Escritor y político camagüeyano. Cursó los primeros estudios en la ciudad natal y completó su educación en Filadelfia, Estados Unidos, donde residió durante doce años y se relacionó con importantes figuras del independentismo latinoamericano. En 1823 formó parte de la comisión que viajó a la Gran Colombia para solicitar la ayuda de Simón Bolívar para la independencia de Cuba. Regresó a esta en 1835 y algún tiempo más tarde empezó a publicar una serie de artículos costumbristas titulados Escenas cotidianas. Promovió algunas obras de interés publicó, entre ellas, el ferrocarril de Nuevitas a Puerto Príncipe.[1] Al mediar el siglo militó en las filas anexionistas y presidió la Junta Cubana de Nueva York, en la cual se confundían independentistas y anexionistas. Retornó a Cuba en 1861 y antes de morir parece haber vuelto al seno del independentismo. Se asegura que fue enterrado con una bandera cubana.

     Medardo Vitier resume su avatar político diciendo que “Luz y Caballero, su dilecto amigo […] quería influir en las conciencias, lo cual es camino seguro pero largo, en tanto el hijo ejemplar de Camagüey miró a los menesteres inmediatos de una sociedad atrasada, alejada de toda modernidad. Esencialmente fue Betancourt Cisneros un civilizador. Ese es su mejor título. Hombre de mentalidad realista, lo atraía la urgencia cotidiana mucho más que las doctrinas”. (“El Lugareño”, Estudios, notas, efigies cubanas, La Habana, Editorial Minerva, 1944, p. 224).

[Tomado de César García del Pino: Mil criollos del siglo XIX. Breve diccionario biográfico, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2013, p. 38. (Nota modificada por el E. del sitio web)].[2]


Nota:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Sus escritos se parecen a los retumbantes golpes del martillo que cae sobre el hierro colocado en el yunque. Merced a sus ciclópeos esfuerzos, las locomotoras rugen día y noche desde la ciudad de Puerto Príncipe hasta la bahía de Nuevitas”. [Anselmo Suárez y Romero: “Prospecto para una biblioteca de escritores cubanos” (1868), Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año 113, quinta época, La Habana, enero-junio de 2022, p. 174].

[2] Véase Agustín Acosta: “Evocación del Lugareño”, Boletín de la Academia Cubana de la Lengua, La Habana, enero-marzo de 1953, pp. 5-20.