José Lezama Lima (1910-1976) poseyó en el más alto grado el don de la palabra poética,[1] como expresión poemática[2] y como vehículo de un pensamiento incesantemente creador de nuevos espacios cognoscitivos.[3] Esas dos corrientes de su genio, ejemplificadas en sus primeros libros Enemigo rumor (1941)[4] y Analecta del reloj (1953),[5] se mantuvieron vivas e interrelacionadas, con el enriquecedor puente de la excepcional novela Paradiso (1966),[6] hasta el final de una obra cada vez más imantada por el destino espiritual de Cuba y la posibilidad de la resurrección histórica de José Martí.[7]
La búsqueda de “un estado de concurrencia” poética realizada por Lezama a través de las revistas que culminaron en Orígenes (1944-1956),[8] mediante su magisterio amistosamente ejercido, también significó un trabajo profundo de edificación patria.[9]
(Nota de contracubierta de Cintio Vitier en el libro de su autoría Martí en Lezama, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2000).
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase Gastón Baquero: “La poesía de José Lezama Lima” (1942) y “La fijeza de José Lezama Lima” (1949), Una señal menuda sobre el pecho del astro. Ensayos, selección y prólogo de Remigio Ricardo Pavón, Holguín, Ediciones La Luz, 2014, pp. 118-126 y 127-130, respectivamente; y Jorge Luis Arcos: La solución unitiva. Sobre el pensamiento poético de José Lezama Lima, La Habana, Editorial Academia, 1990.
[2] “Lezama introduce algo vital en nuestra Poética; introduce la poesía misma cuando esta se aplicaba al mármol, la rosa, o la sociedad. Con excepción de unos pocos poemas […] toda su obra es referida a la poesía en sí y a su realización en el poema, este ‘lebrel, ligero y dividido’ en versos, sus ‘anillos y fragmentos’, que en ritmo desobediente se enemistan con el tiempo buscando la eternidad. De ahí la dificultad de entenderlo vía racional que recorre sus versos en deletreo vulgar. El hecho de referirse constantemente a la poesía, lo imposible de definir, crea una imposibilidad que prolifera infinita de poema en poema, rompiendo la lógica del lenguaje, ya que la lógica no nos puede decir qué cosa es la poesía ni tan siquiera tratar con ella. / […] Jamás en nuestras letras tuvo un poeta más seguidores y discípulos sin proponérselo, ni fue tan admirado por los que le conocieron personalmente; ni jamás se discutió tanto el idioma que usaba, ya que el castellano con Lezama sufría extraños temblores y resurgimientos”. (Oscar Hurtado: “José Lezama Lima”, Lunes de Revolución, La Habana, 12 de septiembre de 1960, no. 76, p. 15).
[3] “E1 problema de la recreación, de la realización poética del mundo, es el que ha preocupado centralmente a Lezama. Si Martí busca las leyes, si Casal expresa el desamparo, si Florit anhela la serenidad contemplativa y Ballagas canta la criatura vulnerable, Lezama quiere vivir el absoluto de la poesía, de la realidad trocada en poesía. Este aspecto vital ha sido descuidado en los acercamientos a su obra, muchas veces de apariencia cultural y hasta libresca. […] En ella, en efecto, la vida aparece imaginada (a través de la hipérbole y las asociaciones incesantes) mientras la cultura aparece vivida. Por eso, aquí un estilo asimilado vale tanto como un recuerdo, una alusión no es menos entrañable que una experiencia. Lecturas y sensaciones, imágenes mitológicas, históricas y personales, símbolos y anécdotas, se integran en el hiperbólico mundo de Lezama, buscando la resistencia de otra naturaleza, de otra naturalidad donde todo haya sido trasmutado en relaciones y sentidos poéticos”. (Cintio Vitier: “Decimotercera lección: Crecida de la ambición creadora. La poesía de José Lezama Lima y el intento de una teleología insular”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, pp. 321-322).
Véase Fina García Marruz: “La poesía es un caracol nocturno”, El orden del homenaje, Madrid, Ediciones Huso, 2018, pp. 141-183.
[4] “Partiendo de un suntuoso y orgánico metaforismo (Muerte de Narciso, 1937) que se abre rápidamente a la más vasta e imperiosa originalidad de expresión, asimilador profundo, hermético y libre de la tradición hispánica culterana y conceptista y de la obra de los simbolistas, surrealistas y católicos franceses; nutrido, en fin, como certeramente se ha dicho, de una incesante y robusta ‘erudición en estado de gracia’, Lezama Lima realiza en Enemigo Rumor el libro clave de la nueva sensibilidad. // En Enemigo Rumor la poesía se le rinde por las sucesivas invasiones que provoca, investiga y sella en términos de vehemencia levemente irónica; una especie de fabulosa cortesía torna la metáfora en mansión de lo inefable, pero es sobre todo el rumor de la gloria que desplaza, el mismo cuerpo verbal ofrecido, lo que nos detiene”. (Cintio Vitier: “José Lezama Lima”, Diez Poetas Cubanos. 1937-1947, antología, prólogo y notas de Cintio Vitier, La Habana, Ediciones Orígenes, 1948, pp. 15 y 16, respectivamente). Véase, además, del propio autor, “Niebla, rumores”, Experiencia de la poesía. Notas (1944), Obras 1. Poética, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1997, pp. 29-34.
