Federico Capdevila Miñano (1845-1898)

Honorable oficial del ejército español,[1] natural de Valencia, que ejerció como abogado de oficios, con el grado de capitán graduado, en el juicio sumarísimo contra los estudiantes de Medicina, y que “tuvo la valentía y la grandeza de decir: ‘Mi obligación como español, mi sagrado deber como defensor, mi honra como caballero, y mi pundonor como Oficial es proteger y amparar al inocente, y los son mis cuarenta y cinco defendidos’”.[2]

     La defensa en el primer Consejo de Guerra,[3] —a duras penas concluida, al tener que echar mano a  su espada— probatoria de la inocencia de los jóvenes y el negarse a firmar el acta de la sentencia a muerte del segundo Consejo, concitaron la repulsa y el odio de los Voluntarios hacia su persona durante el resto de su vida, aun cuando llegó a ostentar los grados de teniente coronel del Ejército español.

     Después de los sucesos del 27 de noviembre se trasladó a Holguín. Sucesivamente residió en varias ciudades del país. En 1873 contrajo matrimonio con la cubana Isabel Pina Estrada, natural de Santi Spíritus, con quien tuvo cinco hijos.

     Falleció el 1º de agosto de 1898, a los 52 años de edad, en Santiago de Cuba, donde residía hacía nueve años. Desde el 27 de noviembre de 1904 sus restos mortales descansan en la base del Mausoleo de los Estudiantes en el Cementerio de Colón, en La Habana.

     El 27 de noviembre de 1956, en los jardines de la Escuela de Medicina, en 25 entre I y J en el Vedado capitalino, se inauguró un memorial con los nombres de los ocho estudiantes mártires y un busto del heroico capitán español Federico Capdevila Miñano.

     En su artículo “El 27 de noviembre”, Martí escribió: “España, en aquella vergüenza, no tuvo más que un hombre de honor:[4] el generoso Capdevila, que donde haya españoles verdaderos, tendrá asiento mayor,—y donde haya cubanos”.[5] Véase, al respecto, la reseña crítica de Martí al libro El 27 de Noviembre de 1871,[6] de Fermín Valdés-Domínguez, publicada en Nueva York, en agosto de 1887.[7]

Federico Capdevila

Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Toda alabanza palidece cuando se juzga hoy el comportamiento dignísimo del que no pensó en aquel triste momento —cuando se dirigía a los vocales del primer consejo—, que su energía sería recompensada por entonces solo con la indignación de las turbas y la enemistad de las autoridades, que no supieron estar a su altura, cuando tenían el deber de ser las primeras en la defensa de la dignidad y de la honra nacional; por esto, y porque su voz fue la única que defendió con honradez y valentía la causa de la independencia ultrajada, y opuso, con ella, a la calumnia toda la fuerza de su protesta —siendo su mano la que escribió desde entonces en la Historia la primera palabra de esa página que llevará, envueltos en sangre, a las generaciones venideras los nombres de las ocho víctimas—, el nombre de Capdevila es sagrado para los que en noviembre de 1871 le vimos dominar la furia de los amotinados; pero al escribirlo hoy de nuevo en este libro —para dar a conocer la forma modesta y cumplida en que contestó a las felicitaciones que le tributó el pueblo cubano al ofrecerle una espada de honor en memoria de su heroísmo— mi corazón no puede expresar, con frases de agradecimiento, todo el amor que merece quien tan noblemente supo honrar a su patria y dejar en aquel indigno proceso la prueba mayor de su injusticia y de su nulidad ante todas las leyes humanas y ante la conciencia universal”. (Fermín Valdés-Domínguez: El 27 de noviembre de 1871, La Habana, Imprenta Rambla y Bouza, 1909, en José A. Baujin y Mercy Ruiz (coord.): “Con un himno en la garganta”. El 27 de noviembre de 1871: investigación histórica, tradición universitaria e Inocencia, de Alejandro Gil, La Habana, Editorial UH y Ediciones ICAIC, 2019, p. 145)

Nota: La Autonomía, periódico político, de Guanabacoa, el 8 de mayo de 1887, publicaba lo siguiente: “Una empuñadura de espada, según marca la ordenanza militar, de oro de 18 quilates, con el peso aproximado de 20 onzas. Hoja de acero de la fábrica de Toledo. Vaina de cuero curtido, con forro interior de raso, terciopelo o peluche, adornado su exterior con bisagras, agarraderas, esquinas, boquilla para la cerradura y un monograma para el centro, todo de plata. Por la cantidad de 1200 pesos billetes. Guanabacoa, y abril 15 de 1887.—Rafael Suárez (una rúbrica)”.

[2] Cintio Vitier: “Martí y el 27 de Noviembre” (1974), Temas martianos. Segunda serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, p. 199.

[3] Federico Capdevila: “Texto de la defensa de los estudiantes en el primer Consejo de guerra”, en Luis F. Le Roy y Gálvez: A cien años del 71: El fusilamiento de los estudiantes, La Habana, Instituto Cubano del Libro, Editorial de Ciencias Sociales, 1971, pp. 124-126.

[4] Es justo decir que, Nicolás Estébanez Murphy (1838-1914), capitán del Ejército español, se encontraba en la Acera del Louvre cuando escuchó, no lejos de allí, las descargas de fusilería en la explanada de la Punta. En un acto de franca insubordinación y de rebeldía ante el crimen perpetrado, quebró su espada y se arrancó los galones de la charretera. Poco tiempo después abandonó Cuba: “Yo no podía permanecer en ella. Si hubiese permanecido, seguramente hubiera acabado mal: antes que la patria están la humanidad y la justicia”. En la fachada del Hotel Inglaterra, en La Habana, el 27 de noviembre de 1937 fue colocada una tarja escultórica de bronce, obra de J. J. Sicre con texto de Emilio Roig de Leuchsenring, en su memoria. Véanse de Emilio Roig de Leuchsenring: “Nicolás Estévanez, repúblico español” (conferencia en la Casa de la Cultura de La Habana, 26 de noviembre de 1939, Nosotros, La Habana, enero de 1940) y “Homenaje anual al preclaro republicano español Nicolás Estévanez” (Veinte años de actividades del Historiador de la Ciudad, La Habana, Oficina del Historiador de la Ciudad, 1955); y de Celia María González: “El homenaje a don Nicolás Estévanez” (Opus Habana, La Habana, Oficina del Historiador de la Ciudad, junio-diciembre de 2014, no. 1, pp. 63-65).

[5] JM: “El 27 de noviembre”, Patria, Nueva York, 28 de noviembre de 1893, no. 88, p. 1 (OC, t. 2, p. 450.

[6] JM: “El 27 de noviembre de 1871. Fermín V. Domínguez”, El Economista Americano, Nueva York, agosto de 1887, OCEC, t. 26, pp. 144-145.

[7] Véase Luis F. Le Roy y Gálvez: “Personajes nobles y figuras viles del 27 de noviembre de 1871”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, septiembre-diciembre de 1971, no. 3, pp. 5-33.