José Francisco Martí Zayas-Bazán; Pepito (1878-1945)

Hijo de José Martí y de Carmen Zayas-Bazán. Nació en La Habana el 22 de noviembre de 1878[1]. Fue bautizado en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Monserrate, el 6 de abril de 1879. Sus padrinos fueron Francisco Zayas-Bazán y Leonor Pérez Cabrera, abuelos, paterno y materna, respectivamente.
El 25 de septiembre de 1879, al salir Martí nuevamente deportado a España por sus actividades conspirativas, Pepito quedó en Cuba junto a su madre, y residieron en Camagüey hasta el 3 de marzo de 1880, cuando ambos llegaron a Nueva York para reunirse con su padre. El niño regresó a Camagüey con la madre el 21 de octubre de ese mismo año. No obstante, la crisis que envolvió al matrimonio desde entonces, la madre y el hijo volvieron a reunirse con Martí en Nueva York, desde diciembre de 1882 hasta marzo de 1885, y desde el 30 de junio de 1891 hasta la separación definitiva, que tuvo lugar al retornar Carmen y Pepito a Cuba el 27 de agosto de ese año.[2]
Estudió en las Escuelas Pías de Camagüey, y allí se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras. Siendo un adolescente, José Francisco se unió a los grupos de conspiradores que hacían prácticas de tiro en las afueras de Camagüey. Al iniciarse la Guerra de Independencia, Carmen y José Francisco residían en La Habana y el jovencito había ingresado en La Universidad de La Habana, en la Licenciatura en Derecho Civil y Canónico, en el curso 1894-95. Después de conocer la noticia de la muerte de su padre, partió con su madre a los Estados Unidos, y vivió en la localidad de Far Rockaway, estado de Nueva Jersey. La madre le confió la custodia al doctor Corrualles, para que realizara sus estudios en un centro de educación superior en la ciudad de Troy.
Partió a Nueva York y consiguió enrolarse en una expedición hacia Cuba. Se incorporó a la guerra como soldado a las órdenes del mayor general Calixto García, en cuya tropa, según se ha dicho, le fue asignado el caballo que montaba su padre al caer en combate, pero lo rehusó al no considerarse merecedor de tan alto mérito. El 22 de abril de 1897 fue ascendido a subteniente en Flores de Holguín, y luego, el 30 de agosto de ese mismo año, siempre por méritos de guerra, a primer teniente. Este último ascenso lo ganó con su participación como artillero en la toma de Las Tunas, donde las explosiones de la pieza que operaba le afectaron la audición para toda la vida, y Calixto García hizo constar que la nueva jerarquía se le había otorgado “por su heroico comportamiento”. Terminó la guerra con el grado de capitán, reconocido desde el 18 de agosto de 1898, y con las medallas del Ejército Libertador y del Mérito Militar.
Al cesar las operaciones militares en 1898 fue enviado a Estados Unidos con un mensaje de Calixto García para Tomás Estrada Palma, y regresó ese mismo año a Cuba acompañado de su madre. Ante la difícil situación económica familiar, se tuvo que emplear en la Aduana de La Habana, primero, y como bibliotecario después. El 20 de mayo de 1902, en las ceremonias de instauración de la República, el capitán José Francisco Martí Zayas-Bazán manda un regimiento de artillería en el desfile militar. De 1902 a 1906 estuvo en el regimiento de artillería de costa y llegó a ocupar el cargo de cuartelmaestre. Durante la segunda intervención, fue ayudante de campo de William Taft y del gobernador provisional Charles Magoon.
Al reinstaurarse la República, trabajó en el Estado Mayor del Ejército y ocupó diferentes cargos y grados hasta mayor general y jefe del mismo. Fue designado comisionado especial del gobierno de Cuba para representar a la Isla en la inauguración del ferrocarril de la península de la Florida a Cayo Hueso, en 1916. Formó parte del grupo de oficiales que creó el Boletín del Ejército, revista mensual en la que se hizo cargo de la sección de información, la que tenía como objetivo difundir el conocimiento de las organizaciones militares extranjeras y dar a conocer la cubana. Durante el gobierno de Mario García Menocal se licenció del ejército.
En 1916 se casó con Teresa Bances y Fernández-Criado (1890-1980), con quien no tuvo descendencia. Falleció a los 66 años de edad, a consecuencia de una infección pulmonar en su propio hogar, el 22 de octubre de 1945. Se le rindieron honores militares y el gobierno decretó duelo oficial. La residencia de ambos, en el barrio habanero de El Vedado, es actualmente la sede del Centro de Estudios Martianos.
Véase el artículo de Gonzalo de Quesada y Miranda: “El hijo del Apóstol” (Bohemia, 4 de noviembre de 1945) y el estudio de Marlene Vázquez Pérez: “De la futuridad de las despedidas. Martí hijo, Martí padre” (Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2012, no. 35, pp. 187-203). En el año 2004, Paula María Luzón Pi publicó Vida de Ismaelillo, La Habana, Ediciones Boloña, que Cintio Vitier considera un “diáfano resumen biográfico que nos ofrece una imagen cabal del hijo de José Martí”.[3]
[Tomado de OCEC, t. 6, pp. 241-242. (Nota biográfica modificada por el E. del sitio web)].[4]
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] En un proyecto de libro titulado “Los momentos supremos: (de mi vida, de La Vida de un Hombre: lo poco que se recuerda, como picos de montaña, de la vida: las horas que cuentan)”, Martí destaca, entre otros episodios de su vida personal, el instante en que le “enseñaron a Pepe recién nacido”. (OC, t. 18, p. 288). (N. del E. del sitio web).
