Guerra de Estados Unidos contra México. Tuvo lugar del 8 de marzo de 1846 al 30 de mayo de 1848. En Estados Unidos se le conoce como la Guerra Mexicana y en México como la Intervención americana y la Invasión estadounidense a México, además de otras denominaciones.
Se inició por disputas fronterizas entre México y Texas. Después de independizarse este territorio en 1836, fue anexado a Estados Unidos en 1845. El gobierno estadounidense sostenía que el límite sur de Texas era el río Grande, mientras México afirmaba que se trataba del río Nueces. El presidente James K. Polk ordenó al general Zachary Taylor emplazar tropas entre los dos ríos. Taylor cruzó el Nueces ignorando los reclamos mexicanos y marchó hacia el sur del Grande, donde comenzó la construcción de Fort Brown.
El 24 de abril de 1846 tuvo lugar el primer enfrentamiento, cuando la caballería mexicana capturó uno de los destacamentos invasores. Después de la ruptura del límite, y de las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma, Polk anunció al Congreso que los mexicanos habían “invadido nuestro territorio y derramado sangre americana sobre suelo americano”. El Congreso declaró la guerra el 13 de mayo de 1846. El Norte y los republicanos radicales (Whigs) se opusieron mayoritariamente, mientras el Sur y los demócratas la apoyaron. México hizo oficial su declaración de guerra el 23 de mayo. Posteriormente las fuerzas estadounidenses invadieron el territorio mexicano por varios frentes.
En el Pacífico, la Marina envió a John D. Sloat a ocupar California, quien se había vinculado previamente con los colonos ingleses de la zona, los cuales la declararon república independiente y ocuparon algunas ciudades importantes. Mientras, las tropas comandadas por Stephen W. Kearny ocuparon Santa Fe, Nuevo México, y un destacamento pasó a apoyar las fuerzas navales de Robert F. Stockton, que ocuparon San Diego y Los Ángeles. El ejército principal, comandado por Taylor, cruzó el río Grande y siguió su marcha hacia México, para ganar la batalla de Monterrey en septiembre de 1846.
El presidente mexicano, Antonio López de Santa Anna, marchó personalmente al norte a enfrentar a Taylor, pero fue derrotado en Buena Vista el 22 de febrero de 1847. Mientras estos continuaban avanzando, Polk envió un segundo ejército, a las órdenes de Winfield Scott, que fue transportado por mar a Veracruz, con la encomienda de sitiarla, rendirla y marchar a la Ciudad de México. Estas tropas ganaron batallas importantes como Cerro Gordo y Chapultepec, y ocuparon la capital.
El Tratado de Cahuenga, firmado el 13 de enero de 1847, puso fin a la lucha en California. El Tratado de Guadalupe Hidalgo,[1] firmado el 2 de febrero de 1848, dio por terminada la guerra y le concedió a Estados Unidos el control de Texas, California, Nevada, Utah, y parte de Colorado, Arizona, Nuevo México y Wyoming. A cambio, y como indemnización, México recibió la irrisoria suma de $18 250 000, consumándose así el despojo de casi la mitad de su territorio.
Esta contienda fue vista dentro de Estados Unidos como una reafirmación del Destino Manifiesto, y generó tal euforia que llevó a la presidencia en 1848 a Zachary Taylor, convertido en héroe nacional. Sin embargo, creó conflictos internos, pues el Sur esclavista reclamaba los nuevos territorios, lo cual no se resolvió nunca satisfactoriamente y condicionó, en gran medida, el estallido de la Guerra de Secesión.
José Martí la enjuició como “una guerra infame”,[2] ejemplo del carácter expansionista del vecino del Norte y así lo manifestó incontables veces en sus llamados a la unidad continental frente al “gigante de las siete leguas”.[3] [Tomado de OCEC, t. 22, pp. 338-339).
Nota:
Véase Abreviatuas y siglas
[1] Véase Rolando González Patricio: “El Tratado Guadalupe-Hidalgo en los orígenes de una historia compartida”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1998, no, 21, pp. 187-194.
[2] JM: “El general Hancock”, La Nación, Buenos Aires, 26 de marzo de 1886, OCEC, t. 23, p. 83.
[3] JM: “Nuestra América” (La Revista Ilustrada de Nueva York, 1ro de enero de 1891), Nuestra América. Edición crítica, investigación, presentación y notas de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2006, p. 35.