PALABRAS CON MOTIVO DEL

DÍA DE LA CULTURA NACIONAL Y DE LA FUNDACIÓN

DE LA SOCIEDAD CULTURAL JOSÉ MARTÍ

...continuación 2

     Pero el niño de Martí, otro niño, en “Dos milagros”, un poemita de La Edad de Oro, más afortunado, logra cazar las mariposas y enseguida las libera con un sentido de resurrección que trasparece en la segunda estrofa, donde dice, y le dice a los niños, a los niños americanos, para los cuales fue escrita, como ustedes saben, esta revista:

Por tierra, en un estero,
    Estaba un sicomoro;
Le da un rayo de sol, y del madero
    Muerto, sale volando un ave de oro.

      El niño de Céspedes, sin duda el mismo, no lograba tocar la mariposa. El niño de Martí lograba cazarlas una a una para luego liberarlas con un beso y, paralelamente, sin explicación ni enlace visible (como en tantas estrofas esenciales de Versos sencillos: es uno de los secretos de su poética), de un tronco muerto, besado por la luz, sale un ave de oro.

     ¡Ah!, pero el revés de Yara se convirtió en grito simbólico. Del madero muerto sale un ave de oro. Sin el Pacto del Zanjón no hubiéramos tenido la Protesta de Baraguá,[13] ni el Partido Revolucionario Cubano.

     Son leyes, ya se fueron estableciendo leyes poéticas y éticas en nuestra historia. Y de la injerencia norteamericana ¿qué provino? No todo fue desdicha. Surgió la primera generación de marxistas martianos, aquellos jóvenes que enarbolaron en el asta marxista la bandera martiana del antimperialismo.

     Y en cuanto al fracaso —lo que dijo tantas veces Raúl Roa— de la generación y de la revolución del 30 “que se fue a bolina”, ¿fue inútil esa revolución, fue infecundo ese fracaso? De ninguna manera. Los que nacimos exactamente después de ese fracaso, los que nacimos a la luz de la vida, de la sociedad, de la historia en los años treinta o principios de los cuarenta, pudimos comprobar cómo de aquella decepción, de aquel desencanto político nacional surgió una verdadera edad de oro de la cultura cubana en los estudios históricos, etnográficos, en la poesía, en la pintura, en la música, en la danza, y esto a todos los niveles, en los más letrados y en los populares. Las energías de la patria se replegaron en la cultura, una vez que no había horizontes políticos inmediatos, revelándonos tácitamente —como ha dicho tantas veces nuestro Ministro— que la cultura es una trinchera siempre política, aunque a veces no lo parezca, pero siempre lo es, y en ese período se comprobó de una forma especialmente elocuente. Y de ese fracaso en definitiva surgió la Generación del Centenario. Y del fracaso al cuartel Moncada ¿qué surgió? El 26 de Julio: surgió, precisamente, la revolución triunfante: del madero muerto, el ave de oro.

     Por otra parte, a Céspedes, en las marchas por los campos de su libertad y de su angustia, los ruiseñores lo llaman, lo esquivan, lo escoltan. Dice: “Pero ay, semejantes a los niños melindrosos” —qué delicadeza siempre en estos hombres, no podemos olvidar estos modos de ser del cubano, como Agramonte, como toda aquella pléyade que surgió en el sesenta y ocho—; “Pero ay”—esto lo está escribiendo en su Diario, único diario cubano que nos recuerda realmente el de Martí[14]— “semejantes a los niños melindrosos —dice— se negaron a dejarme saborear sus melodías”.

     Eusebio[15] saborea estos pasajes —creo— más que nadie. ¿Dónde escribía? En Ranchito, el 13 de septiembre de 1872, un lugar perdido en la campiña cubana. Gustoso traductor de La Eneida, hombre cultísimo, el hombre de La Demajagua buscaba el área del hechizo, de los augurios venturosos, y apunta en Vega de la Güira el 11 de octubre de 1872: “Y como esos pajarillos (los ruiseñores) son cubanos pur sang —se acordaba quizá de sus andanzas por Escocia—, a usanza de los antiguos romanos se interpretó cual un feliz augurio”.

     Pero casi un año después, en esta extraña relación del Padre de la Patria con los ruiseñores, sobreviene la premonición realista de un proverbio mambí velando con su gracia otras sombras mayores: “Donde nace la manaca y canta el ruiseñor —apunta—, hambre al por mayor”. El realismo cubano también comparece y da su testimonio. Arroyo de Jiguaní, 25 de septiembre de 1873.

     Hace un momento aludimos al precioso interior de nuestra cultura. Decimos ahora que con Céspedes, con sus viajes de aristócrata de veras (no olvidemos el memorable artículo de Lezama “Céspedes: el señorío fundador”,[16] un verdadero señor en la acepción más profunda, más raigal de esta palabra, de los aristos, de los mejores, no una aristocracia de clase, sino de espíritu), con sus viajes, repito, de aristócrata de veras, una rama convertida en flecha del árbol de Bayam, el árbol indígena de la sabiduría, llegó hasta el Egipto y regresó para clavarse en la sombría barraca de San Lorenzo. Porque nuestra historia, nuestra cultura, es también un arranque de la casona paterna al universo, un regreso de lo más lejano a lo más entrañable y desgarrador. Sin dejar por ello de mimarla en sus rincones más queridos, no localicemos excesivamente nuestra historia, que pertenece al universo, como nosotros a ella.

