José Antonio Saco y López-Cisneros (1797-1879)

Abogado y político cubano, considerado por algunos estudiosos de su obra, el máximo ideólogo del reformismo.[1] Nació en Bayamo, el 7 de mayo de 1797. Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal. En 1814 ingresó en el Colegio San Basilio, de Santiago de Cuba, donde estudió Derecho y Filosofía.

     En 1816 se trasladó a La Habana para estudiar Filosofía con el padre Félix Varela en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde se recibió de Bachiller en Derecho Civil (1819). Se graduó de Filosofía en la Universidad de La Habana (1821) y asumió el cargo de profesor en esa materia, sustituyendo a Félix Varela, en el Seminario. Allí también integró la Cátedra de Ciencias Físicas.

      En 1824 se trasladó a Estados Unidos en viaje de estudios. Unos años después, en ese país, fundó junto a Varela, El Mensajero Semanal (1828-1831), del que fue redactor y colaborador. De regreso a Cuba (1832), es nombrado director de la Revista Bimestre Cubana[2] en la que se publicó, ese mismo año su premiada obra Memoria sobre la vagancia.[3] Tras la polémica en torno a la Academia Cubana de Literatura, cuya defensa asumió vigorosamente, fue deportado en 1834 por orden del capitán general Miguel de Tacón. Viajó a Gran Bretaña, luego a Francia y más tarde a Madrid, donde formó parte del Club de Los Habaneros. Escribió sobre los problemas de Cuba, pero se le impidió publicarlos.

     En París en 1835, siguió cursos de Química en la Soborna con los profesores Thenard y Dumas. Al año siguiente fue nombrado diputado a las Cortes por Oriente, su provincia natal. De 1837 a 1845 viajó por Portugal, Francia, Italia, Austria y Alemania. El Ateneo Democrático Cubano, de Nueva York, le otorgó el título de socio honorario (1854). Sostuvo una polémica contra la anexión de la Isla a Estados Unidos, teniendo por contrincante, entre otros, a Cirilo Villaverde. En 1861 fue nombrado corresponsal del Liceo de Matanzas y académico de mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.

     En 1865 formó parte de la Junta de Información, órgano creado para establecer las bases sobre las que descansarían las leyes acerca de Cuba que habrían de presentarse a las Cortes. En 1866 participó activamente en las sesiones de la Junta, mas esta resultó un fracaso. Sus trabajos aparecieron en el Diario de La Habana, Revista de Cuba y Revista de la Sociedad geográfica de Cuba.

     Fue un defensor de las ideas abolicionistas y siempre consideró a la esclavitud y la plantación esclavista como un elemento retardatario del desarrollo económico de la Isla, pues era partidario del colonato.

     Hombre de notable intelecto,[4] ha sido uno de nuestros más vigorosos escritores.[5] Publicó escritos económicos y sociológicos, entre los que sobresalen su Historia de la esclavitud [6](la obra más vasta y mejor documentada, escrita sobre este tema hasta nuestros días),[7] sus Papeles y otros textos. Aunque nunca fue un independentista, siempre fue un defensor de la cultura cubana y sostuvo posiciones muy enérgicas contra los que propugnaban la anexión a Estados Unidos. José Martí ponderó su actitud antianexionista, al escribir en Patria, el 22 de julio de 1893, que Saco “no creía en parches andaluces ni postizos rubios para las cosas del país”.[8]

     Falleció en Barcelona, el 26 de septiembre de 1879.

(Tomado de OCEC, t. 31, pp. 262-263).

     Otros textos relacionados:

  • Fernando Ortiz: José Antonio Saco y sus ideas cubanas, La Habana, El Universo, 1929.
  • Josef Opatrný: “La cubanidad y la nación cubana: José Antonio Saco y José Martí”, Anuario Histórico Insular de Fuerteventura, Islas Canarias (Anexo V), 2004.
  • Ibrahim Hidalgo Paz: “Saco y Martí. Coincidencias y diferencias”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2009, no. 32, pp. 199-221. (Temas, julio-septiembre de 2011).
  • Medardo Vitier: Las ideas en Cuba (1938).La filosofía en Cuba (1948), palabras liminares de Cintio Vitier, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002, pp. 70-82 y 83-87.
  • Manuel Moreno Fraginals: José A. Saco. Estudio y bibliografía, Cuba, Universidad Central de Las Villas, 1960.
  • Julio Le Riverend: “Valoración de Saco”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí,La Habana, enero-abril de 1979.
  • Raúl Lorenzo: El sentido nacionalista del pensamiento de Saco, La Habana, 1942.
  • Eloy G. Merino Brito: José Antonio Saco: Su influencia en la cultura y en las ideas políticas de Cuba, La Habana, Molina y Compañía, 1950.

 


Notas

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “La reforma del gobierno colonial fue la otra gran preocupación de su largo batallar. En realidad, hizo de esto el afán central de su existencia. No era separatista ni anexionista. Lo primero por creerlo ilusorio en un pueblo sin madurez histórica; lo segundo por […] la escasa población blanca y la seguridad de que nuestra nacionalidad sería absorbida. Abogó por reformas descentralizadoras que inspiraron después a los autonomistas en buena parte de su ideario”. (Medardo Vitier: “José Antonio Saco”, Estudios, notas, efigies cubanas, La Habana, Editorial Minerva, 1944, p. 222).

