TEXTOS ANTIMPERIALISTAS DE
JOSÉ MARTÍ
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BASES DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO CUBANO
Fueron aprobadas el 5 de enero de 1892 en Cayo Hueso. El Partido fue proclamado por los cubanos y puertorriqueños de la emigración, en Nueva York, el 10 de abril del mismo año.
Explica en su artículo primero el fin esencial de este Partido: “lograr, con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”.[271]
Martí no hizo tema ostensible del antimperialismo en su creciente labor de propaganda y organización del Partido a la que se entrega febrilmente a partir de este año, ya que su meta inmediata era la liberación de Cuba del poder colonial de España y su campo de actuación los propios Estados Unidos, a los que no les parecía conveniente alertar con declaraciones prematuras. Pero en las mismas Bases del Partido establece que no se trataba solo de una independencia teórica sino de independencia absoluta.
Entre los propósitos que siguen en su articulado está el de “fomentar relaciones sinceras entre los factores históricos y políticos de dentro y fuera de la Isla”, pero condicionando estas relaciones a todo lo que pudiera contribuir “al triunfo rápido de la guerra y a la mayor fuerza y eficacia de las instituciones que después de ella se funden, y deben ir en germen en ella”.[272]
Este propósito aparece recogido en su previsor artículo tercero, donde alerta:
El Partido Revolucionario Cubano reunirá los elementos de revolución hoy existentes y allegará, sin compromisos inmorales con pueblo u hombre alguno, cuantos elementos nuevos pueda […].[273]
Previendo la posibilidad de caer en lo que habría de llamar un “nuevo amo disimulado”,[274] que, en alianza con la oligarquía criolla, perpetuase las condiciones de la colonia, bajo el mando de la república, expone en su artículo cuarto:
El Partido Revolucionario Cubano no se propone perpetuar en la República Cubana, con formas nuevas o con alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia […][275]
Aunque aquí no alude con la claridad que en su carta final a Mercado, a esta alianza, sin duda es en ella en la que piensa, como a él mismo le confiesa. La referencia que hace en el artículo sexto a “los peligros internos” que serían los ya mencionados de “llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio”, y los peligros “externos que la amenacen”,[276] no puede leerse sin referirla a “Nuestra América”, texto escrito el año anterior, donde desembozadamente dice que este “peligro mayor” externo eran “la codicia” y “el desdén del vecino formidable que no la conoce”.[277]
La causa de la reserva que se advierte en este articulado con respecto a este segundo peligro está explicada en el séptimo y último:
El Partido Revolucionario Cubano cuidará de no atraerse, con hecho o declaración alguna indiscreta durante su propaganda, la malevolencia o suspicacia de los pueblos con quienes la prudencia o el afecto aconseja o impone el mantenimiento de relaciones cordiales.[278]
Estas razones de “prudencia” hacia la conocida política del gobierno norteamericano, que no le impidió el “afecto” sincero hacia su pueblo, no le cerró los labios en la etapa organizativa de la guerra (como podrá apreciarse en sus artículos de Patria), ni mucho más atrás, en los discursos preparatorios que solía pronunciar en las veladas conmemorativas del 10 de Octubre, como el de 1889, donde advierte:
desechemos, como funesta e indigna de hombres, la libertad ficticia y alevosa que pudiera venirnos, por arreglos o ventas, del comerciante extranjero, que con sus manos se conquistó la libertad, y no podría tratar como a iguales, ni como dignos de ella, a los que no supiesen conquistarla. ¿Cuándo se ha levantado una nación con limosneros de derechos?[279]
Pero de estos discursos, es en el pronunciado el 10 de Octubre de 1887 donde con más claridad expresa no solo sus razones antianexionistas sino su temor ante esta codicia y desdén que denunciaría en “Nuestra América”:
¡Aquí, en el conflicto diario con el pueblo de espíritu hostil donde nos retiene, por única causa, la cercanía a nuestro país, hemos amontonado, y son tantas que ya llegan al cielo, las razones que harían odiosa e infecunda la sumisión a un pueblo áspero que necesita de nuestro suelo y desdeña a sus habitantes![280]
Es a la luz de estos textos complementarios que se esclarece el carácter antimperialista de este fundamental documento.
JM: “Bases del Partido Revolucionario Cubano”, Patria, Nueva York, 14 de marzo de 1892, no. 1, p. 1; OC, t. 1, pp. 279-280.
