Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888)

Escritor, educador y político argentino. Nació en San Juan de la Frontera y murió en Asunción, Paraguay. Llevó una vida de gran actividad a lo largo de la cual debió enfrentarse a numerosas dificultades. Enemigo de los caudillos de las provincias andinas, se hizo unitario, y al ser vencidos los suyos emigró a Chile, donde completó su formación intelectual bajo la influencia de Andrés Bello y de Manuel Montt. Colaboró en El Mercurio, de Valparaíso, y en El Progreso, de Santiago, periódico donde apareció como folletín su obra más famosa: Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas (1845).[1]
El gobierno chileno lo comisionó para que estudiara en Europa y Norteamérica la organización de la enseñanza, como resultado de lo cual escribió Viajes por Europa, África y América (1845). En Chile fundó El Monitor de las Escuelas Primarias, primera revista pedagógica de Hispanoamérica, y fue el primer director de la Escuela Normal de Santiago. Incorporado al ejército de Justo José Urquiza (1850) contra el dictador de su país, Juan Manuel de Rosas, alcanzó el grado de teniente coronel. Enemistado poco después con Urquiza, regresó a Chile, donde publicó Diario de la campaña del Ejército Grande (1852).
Cuando en 1853 Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina, Sarmiento se instaló en la capital del país, donde fue senador y ministro. Al unificarse la república (1860), fue gobernador de su provincia natal. El general Bartolomé Mitre Martínez lo nombró ministro plenipotenciario en Chile, Perú y Estados Unidos. Ocupó la presidencia del país desde 1868 hasta 1874. Se reconcilió con Urquiza, luchó contra el caudillismo, sentó las bases de la enseñanza normal, difundió la primaria, creó escuelas de agronomía y minería, estableció bibliotecas y museos, fundó el Observatorio Astronómico, el Colegio Militar, la Escuela Naval, y los seminarios conciliares; fomentó la emigración europea con el fin de contrarrestar las corrientes autóctonas del país, a las cuales consideraba como “la barbarie”. Con posterioridad a su mandato fue senador, director general de escuelas en la provincia de Buenos Aires y ministro del Interior.
En 1883 publicó una de sus obras más conocidas: Conflicto y armonía de las razas de América. Su producción literaria llegó a abarcar cincuenta y dos volúmenes, y en ella se destacan, además de los ya citados, los libros De la educación popular. Recuerdos de provincia, Vida de Dominguito y Argirópolis. Decía Lezama Lima, que “Sarmiento escribe en una prosa viva y escueta […] pero […] escribía regido por su fuerte temperamento, sin preocupaciones de estilo”.[2]
Muy influido por el sistema político, social y económico de Estados Unidos, fue su convencido defensor y propagandista, por lo cual disintió de la actitud cada vez más crítica que José Martí asumió ante ellos. Sarmiento, sin embargo, afirmó: “En español nada hay que se parezca a la salida de bramidos de Martí, y después de Víctor Hugo nada presenta la Francia de esta resonancia de metal”; dejó, además, expresa constancia de su homenaje al cubano “por su talento descriptivo y su estilo de Goya”.[3] —En carta a Fermín Valdés-Domínguez, Martí calificó a Sarmiento de “verdadero fundador de la República Argentina” y de “innovador pujante”.[4] Al referirse al elogio que de él había hecho el argentino, le confió a Manuel Mercado: “endulza mis penas el sentirme amado”,[5] y a Enrique Estrázulas le escribió en relación con Sarmiento: “Se fue del mundo sin que le llegara noticia de mi agradecimiento. Pero contestarle sobre su estupenda celebración ¿no era parecer como que me cría merecedor de ella? Y entre vano e ingrato preferí parecer ingrato, aunque no hay para mí cosa que haga más feo al mundo”.[6]
Como bien señala Cintio Vitier: “No obstante el mutuo respeto y admiración que se profesaron, las concepciones que tuvieron Sarmiento y Martí acerca de la ‘civilización’, la ‘barbarie’,[7] las razas indígenas y el papel de los Estados Unidos en el desarrollo futuro de ‘nuestra América’, resultan inconciliables”.[8]
Véase el ensayo de José H. Garrido Pérez: “O Sarmiento o Martí; en la encrucijada ideológica de la América Latina”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 1981 y 1994, no. 4 y 17, pp. 68-83 y 310-326, respectivamente. [Tomado de OCEC, t. 2, pp. 323-324. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].[9]
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase el ensayo de Medardo Vitier: “El Facundo de Sarmiento”, Del ensayo americano, México, Fondo de Cultura Económica, 1945, pp. 63-73.
[2] José Lezama Lima: “Prólogo a una antología”, Antología de la poesía cubana, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965, 3 t., t. I, pp. 41-42.
[3] Domingo F. Sarmiento: “La libertad iluminando al mundo”, La Nación, Buenos Aires, 4 de enero de 1887, Obras de D. F. Sarmiento, t. XLVI, Imprenta y Litografía Mariano Moreno, Buenos Aires, 1900, pp. 173-176. [José Martí: En los Estados Unidos. (Periodismo de 1881 a 1892), ed. crítica, Roberto Fernández Retamar y Pedro Pablo Rodríguez, coords., ALLCA XX, Colección Archivos de la UNESCO, 43, 2003, pp. 1995-1997; y José Martí. Valoración múltiple, La Habana, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007, t. 2 (edición al cuidado de Ana Cairo Ballester), pp. 23-25].
[4] JM: “Carta a Fermín Valdés-Domínguez”, New York, 7 de abril de 1887, OCEC, t. 25, p. 372.
[5] JM: “Carta a Manuel Mercado”, [Nueva York, 19 de abril de 1887], OCEC, t. 25, p. 377.
[6] JM: “Carta a Enrique Estrázulas”, [Nueva York] 26 de octubre [de 1888], José Martí: Cónsul de la República Oriental del Uruguay, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016, p. 40.
[7] “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza”. (JM: “Nuestra América” (La Revista Ilustrada de Nueva York, 1ro de enero de 1891), Nuestra América. Edición crítica, investigación, presentación y notas de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2006, p. 39.
[8] Ibíd., pp. 59-60.
[9] Bibliografía:
- Ezequiel Martínez Estrada: “Sarmiento y Martí”, Cuadernos Americanos, México, año V, v. XXVIII, no. 4, julio-agosto de 1946.
- Ezequiel Martínez Estrada: “Hostos, Sarmiento y Martí, educadores”, La Gaceta, México, Fondo de Cultura Económica, noviembre-diciembre de 1962.
- Jaime Alazraki: “El indigenismo de Martí y el antindigenismo de Sarmiento”, Cuadernos Americanos, México, no. 3, 1965.
- Antonio Sacoto: “E1 indio en la obra literaria de Sarmiento y Martí”, Cuadernos Americanos, México, D.F., no. 1, vol. CLVI, enero-febrero de 1968, pp. 137-163.
- César Godoy Urrutia: “Sarmiento, Martí, Mariátegui”, El Día, México, 15 de junio de 1976.
- Rafael T. Rodríguez: “Los Estados Unidos en el pensamiento de Sarmiento y Martí”, Cuadernos Americanos, México, marzo-abril de 1981.
- Ramón de Armas: “De Facundo a ‘Nuestra América’ en el Martí revolucionario de Ezequiel Martínez Estrada”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1995, no. 18, pp. 225-249.
- Amelia Royo y Zulma Sacca: “Sarmiento y Martí: dos bolívares en el ensayo del siglo XIX”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1999, no. 22, pp. 228-251.