[5] Véase Medardo Vitier: “De José Lezama Lima”, Valoraciones I, Universidad Central de Las Villas, 1960, pp. 248-252.
[6] José Lezama Lima: Paradiso, edición crítica, coordinador Cintio Vitier, Madrid, Cátedra, 1988. Véase Margarita Mateo: Paradiso. La aventura mítica, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002.
[7] Véase José Lezama Lima: “Secularidad de José Martí”, Orígenes. Revista de Arte y Literatura, La Habana, 1953, año X, no. 33, pp. 3-4; “La sentencia de Martí”, Tratados en La Habana (1958), La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2014, pp. 271-275; “[La última era imaginaria…]” (1960), “A partir de la poesía”, La cantidad hechizada (1970), La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2014, pp. 59-61; “[En José Martí culminaron…]”, “Prólogo a la Antología de la poesía cubana” (1965), La cantidad hechizada, ob. cit., pp. 315-319; “[La poesía se apodera de la sacralidad…]”, “Paralelos. La pintura y la poesía en Cuba (siglos XVIII y XIX)” (1966), La cantidad hechizada, ob. cit., pp. 222-230; “Palabras para los jóvenes” (El Caimán Barbudo, La Habana, abril de 1968), Imagen y posibilidad, selección, prólogo y notas de Ciro Bianchi Ross, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1981, pp. 124-126; y “Pan diamantino para muchos otros amaneceres”, en Félix Guerra: Para leer debajo de un sicomoro. Entrevistas con José Lezama Lima, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, pp. 17-24 y 61-63.
Otros textos relacionados:
- Martí en Lezama, compilación de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2000.
- Cintio Vitier: “Martí y Darío en Lezama”, Casa de las Américas, La Habana, septiembre-octubre de 1985, no. 152, pp. 4‑13.
- Alejandra Riccio: “El Diario de Martí en José Lezama Lima”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1985, no. 8, pp. 255-259.
- Alejandra Riccio: “Lezama y la posibilidad infinita de Martí”, Unión, no. 3, La Habana, 1987.
- Gustavo Pita Céspedes: “Las tres filosofías de Orígenes”, Contracorriente, La Habana, 1996, año 2, no. 3, pp. 36-41.
- Mirta Pernas: “Trascendencia de Martí desde la mirada poética de José Lezama Lima”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1997, no. 20, pp. 99–110.
- Mirta Pernas: “Martí desde Lezama, en el invisible inmediato de la poesía”, Universidad de la Habana, enero-diciembre de 1998, no. 245, pp. 203-209.
- Lina Rosa Ferradás Peñarroche: “Martí en Orígenes”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2000, no. 23, pp. 116-139.
- Carmen Suárez León: “Ceremoniales de Lezama a los Diarios de José Martí”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, julio-diciembre de 2010.
- Mercedes Santos Moray: “Martí en Orígenes: Lezama Lima”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, julio-diciembre de 2010.
- Carmen Suárez León: “Lezama y Martí. Absortos ante el espejo de sus apuntes”, Unión, La Habana, 2011, no. 70, pp. 14‑17.
- Kamila Orizondo: “Historia de Narciso, reflejo del Taita”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2016, no. 39, pp. 195-204.
- Caridad Atencio: José Martí y Lezama Lima, la poesía como vaso comunicante, 2da, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2017.
- Madeline Cámara: “José Lezama Lima y María Zambrano leen a José Martí”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2019, no. 41, pp. 304-317.
[8] “No le interesa a Orígenes formular un programa, sino ir lanzando las flechas de su propia estela. Como no cambiamos con las estaciones, no tenemos que justificar en extensos alegatos una piel de camaleón. No nos interesan superficiales mutaciones, sino ir subrayando la toma de posesión del ser. Queremos situarnos cerca de aquellas fuerzas de creación, de todo fuerte nacimiento, donde hay que ir a buscar la pureza o impureza, la cualidad o descalificación de todo arte. Toda obra ofrecida dentro del tipo humanista de cultura, o es una creación en la que el hombre muestra su tensión, su fiebre, sus momentos más vigilados y valiosos, o es, por el contrario, una manifestación banal de decorativa simpleza. Nos interesa fundamentalmente aquellos momentos de creación en los que el germen se convierte en criatura y lo desconocido va siendo poseído en la medida en que esto es posible y en que no engendra una desdichada arrogancia”. (José Lezama Lima: “Orígenes”, Orígenes. Revista de Arte y Literatura, La Habana, primavera de 1944, año I, núm. 1, p. 5).