EDITORIALES Y ARTÍCULOS DE PATRIA
(1892-1895)
Desde su primer número, aparecido el 14 de marzo de 1892, Martí expresa claramente lo que ha dado motivo al nacimiento de este periódico, creado “con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir, sin premura y sin descanso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico” para “su constitución republicana venidera”.[281] Si bien, como aclara Martí a Trujillo, no era “órgano”[282] del Partido Revolucionario Cubano, que se proclamaría el 10 de abril de este año, fue, sin duda, su más importante vehículo de expresión. Cada número publicaba sus Bases y la superior lucidez de su fundador orientaba en realidad, de modo libre, pero por todos reconocido, su política. Patria se propuso, ante todo, lograr la unidad de las fuerzas revolucionarias, la consecución de un frente unido cuya victoria se hiciese, por lo mismo, incontrastable. Unidad de los combatientes del 68 y la “guerra nueva”, de las emigraciones y la Isla, de los españoles honrados y los cubanos, de los cubanos y los puertorriqueños de Nueva York, de los hombres de diversas clases sociales, de blancos y negros. Patria daba constante reconocimiento no solo a los héroes y sucesos gloriosos de nuestras pasadas guerras, lo que establecía la continuidad de la lucha revolucionaria, sino el reconocimiento a lo que llamó “la virtud modesta y extraordinaria”, que vivía “en el mérito y las entrañas de la oscuridad”,[283] destacando, sobre los méritos intelectuales mismos, las virtudes fundacionales del carácter, en historias ejemplares que no se cansa, lo mismo en el artículo que en la nota breve, de exaltar.
Aunque el objetivo principal e inmediato del Partido era la liberación del dominio colonial español y la “prudencia”[284] que aconsejaban las Bases hacían inoportuno o prematuro hacer hincapié en lo que llamó la necesidad de “la segunda independencia”[285]—lo que requería la previa obtención, sin obstáculos, de la primera—, hay en Patria, mezclada a sus campañas antireformistas, antiautonomistas, anticlasistas, antirracistas y, sobre todo, antianexionistas, textos de denuncia y previsión que presentan ya un marcado carácter antimperialista. Aunque no todos tienen la misma importancia, señalamos trece indispensables:
Nota de Patria
Se refiere a la tesis de la “fruta madura”, a las dos opiniones distintas que había en los Estados Unidos con respecto a la política a seguir con México: “una era la de agredir, y otra la de dejar podrir”, o sea, la de esperar que “la fruta madura” cayera en sus manos.
¿Qué cómo se llama la política de dejar venir, de dejar deshacerse, de dejar podrirse a los pueblos cuya tierra se codicia, a cuyos habitantes se desdeña y se odia? Antes, cuando los Estados Unidos cayeron sobre México,[286] había dos opiniones entre los políticos de los Estados Unidos. Una era la de agredir, y otra la dejar podrir. Benton era el de agredir, y Polk, el Presidente, el de dejar podrir. Como cuando la guerra del 68, en aquella caricatura del Puck inglés, en que John Bull pregunta a Jonathan si aquella hermosa pera del peral que decía “Cuba” no valía la pena de subirse al árbol por ella, y Jonathan le decía: “¡Oh, no! más vale esperar: ella madurará, y ella caerá”. Que es poco más o menos lo que dijo Palmer, el último ministro del Norte en Madrid: “Yo creo en lo de tender el delantal, y dejar que caiga en él la ciruela madura”.[287]
No figura en los primeros tomos que recogen los artículos y notas de Patria, porque estos se refieren a Cuba y la Revolución, y estas “Notas y noticias” se refieren principalmente a México, o sea, por la ordenación temática de estas Obras completas. De aquí que aparezca inexplicablemente rezagada esta importante nota.
JM: “Notas y noticias”, Patria, Nueva York, 7 de mayo de 1892, no. 9, p. 3; OC, t. 23, pp. 37-38.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[271]JM: “Bases del Partido Revolucionario Cubano”, Patria, Nueva York, 14 de marzo de 1892, no. 1, p. 1; OC, t. 1, p. 279.
[272]Ibíd., p. 280. (Las cursivas son de FGM).
[273]Ibíd., p. 279. (Las cursivas son de FGM).
[274]“[Mis amigos saben]”, ob. cit., p. 297.
[275]“Bases del Partido Revolucionario Cubano”, ob. cit., p. 279.
[276]Ibíd., p. 280.
[277]“El desdén del vecino formidable que no la conoce es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre, y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele, y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad”. [Nuestra América. Edición crítica, ob. cit., p. 49. (Las cursivas son del E. del sitio web)].