“Saco enriqueció enormemente la cultura sociológica y política de las minorías ilustradas de la Isla y llegó a ser un símbolo del patriotismo reformista clamando en el desierto, pero no se insertó en esa poesía de la conducta que es la eticidad creadora de nuevas imágenes para el pueblo, precisamente porque no creyó en él, aferrado como estaba al maniqueísmo de blancos y negros, y al temor, latente siempre en su clase, de que se reprodujeran en Cuba los sucesos revolucionarios de Haití. Lo mismo cabe decir de su amigo y estrecho colaborador Domingo del Monte, notable crítico literario y oportuno orientador de las letras vernáculas, si bien hay en Saco una derechura, una fibra, incluso una malhumorada intransigencia en la defensa de sus criterios, que hacen de él, en contraste con Del Monte, un auténtico ‘carácter’”. (Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral (1975), La Habana, Oficina del Historiador de La Habana, UNESCO y La Isla Infinita, 2021, pp. 21-22).

[2] Véase Medardo Vitier: “La Revista Bimestre Cubana”, Las ideas en Cuba. La filosofía en Cuba, palabras liminares de Cintio Vitier, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002, pp. 35-40; Trinidad Pérez: “Revista Bimestre Cubana: una publicación abierta a todos los tiempos”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, quinta época, año 112, La Habana, julio-diciembre de 2021, pp. 47-52; y Félix Julio Alfonso: “Fernando Ortiz y la Revista Bimestre Cubana”, Revista Bimestre Cubana, La Habana, julio-diciembre de 2020, pp. 89-112; Murmullos de la Historia, La Habana, Ediciones Bachiller, 2023, pp. 105-133.

[3] José Antonio Saco: Memoria sobre la vagancia en la isla de Cuba (Revista Bimestre Cubana, La Habana, abril de 1832), Obras, ensayo introductorio (“José Antonio Saco. La aventura intelectual de una época”), compilación y notas Eduardo Torres-Cuevas, 5 vol., vol. I, pp. 264-306.

[4] “Si un pensador tiene el privilegio de haber centrado, durante cerca de dos siglos, la polémica en torno a los más definitorios problemas de la historia, la sociedad y el destino de Cuba, ése es José Antonio Saco. Durante más de 50 años fue reconocido, por amigos y enemigos, no sólo como ‘la primera figura política’ entre los cubanos, sino, también, como el más profundo, analítico y crítico pensador de la sociedad colonial y esclavista. Su fama, bien adquirida, como polemista cargado de una lógica elegante y una información demoledora, estaba unida a todos aquellos asuntos que resultaban vitales para entender la sociedad que era y, a la vez, las bases de la que él aspiraba a que fuese”. (Eduardo Torres-Cuevas: “José Antonio Saco. La aventura intelectual de una época”, en José Antonio Saco: Obras (vol. I), La Habana, Ediciones Imagen Contemporánea, 2001, p. 1).

[5] “La palabra gigante, tan malgastada es la que viene de inmediato a la escritura cuando se evoca a José Antonio Saco. Es un ensayista de aire internacional. Un carácter recio, un indoblegable como su maestro Varela —a quien sustituye en la Cátedra de Derecho Constitucional— y un hombre de principios. […] Como Varela, Saco muere en el exilio, pero muere más cubano cada día, porque en estos hombres se ve clarísimamente que el exilio solo destierra, quita patria, aleja de las raíces a los naturalmente descastados, a los que ni aun viviendo y muriendo en Cuba son cubanos verdaderos. […] Este hombre es una cultura en pie. […] La prosa del bayamés pertenece a la gran prosa intemporal de la lengua castellana”. (Gastón Baquero: “Tres siglos de prosa en Cuba”, Una señal menuda sobre el pecho del astro. Ensayos, selección, prólogo y cronología de Remigio Ricardo Pavón, Holguín, Ediciones La Luz, 2014, pp. 164-165).

[6] Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, por D. José Antonio Saco; t. I, Tipografía Lahure, París, 1875; t. II, Imprenta de Kugelmann, París, 1875; y t. III, Imprenta de Jaime Jepús, Barcelona, 1877. (Esta obra en 3 t. fue reeditada en La Habana por la Editorial Alfa, 1936-1945).

[7] “José Antonio Saco […] escribe la más monumental historia que se haya escrito por un cubano: La historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, en seis volúmenes. Sin embargo, esos seis volúmenes, no todos publicados en vida, no lo es todo; recientemente se ha publicado La historia de la esclavitud en las Antillas francesas, que dejó en manuscritos en parte inconexos. Pocos estudiosos en el mundo y en la propia Francia, donde Saco escribió esta obra, han podido concluir o dejar inconclusa, una obra semejante sobre la historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta sus días ―él dice ‘hasta nuestros días’―. El tomo concerniente a la historia de la esclavitud de los indios en América, Vidal Morales lo dio a la luz en edición póstuma. Es decir, es una obra monumental que tiene sin dudas un lugar cimero en la historia de la historia de la historiografía universal. Este es uno de los rasgos de José Antonio Saco, el del historiador; pero también está el del sociólogo; ese sociólogo antes de que pudiéramos hablar de una sociología en términos modernos. Su Memoria sobre la vagancia en Cuba, decía don Fernando Ortiz, era una obra de inevitable consulta e, incluso, sugería que fuera texto obligado en las escuelas cubanas. Estudiar la Memoria sobre la vagancia es realmente estudiar y entender muchos de nuestros nuevos, viejos y actuales problemas que tienen una raíz antigua”. (Eduardo Torres-Cuevas: “El legado común de Félix Varela y de José Martí”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2008, no. 31, pp. 211-212).

De acuerdo con Walterio Carbonell, es “el libro más importante escrito durante los tres siglos y medios de colonización” en Cuba, y señala, además, “que por una de esas raras coincidencias los historiadores apenas citaron y los intelectuales jamás leyeron”. (Cómo surgió la cultura nacional, La Habana, Biblioteca Nacional José Martí, 2020, p. 10).

[8] JM: “Juan J. Peoli”, Patria, Nueva York, 22 de julio de 1893, no. 71, pp. 2-3; OC, t. 5, p. 282.