Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo (1819-1874)

Patriota, abogado y escritor cubano, conocido popularmente como El Padre de la Patria. De acuerdo con Eusebio Leal Spengler: “Céspedes, es la figura, la clave, la piedra angular del arco, en el cual se sostienen los principios fundamentales de la nación cubana”.[1] Nació en Bayamo, Oriente, el 18 de abril de 1819. En 1829 ingresó en el colegio del Convento de Santo Domingo, en su ciudad natal, donde cursó la primera enseñanza. A partir de 1835, continuó los estudios en el Seminario de San Carlos, en La Habana. Tres años después se graduó de Bachiller en Derecho. En 1840 viajó a España para completar su carrera, y obtuvo el título de Licenciado en Leyes. En 1841 publicó, en Madrid, su folleto En defensa de Cuba. Entre 1842 y 1844 viajó por Francia, Bélgica, Inglaterra, Suiza, Alemania, Italia, Grecia, Turquía, Palestina y Egipto, estudiando la historia y las instituciones políticas de dichos países, gracias al dominio que tenía de varios idiomas.

     En 1844 regresó a Cuba y se estableció como abogado en Bayamo. Fue director de la Sociedad Filarmónica y de su Sección de Declamación. Ocupó el cargo de Síndico del Ayuntamiento de Bayamo, en 1849. Su creciente oposición al gobierno español, unida a su prestigio social, le granjearon la animadversión de las autoridades. De 1852 a 1855 sufrió prisión, por tal causa, en tres ocasiones. Colaboró en La Prensa, de La Habana; en El Redactor, de Santiago de Cuba, y en La Antorcha, de Manzanillo, donde además ocupó el cargo de redactor. Tuvo una participación importante en las actividades de la logia “Buena Fe”, organizada en Manzanillo en abril de 1868, y allí inició sus trabajos sus trabajos conspirativos en los que se destacó por ser de los más decididos a iniciar la lucha armada.

     El 10 de octubre de aquel año, advertido de que el Capitán General había dado orden de detención contra él y sus compañeros, se levantó en armas contra el poder colonial en su ingenio Demajagua. Dio la libertad a sus esclavos, quienes se incorporaron de inmediato al naciente Ejército libertador, y suscribió la Declaración de independencia, con lo cual comenzó una prolongada contienda que sería conocida como Guerra de los Diez Años (1868-1878). El 20 de octubre, sus fuerzas tomaron Bayamo, declarada capital provisional de la Isla y sede del Gobierno revolucionario, con Céspedes a la cabeza. Allí fundó el periódico El Cubano Libre, y dictó las primeras medidas para organizar la administración del Estado en consonancia con los fines independentistas. El 27 de diciembre firmó un decreto sobre la esclavitud, que sentó las bases para la abolición de la misma, acordada posteriormente por los representantes de la Revolución.

     Al extenderse la guerra a toda la mitad oriental del país, en abril de 1869 se celebró una asamblea constituyente en el poblado camagüeyano de Guáimaro, recientemente liberado, y se aprobó la Constitución de la República en Armas. Como resultado de este evento se dictó la abolición total de la esclavitud, Céspedes fue elegido Presidente de la República en Armas, y las operaciones militares se intensificaron, al mismo tiempo que el poder civil, consolidado en la Cámara de Representantes, ganaba fuerza dentro de la Revolución. El 29 de mayo de 1870, su hijo Oscar fue hecho prisionero por los españoles y fusilado, al negarse el Presidente a negociar sobre la base de su capitulación, exigida por sus captores.[2] El 31 de diciembre del mismo año, su esposa, Ana de Quesada,[3] cayó igualmente en poder de las tropas coloniales.

     El 27 de octubre de 1873, la Cámara de Representantes lo depuso de su cargo de Presidente, decisión con lo cual culminó un proceso de divergencias internas dentro de la Revolución. Céspedes acató, serenamente, el acuerdo, diciendo: “Me he inmolado ante el altar de mi patria en el templo de la Ley. Por mí no se derramará sangre en Cuba”; y se dejó conducir a San Lorenzo, un intrincado rincón de la Sierra Maestra, donde repartía su tiempo dando clases a los niños, jugando ajedrez y escribiendo poesías, hasta que, abandonado y sin escolta, fue sorprendido por una fuerza española, el 17 de febrero de 1874, y murió combatiendo, valientemente, en forma dramática y atroz.[4]

     Fue autor del drama El conde de Montgomery y de numerosos poemas. Tradujo del francés El cervecero rey, de D’Arlincour, y Las dos dianas, de Alexandre Dumas; del latín, fragmentos de la Eneida. Reunidas póstumamente, sus obras han aparecido con los siguientes títulos: En días de prueba (La Habana, 1916), La voz del precursor (La Habana, 1937), De Bayamo a San Lorenzo (La Habana, 1944), Cartas a su esposa Ana de Quesada (La Habana, 1964), Escritos (La Habana, 1974) y Poesías (La Habana, 1974).