[278]“Bases del Partido Revolucionario Cubano”, ob. cit., p. 280.
[279]JM: “Discurso en conmemoración del 10 de Octubre de 1868”, Hardman Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1889, OC, t. 4, p. 238.
[280]JM: “Discurso en conmemoración del 10 de Octubre de 1868”, Masonic Temple, Nueva York, 10 de octubre de 1887, OCEC, t. 27, pp. 22-23.
[281]JM: “Nuestras ideas”, Patria, Nueva York, 14 de marzo de 1892, no. 1, p. 1; OC, t. 1, p. 315.
[282]JM: “‘Patria’: no ‘órgano’”, Patria, Nueva York, 19 de marzo de 1892, no. 2, p. 2; OC, t. 1, pp. 337-338. Véase, al respecto, la respuesta de José Martí a “los beneméritos cubanos del club ‘Ignacio Agramonte’ de Tampa”, que habían decidido “nombrar órgano del club” al periódico Patria, y convidaban “a las demás asociaciones” a que hicieran lo mismo. [“Generoso deseo”, Patria, Nueva York, 30 de abril de 1892, no. 8, p. 1; OC, t. 1, pp. 423-426. (Después de la muerte de Martí, Tomás Estrada Palma fue elegido en el cargo de Delegado del PRC, el 10 de julio de 1895; dos semanas después, Patria comenzó a aparecer bajo la identificación de “Órgano de la Delegación del Partido Revolucionario Cubano”)].
[283]“[…] Déme hombres: déme virtud modesta y extraordinaria, que se ponga de almohada de los desdichados, y se haga vara de justicia y espuela de caballería: déme gente que sirva sin paga y sin cansancio, en el mérito y entrañas de la oscuridad, el ideal a que se acogerán luego, pedigüeños y melosos, los mismos que, en la hora de la angustia, porque el polvo del camino les mancilla la corbata, se apartan de él […]”. (JM: “Carta a Sotero Figueroa”, Patria, Nueva York, 24 de octubre de 1893, no. 83, p. 1; EJM, t. III, p. 424).
[284]“El Partido Revolucionario Cubano cuidará de no atraerse, con hecho o declaración alguna indiscreta durante su propaganda, la malevolencia o suspicacia de los pueblos con quienes la prudencia o el afecto aconseja o impone el mantenimiento de relaciones cordiales”. (“Bases del Partido Revolucionario Cubano”, ob. cit., p. 1; OC, t. 1, p. 280).
[285]“De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite [Conferencia Internacional Americana], urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”. (JM: “Congreso Internacional de Washington I”, La Nación, Buenos Aires, 19 de diciembre de 1889, OC, t. 6, p. 46). // “Y Cuba deber ser libre—de España y de los Estados Unidos”. (JM: “Cuaderno de apuntes no. 18” [1894], OC, t. 21, p. 380).
[286]Véase “Guerra de Estados Unidos contra México”.
[287]“¿Que cómo se llama la política de dejar venir, de dejar deshacerse, de dejar podrirse a los pueblos cuya tierra se codicia, a cuyos habitantes se desdeña y se odia? Antes, cuando los Estados Unidos cayeron sobre México, había dos opiniones entre los políticos de los Estados Unidos. Una era la de agredir, y otra la dejar podrir. Benton era el de agredir, y Polk, el Presidente, el de dejar podrir. Como cuando la guerra del 68, en aquella caricatura del Puck inglés, en que John Bull pregunta a Jonathan si aquella hermosa pera del peral que decía ‘Cuba’ no valía la pena de subirse al árbol por ella, y Jonathan le decía: ‘¡Oh, no! más vale esperar: ella madurará, y ella caerá’. Que es poco más o menos lo que dijo Palmer, el último ministro del Norte en Madrid: ‘Yo creo en lo de tender el delantal, y dejar que caiga en él la ciruela madura’. Pero eso es de viejo. Los desconocedores, y los que por falta de pujanza propia admiran demasiado la ajena, creen que es cosa nueva, y mérito de pasmoso estadista, esto de dejar podrir; mas ya se lo conocía cincuenta años atrás, y se le llamaba la política de la ‘inactividad magistral’. ¡Después, se hará lo que se hace con los pueblos podridos!” (JM: “Notas y noticias”, Patria, Nueva York, 7 de mayo de 1892, no. 9, p. 3; OC, t. 23, p. 37).