Catskill. Sierra de la zona central de la cordillera de los Apalaches, en el estado de Nueva York. En 1885, José Martí escribía que se viajaba “a las montañas de Catskill, a rusticar en paz, y echar afuera, enfrente de la hermosura y grandeza naturales, los miasmas de alma y cuerpo que echa en ellos todo un año de vida en la ciudad”.[1]

     En agosto de 1888, Martí visitó esas serranías, en un atropellado viaje —según cuenta en carta a Enrique Estrázulas[2]—en compañía de su amigo alemán Paul Philippson, director de El Economista Americano.

     Por recomendación médica, Martí pasó una breve temporada en agosto de 1890, en el pueblo de Haines Falls, en las montañas de Catskill, donde había ido a restablecer su quebrantada salud,[3] después de concluir la Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington durante el invierno de 1889-1890. Allí escribió la mayor parte de los versos que integran su poemario Versos sencillos y conoció a varios miembros del Twilight Club (Club Crepúsculo),[4] de descanso en el lugar.

     La favorable impresión que esas vacaciones veraniegas dejaron en Martí, quedó plasmada en un largo fragmento de una crónica titulada “Cartas de verano.—En las montañas”,[5] fechada en Nueva York, el 29 de agosto de 1890 y publicada en La Nación, de Buenos Aires, el 2 de noviembre de ese propio año, que comienza afirmando: “Catskill es una gloria”.

     En un proyecto de libro titulado “Los momentos supremos: (de mi vida, de La Vida de un Hombre: lo poco que se recuerda, como picos de montaña, de la vida: las horas que cuentan)”, Martí destaca, entre otros episodios culminantes de su avatar personal, “La tarde del anfiteatro: (manos en el balcón del club:) en Catskill” (OC, t. 18, p. 288).

     Para Fina García Marruz la estancia de Martí “en las montañas de Catskill tuvo una virtud realmente restauradora. Bien escribió allí: ‘Yo que vivo, aunque me he muerto […]’[6] Fue como una resurrección: ‘[…] corrían arroyos, y se cerraban las nubes: escribí versos’”[7].[8] (N. del E. del sitio web).

Otro texto relacionado:

  • Guillermo de Zéndegui: “Catskills”, Ámbito de Martí, La Habana, P. Fernández y Cía., 1954, p. 141.

Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “En verano.—Política, religión, tribunales y literatura”, La Nación, Buenos Aires, 20 de agosto de 1885, OCEC, t. 22, pp. 133-134.

[2] JM: “Carta a Enrique Estrázulas”, [Nueva York, posterior al 12 de septiembre de 1888], OCEC, t. 30, pp. 195-197.

[3] “Entre los calores y el trabajo, y los cuidados del espíritu, dieron en cama conmigo, y me voy con la cabeza seca a la montaña. Pero con el corazón de siempre, que es como la flor, que más aroma da mientras más la estropean”, le confiesa a Rafael Serra. De acuerdo con Luis García Pascual la noticia apareció en El Porvenir, de Nueva York, el 6 de agosto de 1890. (EJM, t. II, p. 211). El 8 desde las montañas de Catskill le escribe a Juan Bonilla, diciéndole que tuvo que escapar de su oficina, “porque ya no me quedaba nervio quieto, ni fuerza para cumplir con mis deberes, que es para lo que vivo, porque todo lo demás, fuera de la amistad de los buenos corazones, resulta vano y feo. Mi mismo viaje acá es respuesta de lo que me pregunta sobre Cuba; porque mi miedo mayor no era el de ir saliendo de la vida, sino el de verme sin fuerza para los muchos quehaceres que nuestra tierra está a punto de echarnos sobre los hombros”. (EJM, t. II, p. 212).

[4] Véase Rodolfo Sarracino: “Martí en el Club Crepúsculo: en busca de nuevos equilibrios”, Casa de las Américas, La Habana, abril-junio de 2008, no. 251, pp. 10-19; y José Martí en el Club Crepúsculo de Nueva York. En busca de nuevos equilibrios, México, La Habana, Universidad de Guadalajara y Centro de Estudios Martianos, 2010.

[5] OC, t. 12, pp. 439-445.

[6] JM: “XXVI”, Versos sencillos, Nueva York, 1891, OCEC, t. 14, p. 331.

[7] JM: “[Mis amigos saben]”, Nueva York, 1891, OCEC, t. 14, p. 297.

[8] Fina García Marruz: “Naturaleza y revelación”, El amor como energía revolucionaria en José Martí (1973-1974), Albur, órgano de los estudiantes del Instituto Superior de Arte, núm. especial, La Habana, mayo de 1992, pp. 107-108.