del modo con que están niveladas y seguras para la prensa, que de la fineza del trabajo artístico. Que te saquen prueba sobre prueba, hasta que salgan como los modelos que te mando, o mejores, pues estas no son más que muestras de primera intención.—
Notarás que los bordes de algunos de los óvalos parecen quebrados. Esa fue idea del artista, para romper la monotonía de una ornamentación que por lo muy relamida hubiera parecido impropia del asunto. Traté de que ambos, el de los retratos y el de la portada, se empapasen de la triste historia.—
Gocé mucho con la carta hermosa[11] que te mandó José Ignacio Rodríguez, y ya le he escrito sobre ella.[12] ¿Pero mereces tú que t e hable yo de nada más? Solo las líneas del encargo[13] he recibido de ti desde tu primera carta, de hace más de dos meses. Ocupado estarás, ¿pero más que yo? ¿más triste que yo? De veras lo he extrañado.
Dile a Consuelo, que me quiere a mi hijo, que hoy recibí de él un diploma de colegio con su nombre impreso, como alumno notable. Tiene ocho años, y me le dan doce. Es toda mi vida. Es bueno.
Tú lo serás, cuando me escribas,
tu
[Ms. en CEM].
Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2015, t. 25, pp. 380-382.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Manuscrito en tinta negra, en 17 hojas tamaño 16 por 18,8 cm.
[2] No se ha hallado esta carta.
[3] Referencia a la gestión de coordinar las tareas de diseñadores y grabadores estadounidenses para las ilustraciones del libro El 27 de noviembre de 1871, de Fermín Valdés-Domínguez.
[6] Se desconoce el destino de esta carta. (N. del E. del sitio web).
[7] Abreviatura de tiempo.
[8] Al parecer, referencia al autotipo, sistema de clisés tipográficos que permite el grabado fotomecánico de los medios tonos.
[9] No se ha podido confirmar la existencia de una casa de grabadores en Nueva York, con ese nombre. Pudiera tratarse de Alexander W. Drake.
[10] La Libertad iluminando el mundo.
[11] Bajo el título “La opinión de Cuba” se recogen, en el número 101 del periódico Patria (Nueva York, 2 de marzo de 1894, pp. 3-4), diversas valoraciones del libro de Fermín Valdés-Domínguez y de la digna actitud patriótica de su autor, debidas a la pluma de Enrique José Varona, Esteban Borrero, Ramón Meza y Manuel Sanguily, entre otros. Se reproduce también el siguiente fragmento de la carta de José I. Rodríguez a F. Valdés-Domínguez: “En la mañana de ayer recibí por el correo un ejemplar, que un amigo me hizo el favor de mandarme, de la obra monumental que usted ha escrito, con el título El 27 de noviembre de 1871. Otro amigo me había proporcionado pocas semanas antes, más o menos contemporáneamente con su publicación, los números de La Lucha en que vieron la luz los documentos con que termina el libro.
Decir usted que lo leí de una sentada, sin más respiro que el necesario para enjugar las lágrimas, o para contener un movimiento de indignación absolutamente anticristiana, sería expresar muy débilmente la realidad de lo que pasó.
¡Qué tarea tan noble se ha impuesto usted, amigo mío, y cuán noblemente la desempeña!” (N. del E. del sitio web).
[12] No se ha hallado esta carta.
[13] Véase la carta de Fermín Valdés-Domínguez, de [marzo de 1887], donde le sugiere, a petición del director de La Lucha, que escriba un artículo sobre él y los últimos sucesos acaecidos en La Habana en relación al crimen del 27 de noviembre de 1871. [DJM, pp. 184-186. (N. del E. del sitio web)].