José Jacinto Milanés (1814-1863)

José Jacinto Milanés

Escritor cubano, una de las figuras principales de la primera generación romántica de la Isla.[1] Nació en Matanzas, hijo mayor de una familia numerosa con modestos recursos económicos. Realizó estudios primarios y aprendió latín en la escuela de Ambrosio José González, pero gran parte de su educación la debió a su esfuerzo personal. Entabló una importante amistad con Domingo del Monte, en 1834, cuando este crítico se radicó en Matanzas. Dos años después —ya de vuelta en La Habana Del Monte— lo invitó a visitar su casa; allí el poeta se relacionó con los escritores que frecuentaban la tertulia delmontina y amplió su cultura clásica y moderna gracias a la amplia biblioteca de su anfitrión. Así comenzó el más fructífero período en su carrera de escritor (1836-1843), pues su firma llegó a aparecer en casi todas las revistas de la capital y de Matanzas.

     Su drama El conde Alarcos se estrenó en La Habana, con éxito de crítica,[2] en 1838, acontecimiento que, sin embargo, le provocó una crisis nerviosa. Dicha obra constituye una de las primeras manifestaciones del romanticismo en el teatro en lengua española.

     En 1839 fue víctima de fiebres cerebrales que lo redujeron al estado de invalidez durante dos meses. Terminó su obra Un poeta en la corte en 1840, pero la censura impidió que se editara hasta 1846. Aquel mismo año comenzó a publicar El mirón cubano, cuadros de costumbres realizados en verso, que constituyen un antecedente del teatro costumbrista cubano, y cuya publicación continuó durante los años 1841 y 1842.

     En 1841, junto con su hermano Federico, publicó bajo seudónimo, Los cantares del montero. Enamorado de una prima, rompió un compromiso que tenía desde hacía diez años, pero fue rechazado por la familia de su prima. A este hecho se atribuyen las primeras manifestaciones de un desequilibrio mental, aunque algunos aducen factores hereditarios y otros lo suponen afectado por los horrores de la represión que desataron las autoridades coloniales contra los esclavos y la población más pobre de Matanzas, acusándolos de conspirar contra el poder establecido.

     En compañía de Federico inició en 1846 un viaje por Estados Unidos, Inglaterra y Francia, costeado por sus admiradores y amigos, con el propósito de contribuir a su restablecimiento. Algo mejorado, regresó a Cuba en 1849, pero en 1852 sufrió una crisis que lo hizo caer en un mutismo casi completo, hasta que murió once años más tarde. Entre sus poemas alcanzaron gran resonancia “La madrugada”, “El beso”, “El mar”, “La tarde”, “El mendigo”, “La fuga de la tórtola” y “De codos en el puente”.

     José Martí en un apunte personal alabó “la dulzura del loco de Matanzas”[3] y se dolió en las páginas de Patria, de la tristeza del corazón[4] del hombre al que llamó “el poeta puro”.[5]

     Véase el estudio de Salvador Arias: “Martí y José Jacinto Milanés, el ‘poeta puro’”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2014, no. 37, pp. 46-53.

[Tomado de OCEC, t. 5, p. 343. (Nota modificada por el E. del sitio web)].[6]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Si en Heredia nuestra poesía cobra conciencia de la moral pública como torcedor íntimo del alma, en Milanés se sensibiliza para el problema estrictamente personal de la pureza”. (Cintio Vitier: “Acentos de José Jacinto Milanés. Su hermano Federico”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, p. 85).

De acuerdo con el reconocido criterio de José Lezama Lima, Milanés es “uno de nuestros principales poetas”. [“Prólogo a una antología” (Antología de la poesía cubana, 3 t., La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965), La cantidad hechizada, La Habana, Letras Cubanas, 2014 (edición digital), p. 274].

[2] David Leyva González: “Tres audaces obras del teatro cubano”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2014, no. 37, pp. 60-65. [Baltasar, El Conde Alarcos y Abdala].

[3] JM: Fragmentos, OC, t. 22, p. 165.

[4] JM: “En casa”, Patria, Nueva York, 30 de abril de 1892, no. 8, p. 4; OC, t. 5, p. 355.

[5] JM: “Poesía dramática americana”, El Porvenir, Guatemala, 25 de febrero de 1878, OCEC, t. 5, p. 228.

[“La poesía pura en otro sentido, la poseía de lo puro, de lo virginal e idílico, es el regalo invencible del obsedido Milanés, el sello de su candor provinciano y paradisíaco”. (Cintio Vitier: “Poetas cubanos del siglo XIX. Semblanzas” (1968), Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, p. 224)].

[6] Bibliografía:

  • Ramón de Palma: “Obras de D. José Jacinto Milanés”, Revista del Pueblo, La Habana, 3ª. época, nos. 20 y 21, jul. 30 y ago. 15, 1866. Reproducido en Cuba en la UNESCO. (Nueva etapa), a. 5, no. 6, ago. 1964, pp. 31-41.
  • Domingo Figarola-Caneda: “Milanés y Plácido”, Cuba Contemporánea, La Habana, 1914. Reproducido en su Plácido (poeta cubano), La Habana, Imp. El Siglo XX, 1922, pp. 195-231.
  • Cintio Vitier: “Acentos de José Jacinto Milanés. Su hermano Federico”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel E. Prieto, La Habana, Editorial de Letras Cubanas, 1998, pp. 85-102.
  • José Jacinto Milanés: Obras completas. Edición del centenario, La Habana, Editora del Consejo Nacional de Cultura, 1963, 2 t.
  • Antología lírica de José Jacinto Milanés, selección y prólogo de Salvador Arias, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1975.
  • Salvador Arias: “Notas para una filiación: José Jacinto Milanés en los Versos sencillos de José Martí”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1996, no. 19, pp. 202-208.
  • Abelardo Estorino: “José Jacinto Milanés visita las tertulias delmontinas” (discurso de bienvenida como académico de número), Boletín de la Academia Cubana de la Lengua, La Habana, enero-diciembre de 2004-2006.