[2] “En la soledad de su destierro, privado de su hijo verdadero por decisión heroica en la disyuntiva de tenerlo junto a sí al precio de abandonar su misión libertadora, o de cumplir perdiéndolo; de corazón ansioso de anclar y descansar, pero eternamente peregrino y sin raíz, se adhirió Martí desesperadamente a los hijos del azar, de la ilusión: los hijos providenciales. A todos ellos llamó hijos, a todos los amó como tales, y de todos ellos fue querido según la índole de ese parentesco de cuño arcaico —por ejemplo, el levirato—: por todos acaso más que por su hijo verdadero. Ve a su hijo en todas partes, como aparición que de súbito se le presenta bajo algún disfraz que lo desfigura. No obstante, intuye que es él, le tiende los brazos, y la visión desaparece. En el Canto de Otoño (de Versos libres), lo evoca:
En mi hijo pienso,—y de la dama oscura
Huyo sin fuerzas, devorado el pecho
De un frenético amor!
[…]
Hijo!… Qué imagen miro? qué llorosa
Visión rompe la sombra, y blandamente
Como con luz de estrella la ilumina?
Hijo!… qué me demandan tus abiertos
Brazos? a qué descubres tu afligido
Pecho? por qué me muestras tus desnudos
Pies, aún no heridos, y las tenues manos blancas
Vuelves a mí, tristísimo gimiendo?…
Cesa! calla! reposa! vive!: el padre
No ha de morir hasta que a la ardua lucha
Rico de todas armas lance al hijo!—
Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas
De los abrazos de la muerte oscura
Y de su manto funeral me libren!”
(New York. 1882).
[Ezequiel Martínez Estrada: Familia de Martí, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, Cuadernos de la Casa de las Américas, 1962, p. 40. (N. del E. del sitio web)].
[3] Cintio Vitier: “Gracias a Paula”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2004, no. 27, p. 223.
[4] Bibliografía:
- José Francisco Martí Zayas-Bazán: “Carta a Ramón Vasconcelos”, El País, 22 de mayo de 1927, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1982, no. 5, pp. 374-377.
- Gonzalo de Quesada y Miranda: “El hijo del Apóstol”, Bohemia, La Habana, 4 de noviembre de 1945.
- Roberto Pérez de Acevedo: “Cuba y el hijo del Apóstol”, Patria, La Habana, año XX, no. 11, noviembre de 1964.
- Mary Ruiz de Zárate: “El artillero José Martí Zayas Bazán”, Juventud Rebelde, La Habana, 11 de febrero de 1970.
- Mary Ruiz de Zárate: “El héroe de Tunas de Bayamo, José Martí y Zayas Bazán”, Juventud Rebelde, La Habana, 28 de enero de 1971.
- Ángel Augier: “El resplandor paternal de Martí”, Acción y poesía en José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos-Editorial Letras Cubanas, 1982.
- Jesús Orta Ruiz: “Adolescencia del hijo de Martí”, Pensamiento martiano y otros fulgores, La Habana, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1984.
- Paula María Luzón Pi: “Soy hijo y todo lo suyo me es sagrado”, Juventud Rebelde, La Habana, 12 de junio de 2000.
- “Los últimos momentos del Ismaelillo”, Juventud Rebelde, La Habana, 21 de octubre de 2000.
- Ramiro Valdés Galarraga: José Martí, sus padres y sus siete hermanas, La Habana, Editorial José Martí, 2002, pp. 120-130.
- Pedro Pablo Rodríguez: “El otro Martí: la ausencia amada”, Habanera, La Habana, 2002.
- Pedro Pablo Rodríguez: “El hijo”, De todas partes. Perfiles de José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012, pp. 13-17.
- José Martí: documentos familiares, compilación y notas de Luis García Pascual, La Habana, Ediciones Abril, 2008, pp. 299-317.
- Bárbara Marina Cruz Alba… [et. al.]: “El hijo de Martí”, Apuntes, La Habana, (Ed. Especial II), 2008.
- Paula María Luzón Pi: “El hijo de Martí”, Juventud Rebelde, La Habana, 22 de noviembre de 2008.
- Freddy Pérez Cabrera: “Ismaelillo fue un hombre justo”, Granma, La Habana, 26 de enero de 2008.
- Perla Cartaya Cotta: “Hijo amado: José Francisco Martí y Zayas-Bazán in memorian”, Palabra Nueva, La Habana, junio de 2010.
- Perla Cartaya Cotta: “Otra deuda saldada”, Palabra Nueva, La Habana, diciembre de 2012. Sobre carta de José Francisco Martí Zayas-Bazán al Sr. Ramón Vasconcelos (La Habana, mayo, 1927).
- Marlene Vázquez Pérez: “De la futuridad de las despedidas. Martí hijo, Martí padre”, ACEM, La Habana, 2012, no. 35, pp. 187-203.
- Paula María Luzón Pi: Vida de Ismaelillo. El hijo de Martí, La Habana, Editorial José Martí, 2017.