MARTÍ Y EL 27 DE NOVIEMBRE
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Llegamos al final de nuestro recorrido, para el que nos han servido de guías los versos germinales. Esta fecundidad de la muerte heroica se inserta a su vez en la ley de equilibrio y compensación que, para Martí, como se comprueba en toda su obra política y poética, rige a la historia. El déspota, sin saberlo, es esclavo de esa ley. Sus crímenes y vilezas provocan la necesidad de redención. Al final del poema juvenil apostrofaba al déspota: “¡Para el que muere a tu furor impío / El cielo se abre, el mundo se dilata!”[60] Pensaba en ese momento en los mártires como individuos, en su destino personal. Intuía en ellos, sin embargo, una función colectiva que le hace decir en su proclama conmemorativa y acusatoria de 1872: “nosotros no deseamos paz a sus restos, porque ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria”.[61] Esas agitaciones son las de la levadura que levanta a la masa. En el discurso fijador de 1891, el del eterno relevo de “los racimos gozosos de los pinos nuevos”, texto indeleble de nuestro tesoro revolucionario, entrega Martí la clave final del enigma, el sentido del absurdo, la estructura de la tragedia, la ley de las leyes: “Los pueblos viven de la levadura heroica. El mucho heroísmo ha de sanear el mucho crimen. Donde se fue muy vil, se ha de ser muy grande. Por lo invisible de la vida corren magníficas leyes”.[62]
Una de esas magníficas leyes, sangre espiritual de la Revolución, fue la declarada en La historia me absolverá con estas palabras: “Para mis compañeros muertos no clamo venganza. Como sus vidas no tenían precio, no podrían pagarlas con las suyas todos los criminales juntos. No es con sangre como pueden pagarse las vidas de los jóvenes que mueren por el bien del pueblo; la felicidad de ese pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas”.[63]
Ley extraída de la larga y profunda meditación martiana del 27 de Noviembre, y formulada para siempre, con solemne sencillez, en el discurso dedicado por Martí a honrar al vindicador de los mártires de 1871, cuando dijo: “Un pueblo libre y justo es el único homenaje propio de los que mueren por él”.[64]
Tomado de Cintio Vitier: Temas martianos. Segunda serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, pp. 187-205.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[60] “A mis hermanos muertos el 27 de noviembre”, ob. cit., p. 64.
[61] “El día 27 de noviembre de 1871”, ob. cit., p. 98.
[62] “Los pinos nuevos”, ob. cit., p. 286.
[63] La Historia me absolverá, ob. cit., p.
[64] “Discurso en honor de Fermín Valdés Domínguez”, ob. cit., p. 322.