“Orígenes es algo más que una generación literaria o artística, es un estado organizado frente al tiempo. Representa un mínimum de criterios operantes en lo artístico y en las relaciones de la persona con su circunstancia. Será siempre, o intentará serlo en forma que por lo menos sus deseos sean a la postre sus realizaciones, un estado de concurrencia, liberado de esa dependencia cronológica que parece ser el marchamo de lo generacional. Desde hace más de quince años, eso que ahora se llama Orígenes, y que antaño se llamó Verbum, Espuela de Plata, Clavileño, Nadie Parecía, se muestra en su fase de riesgo y creación, olvidando el disfrute de todo declive crítico y el regusto de lo adquirido y acariciado. Esa concurrencia operada en Orígenes, se debía a su especial manera de trabajar la historia secreta, que existirá siempre que entre nosotros existan cuadrilleros, momentáneamente invisibles, que laboren dentro de la visión poética del acto naciente, de la poesía como búsqueda de la sustancia irradiante, o del protón pseudos”. (José Lezama Lima: “Alrededores de una Antología”, Orígenes. Revista de Arte y Literatura, La Habana, 1952, año 9, no. 31, p. 64).
[9] “Un hecho como el de la revista Orígenes constituye una forma suprema de heroísmo donde todo invita a no seguir, a cambiar de rumbo, a ‘ganarse la vida’ haciendo cualesquiera de esas incultas y anti-inteligentes tareas remunerativas: periodismo, televisión, radio. Y quien dice revista Orígenes dice José Lezama Lima. Encarna él una actitud incomprensible por ahora y en el ahora que vivimos, ya que lo cómodo es lo otro, halagar las pasiones públicas, unirse a los gobiernos y a las oposiciones, bailar al son del pandero que en un sitio o en otro pueda atraernos las miradas y los aplausos de la mayoría. […] / Ignorar que de una actitud así están hechas las páginas mejores de la historia cultural de cualquier país es ignorar demasiado. […] / Cuando todo parece igualmente pasar y morir, se advierte que hay algo resistente, extraño a la desaparición y al polvo de la tumba. Ese algo es el fruto del espíritu, el producto de la obra realizada con los materiales indestructibles de la pura inteligencia y la pura creación”. (Gastón Baquero: “De la continuidad en el esfuerzo cultural: Orígenes” (Diario de la Marina, 6 de marzo de 1955), Paginario disperso, selección e introducción de Carlos Espinosa Domínguez, La Habana, Ediciones UNIÓN, 2014, pp. 75-76).
“Porque si de hablar de los méritos de ese grupo se trata hay que subrayar de inmediato que uno de los principales es precisamente el de haber conquistado para nuestra alma colectiva ese estrato de los símbolos o enigmas que —a veces como traumas, a veces como revelaciones históricas— tenemos que interpretar en el proceso de nuestro autoconocimiento como pueblo”. (Gustavo Pita Céspedes: “Las tres filosofías de Orígenes”, Contracorriente, La Habana, 1996, año 2, no. 3, p. 36).
“Más que una revista, un grupo literario o un círculo intelectual, Orígenes fue una forma de pensar, un modo de hacer y creer y hasta una actitud ante la vida durante varias décadas. El escritor prefirió llamarlo ‘estado de concurrencia poética’ o ‘taller renacentista’ y destacó, como su mérito esencial, la coralidad del empeño. En la presentación del primer número de la revista homónima, el poeta escribía: ‘Queremos situarnos cerca de aquellas fuerzas de creación, de todo fuerte nacimiento, donde hay que ir a buscar la pureza o la impureza, la cualidad o descalificación de todo arte’. Esta vuelta a lo fundacional está presidida por una visión humanista del arte, asumido a la vez como revelación de la más alta belleza y como perfeccionamiento del hombre en el ejercicio del bien”. (Roberto Méndez Martínez: “Orígenes, destino y expresión poética”, Espacio Laical, La Habana, 2009, no. 4, p. 103).
Otros textos relacionados:
- Cintio Vitier: “Palabras de apertura”, Coloquio Internacional Cincuentenario de Orígenes, Casa de las Américas, La Habana, junio de 1994; Credo, año I, núm. 3, La Habana, octubre de 1994.
- Cintio Vitier: Para llegar a Orígenes, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1994.
- Cintio Vitier: “La aventura de Orígenes”, Fascinación de la memoria, transcripción, selección y prólogo de Iván González Cruz, La Habana-Madrid, Editorial Letras Cubanas, 1994.
- Fina García Marruz: La familia de Orígenes, La Habana, Ediciones Unión, 1997.
- Cintio Vitier: “Orígenes es una fábula”, entrevista de Ciro Bianchi Ross, Oficio de intruso, La Habana, Ediciones Unión, 1999, pp. 87-101.
- Jorge Luis Arcos: Orígenes: la pobreza irradiante, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1994.
- Reynaldo González: “Orígenes y un debate necesario”, Espiral de interrogantes, La Habana, Ediciones Boloña, 2004, pp. 341-358.