     Aprendamos a leer a Bayamo en el Zenea de Nueva Orleans, de México, de Nueva York. Bayamo escribiendo en Londres y en París La historia de la esclavitud,[17] de José Antonio Saco. Bayamo soñando en la madrugada madrileña el Mozart ensayando su réquiem de Tristán de Jesús Medina.[18] Aprendamos a conocer la historia también como el texto simultáneo que es, como el presente ido que sigue siendo de otro modo, en la futuridad de las memorias y la imaginación, suelto ya de la sucesión que sílaba por sílaba lo dictaba, saliéndose de sí por todas partes, como el mar que nos rodea, que nos defiende y nos comunica con el mundo.

     En este Día de la Cultura Nacional en que fundamos la Sociedad Cultural José Martí, volvamos a las palabras impulsoras de Lezama referidas a la obra del Apóstol. Dijo también Lezama:

No hubiéramos llegado a este destino, sería otro el destino sin aquellos papeles previos. // La resistencia de los muros está implícita en esas cuartillas escritas con temblores. Es la forja del arte y su utilidad histórica.[19]

     A esa utilidad, compañeros, dedicamos nuestros esfuerzos. No resulta difícil, porque ya Céspedes está más cerca que nunca de sus ruiseñores, porque ya hemos comprobado que de toda adversidad, si la besa el sol, sale un ave de oro, y porque las mariposas de José Martí no encuentran fronteras en el mundo.

     Él escribió un librito de poesía que tituló Polvos de alas de mariposas,[20] y pensamos ahora que los polvos de oro que ellas llevan en sus alas, en el caso de la nueva Sociedad, serán los de toda la cultura cubana, desde el pensamiento de Varela, Luz y Varona, desde la poesía de Heredia, Zenea y Casal, desde la crítica de Del Monte, Piñeyro[21] y Sanguily, sin descuidar la a veces olvidada gesta espiritual de la seudorepública en las artes y las letras, hasta nuestros días.

     Si, por otra parte, atendemos a lo que Gabriela Mistral[22] llamó el decoro de la inmensa cultura martiana… dice Gabriela: “Tuvo también el decoro de la cultura”,[23] de una gran cultura que logró en medio de las peores circunstancias. Si atendemos a ese estudio, punto de enlace de este Centro de Investigación con las tareas promocionales de la Sociedad que hoy inauguramos, se nos abrirán los espacios por donde podremos recibir el influjo fraterno de todos los amigos de nuestra patria en el mundo, cubanos o no; nos conoceremos mejor a nosotros mismos, y nos será posible ofrecer nuestro concurso a las energías creadoras y reflexivas con cuyo diálogo nos enriqueceremos.

En suma, tres son las ramas de nuestra estrategia martiana: las tareas investigativas y editoriales de este Centro; la cruzada, campaña, aventuras, o como queráis llamarla, que estamos emprendiendo desde el Ministerio de Educación para garantizar la presencia, la inspiración y la gracia de José Martí desde la infancia hasta el final de la vida;[24] y la Sociedad que hoy se inaugura.

Saludamos, pues, y acogemos gustosos en esta casa que es toda suya, a la nueva institución que lleva el nombre más alto, más entrañable y más universal de la cultura cubana. Muchas gracias.

Cintio Vitier

Tomado de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, quinta época, año 112, La Habana, 2021, pp. 39-44.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[13] Véase Rolando Rodríguez: La revolución inconclusa. La Protesta de Baraguá contra el Pacto del Zanjón, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1999.

[14] Véase JM: Diarios de campaña. Edición anotada, investigación y apéndices de Mayra Beatriz Martínez, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2014.

[15] Eusebio Leal Spengler (1942-2020).

[16] José Lezama Lima: “Céspedes, el señorío fundador”, Cuba, La Habana, octubre de 1968; Imagen y posibilidad, selección, prólogo y notas de Ciro Bianchi Ross, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981.

[17] Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, por D. José Antonio Saco; t. I, Tipografía Lahure, París, 1875; t. II, Imprenta de Kugelmann, París, 1875; y t. III, Imprenta de Jaime Jepús, Barcelona, 1877. (Esta obra en 3 t. fue reeditada en La Habana por la Editorial Alfa, 1936-1945).

[18] Véase José Lezama Lima: “[Tristán de Jesús Medina]”, “Prólogo a una antología” (Antología de la poesía cubana, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965, 3 t.), La cantidad hechizada, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2014 (edic. digital), pp. 306-309.

[19] Para leer debajo de un sicomoro. Entrevistas con José Lezama Lima, ob. cit., p. 22.

[20] JM: “Polvo de alas de una gran mariposa”, OCEC, t. 15, pp. 15-47.

[21] Enrique Piñeyro y Barry (1839-1911). Véase la valoración de este “artista de la crítica y de la historia” en el ensayo de Cintio Vitier: “La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano”, Obras 3. Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 295-300.

[22] Gabriela Mistral (1889-1957).

[23] “[…] nada hay en él del escritor a dietas de una sola lengua y de un solo período literario. Contémosle la cultura entre sus varios decoros”. (Gabriela Mistral: “La lengua de Martí” (1930), La palabra viva de José Martí, selección, prólogo y notas de Carmen Suárez León, La Habana, Pablo de la Torriente Brau Editorial y Unión de Periodistas de Cuba, 2007, p. 15).

[24] Véase Cintio Vitier y Fina García Marruz: Guía para los maestros de las aulas martianas, La Habana, MES y Editorial Pueblo y Educación, 1995.