José de San Martín (1778-1850)

José de San Martín

Prócer de la independencia latinoamericana. Libertador de Argentina, Chile y Perú. En Yapeyú, en el actual territorio argentino de Corrientes, el 25 de enero de 1778, nació José Francisco de San Martín Matorras del Ser. Hijo de padres castellanos, fue llevado de niño a España (1783), estudió en el Seminario de Nobles de Madrid e inició su carrera militar como cadete en el Regimiento de Murcia (1789). Participó en las campañas de África (Melilla, Orán), en la del Rosellón (Francia) y en las de Portugal (1801-1807). Se destacó en la guerra de independencia española contra la ocupación napoleónica, en particular, en el combate de Arjonilla y, sobre todo, en la batalla de Bailén, el 19 de julio de 1808, que le valió el ascenso a teniente coronel. También participó en la batalla de Albuera, en Badajoz, en mayo de 1811, acción que no pudo impedir la casi ocupación total de España por los invasores franceses.

     En esas circunstancias, decidió regresar a su tierra natal para apoyar la liberación continental. Salió de Cádiz en septiembre de ese año, ciudad donde se había iniciado en la Logia Caballeros Racionales. De paso por Londres, estableció contactos con patriotas sudamericanos —entre ellos Andrés Bello, Luis López Méndez y Vicente Rocafuerte— en la casa donde viviera Francisco de Miranda. Llegó a Buenos Aires en los primeros días de marzo de 1812, acompañado de un grupo de oficiales criollos y europeos. Dada su amplia experiencia militar, el gobierno porteño le encargó la organización del Regimiento de Granaderos, con el que obtuvo después la victoria de San Lorenzo (3 de febrero de 1813), sobre una expedición realista procedente de Montevideo. A principios de 1814 debió sustituir al general Manuel Belgrano, derrotado en el Alto Perú, en la jefatura del Ejército del Norte; pero en octubre de ese año declinó el cargo y obtuvo la gobernación de Cuyo. Allí se dedicó, en secreto, en el campamento de Plumerillo (Mendoza), a la organización del Ejército de los Andes, destinado a la liberación de Chile y Perú.

     El 17 de enero de 1817, las fuerzas de San Martín iniciaron el riesgoso cruce de los Andes y el 12 de febrero obtuvieron la victoria de Chacabuco, que les permitió ocupar Santiago de Chile, Valparaíso y otras localidades chilenas. Después del inesperado revés de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818), logró consolidar la independencia de Chile con la victoria de Maipú (5 de abril de 1818). Emprendió entonces los preparativos para la audaz empresa de la liberación de Perú, tras haber declinado la jefatura del nuevo gobierno chileno, que le fue ofrecido por la Logia Lautaro, cargo para el que entonces fue escogido Bernardo O’Higgins. El 20 de agosto de 1820, en la flota del inglés Thomas A. Cochrane, salió de Chile rumbo a Perú, tras firmar con sus oficiales el Acta de Rancagua, que lo desligaba de todo compromiso con Buenos Aires. Después de desembarcar en Paracas y fracasadas las negociaciones con los realistas en Miraflores, el ejército bajo su mando, continuó el avance por el litoral peruano hasta controlar toda la costa del Pacífico, desde Chancay a Guayaquil, a fines de 1820, lo que obligó a los realistas a abandonar la capital peruana. A principios de julio de 1821, Lima fue ocupada por San Martín y el 28 de ese mismo mes proclamó la independencia. Unos días después le fue otorgado el poder ejecutivo con el título de Protector de la Libertad del Perú (3 de agosto).

     A pesar de estos éxitos, que incluyen la liberación de la estratégica fortaleza de El Callao (21 de septiembre de de 1812), sus fuerzas quedaron seriamente amenazadas por las tropas realistas concentradas en la sierra peruana y el Alto Perú, situación agravada por la imposibilidad de obtener refuerzos y recursos de Chile o de Buenos Aires. Además, se produjo la traición de Cochrane (6 de octubre), quien se llevó toda la flota, y le dejó en una posición muy comprometida desde el punto de vista militar. En esas condiciones, el Protector buscó el apoyo del presidente de Colombia, Simón Bolívar, con quien se entrevistó en Guayaquil el 26 y 27 de julio de 1822.

     De regreso a Lima encontró que el panorama era mucho peor, pues durante su ausencia había sido desterrado su ministro y amigo Bernardo Monteagudo y había aumentado la oposición de la élite peruana, que veía prolongarse la guerra indefinidamente y desconfiaba de sus medidas gubernamentales que incluían la ley de vientres libres a favor de los esclavos, así como la supresión de la mita y el tributo indígena. Desalentado, y considerándose además un obstáculo para la entrada de Bolívar a Perú, renunció ante el Congreso limeño, el 20 de septiembre y se marchó del país. Tras su salida de Perú residió por poco tiempo en Chile, en Mendoza y en Buenos Aires, hasta que se retiró a Europa, con su hija, en 1824. Después de un fugaz retorno a Río de la Plata, volvió al Viejo Continente, donde residió primero en Bruselas y después en Francia. Murió en Boulogne-sur-Mer, el 17 de agosto de 1850.

     José Martí consideró al “militar imperante, austero y culto, […] y tan tierno y profundo en sus afectos, que de ver tan grande hombre, se consolaban los demás de serlo”[1], el “primer capitán”[2] de la Argentina y uno de los “Tres héroes” en su revista La Edad de Oro. Para ensalzar “la figura férrea, solemne, vigilante […], docto en mundo, tierno en familia, recio en mando, maestro en virtud difícil, menos grande que desinteresado”, de “José de San Martín, padre de América”,[3] en abril de 1884, Martí escribió el artículo “Buenos y malos americanos. Fiestas en París en honor del general San Martín”,[4] y en 1891 publicó en un análisis más extenso acerca de su personalidad y sus acciones.[5] Véase, además, el ensayo de Pedro Pablo Rodríguez: Un caudillo útil. San Martín en José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012.

[Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, t. 19, pp. 318-320. (Texto modificado por el E. del sitio web)].


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “Libro nuevo. Los recuerdos de un octogenario”, La América, Nueva York, febrero de 1884, OCEC, t. 19, p. 77.

[2] JM: “Tipos y costumbres bonaerenses, por Juan A. Piaggio”, El Partido Liberal, México, 3 de octubre de 1889, OC, t. 7, p. 358.

[3] “Libro nuevo. Los recuerdos de un octogenario”, ob. cit., p. 80.

[4] La América, Nueva York, abril de 1884, OCEC, t. 19, pp. 117-119.

[5] JM: “San Martín”, Álbum de El Porvenir, Nueva York, 1891, OC, t. 8, pp. 225-233; Un caudillo útil. San Martín en José Martí, ob. cit., pp. 40-52.