Carmen Miyares Peoli (1848-1925)

Patriota cubana. Nació en Santiago de Cuba el 7 de octubre de 1848, de padre puertorriqueño y de madre habanera, descendiente de una familia proveniente de Córcega. Siendo niña, la familia se trasladó a Caracas, y regresó a Santiago de Cuba a los 12 años de edad.

     A los 16 años quedó huérfana de padre y madre, y ella y sus hermanos quedaron al abrigo de familiares cercanos. En mayo de 1869 se casó en la propia ciudad con Manuel Mantilla Sorzano, de ascendencia colombiana. Su primer hijo, Manuel Marino del Carmen, nació en Santiago de Cuba a finales de 1871. Posteriormente, el matrimonio se estableció en Nueva York, donde el esposo atendía un pequeño negocio de tabaco. La pareja tuvo otros tres hijos: Carmen, Ernesto y María. Manuel Mantilla murió en febrero de 1885 a causa de una afección cardíaca. Carmen continuó buscando el sustento familiar en su casa de huéspedes neoyorquina. Se fue enrolando en las actividades patrióticas, y durante la Guerra de Independencia organizó, junto a otras cubanas, el club patriótico “Hijas de Cuba”.

     Conoció a José Martí una vez llegado este a Nueva York en enero de 1880, cuando él se alojó en su casa de huéspedes, donde residió durante buena parte de su estancia en la ciudad hasta la salida definitiva para la Isla en 1895. Tras la muerte de su esposo, Carmen estableció con Martí una relación cercana, que se acentuó con los períodos de lejanía de la esposa, Carmen Zayas-Bazán, y, muy especialmente, después del distanciamiento definitivo del matrimonio, en agosto de 1891.[1] Carmen le ofreció el calor de su familia, y le brindó, en lo personal, la comprensión, el apoyo, el cuidado y el afecto que tanto necesitara, hasta su partida a Cuba en 1895. Un fragmento de su última misiva al Apóstol —que llevaba consigo en el momento de morir en los campos de Cuba—, y cuya fecha es, presumiblemente, el 18 de febrero de ese año, sirve para explicarlo.[2] “Aunque me arranque lo que me queda de vida desearía de corazón que llegara el día en que se vean en Cuba, ya encaminados al fin que tanto deseamos, no solo por patriotismo, sino porque si se logra el triunfo tan deseado, ver si nos queda alguna tranquilidad en esta vida, que tan amarga nos ha sido en estos últimos años. En fin, nada de lo que tengo en el alma puedo decirlo, V. sabrá entenderlo todo […]”.[3]

     Con frecuencia se ha atribuido a Martí la paternidad de la última hija de Carmen, María, nacida en 1880, asunto sobre lo cual no hay pruebas concluyentes, aunque en la correspondencia martiana a esa familia se aprecia claramente la estrecha intimidad entre él y Carmen Miyares y su relación filial con los hijos,[4] particularmente, con María. Martí encargó a Carmen la custodia de su papelería, lo cual ella cumplió hasta que la entregó a Gonzalo de Quesada y Aróstegui en su condición de albacea literario nombrado por el propio Martí, haciendo honor a la “humildad y honradez”,[5] que tanto le reconoció en una carta a su madre, el 15 de mayo de 1894.

     Carmen Miyares falleció en Nueva York el 17 de abril de 1925. Se conocen cinco cartas de Martí dirigidas a Carmen Miyares y sus hijos.

[Tomado de TEC, p. 66, OCEC, t. 27, pp. 283-284 y Diarios de campañas. Edición anotada, p. 113. (Nota modificada por el E. del sitio web)].[6]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Pedro Pablo Rodríguez: “El amor fallido”, Habanera, La Habana, 2001. (“El otro Martí”). Sobre su matrimonio con Carmen Zayas-Bazán. Incluye ilustración de Pedro Pablo Oliva.

[2] Véase, al respecto la carta de Carmen Miyares a su amiga Irene Pinto, fechada en Central Valley, el 19 de junio [de 1895], José Martí: documentos familiares, compilación y notas de Luis García Pascual, La Habana, Ediciones Abril, 2008, pp. 229-230.

[3] Carmen Miyares Peoli: “Carta a José Martí” (fragmento), [Nueva York, 18 de febrero de 1895], Destinatario José Martí, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual; preámbulo de Eusebio Leal Spengler, La Habana, Ediciones Abril, 2005, p. 443.

[4] Ezequiel Martínez Estrada aseveraba: “Juzgar de este drama sentimental de Martí con el criterio del párroco o de la maestra de escuela, sería injuriarlo y desnaturalizar uno de los aspectos más dolorosos de su biografía”. (Familia de Martí, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, Cuadernos de la Casa de las Américas, 1962, p. 10).

[5] EJM, t. IV, p. 139.

[6] Bibliografía:

  • Roberto Pérez de Acevedo: “Carmen Miyares, mujer luchadora”, Patria, La Habana, año XXIII, no. 10, octubre de 1967, p. 6.
  • Nydia Sarabia: “Para Carmen Miyares la primera flor”, Bohemia, La Habana, el 13 de mayo de 1983, pp. 84-90. (Glosas martianas, La Habana, Editorial Pablo de la Torriente Brau, 2002, pp. 116-126).
  • Nydia Sarabia: “La patriota del silencio”, Juventud Rebelde, La Habana, 28 de enero de 1987.
  • Nydia Sarabia: La patriota del silencio, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1990.
  • Reinaldo Cedeño Pineda: “José Martí entre Carmen y María”, Caserón, Santiago de Cuba, 2007, no. 1, pp. 16-23.
  • Perla Cartaya: Palabra Nueva, octubre 2011.