     José Martí, en su artículo “Céspedes y Agramonte”, escribió acerca del Padre de la Patria”: “Es preciso haberse echado alguna vez un pueblo a los hombros, para saber cuál fue la fortaleza del que, sin más armas que un bastón de carey con puño de oro, decidió, cara a cara de una nación implacable, quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a una tigre su último cachorro”.[5]

Véase el ensayo de Cintio Vitier: “Fases en la valoración martiana de Céspedes” (1974), Temas martianos. Segunda serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, pp. 207-219.

[Tomado de OCEC, t. 4, pp. 420-421. (Texto modificado ligeramente por el E. del sitio web)].

     Otros textos relacionados:

  • Carlos Manuel de Céspedes: Escritos, Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo, compiladores, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1982.
  • José Lezama Lima: “Céspedes, el señorío fundador”, Cuba, La Habana, octubre de 1968 (Imagen y posibilidad, selección, prólogo y notas de Ciro Bianchi Ross, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981) y “[Carlos Manuel de Céspedes]” (1950), Revelaciones de mi fiel Habana, compilación y notas de Carlos Espinosa Domínguez, La Habana, Ediciones Unión, 2010, pp. 139-141.
  • Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral. Para una historia de la eticidad cubana(1975), 2da, México, D.F., Siglo XXI editores, s.a. de c.v., 2002, pp. 41-67.
  • Eusebio Leal Spengler: “Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria” (2014) y “Retorno al diario perdido” (2012), Aeterna sapientia, La Habana, Ediciones Boloña, 2017, pp. 26-34 y 35-60, respectivamente.
  • Eusebio Leal Spengler: “Carlos Manuel de Céspedes: la virtud revolucionaria”, Cuba, prendida del alma, La Habana, Ediciones Boloña, 2018, pp. 143-147.
  • Eusebio Leal Spengler: “Palabras pronunciadas el 27 de febrero de 1999 en el acto por el 125 aniversario de la caída de Carlos Manuel de Céspedes en San Lorenzo”, Opus Habana, Oficina del Historiador de La Habana, 1999, pp. 56-62.
  • Rafael Acosta de Arriba: “Martí y Céspedes”, Juventud Rebelde, La Habana, 3 de agosto de 1990. (Suplemento especial).
  • Rafael Acosta de Arriba: El pensamiento político de Carlos Manuel de Céspedes, LaHabana, Editorial de Ciencias Sociales, 1996.
  • Rafael Acosta de Arriba: Los silencios quebrados de San Lorenzo, La Habana, Editorial José Martí, Ediciones Boloña y Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana, Juan Marinello, 1999; 3ra. edición (corregida y aumentada por el autor), La Habana, Ediciones Abril, 2018.
  • Rafael Acosta de Arriba: “En San Lorenzo están las claves”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Número antológico, quinta época, año 112, La Habana, 2021, t. II, pp. 314-322.
  • Félix Julio Alfonso López: “Leal a Céspedes”, Contrapunteos habaneros, La Habana, Ediciones Boloña, 2022, pp. 173-179.
  • Víctor Fowler: “La fundación del ideal ciudadano: a propósito de la publicación del último diario de Carlos Manuel de Céspedes”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1992, pp. 25-36.
  • Salvador Morales: “Carlos Manuel de Céspedes a juicio de Martí”, Santiago, Santiago de Cuba, junio-septiembre de 1974.
  • Emilio de Armas: “Céspedes y Agramonte”, Bohemia, La Habana, 15 de octubre de 1982.
  • Matilde Teresa Varela Aristigueta: “Ímpetu y virtud: Céspedes y Agramonte”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, no. 24, pp. 177-186.
  • Ernesto Álvarez Blanco: “Cimientos de la nación cubana” (sobre la vida de Carlos Manuel de Céspedes, reconocido por los cubanos como el Padre de la Patria), Opus Habana, Oficina del Historiador de La Habana, septiembre 2009-enero 2010, pp. 26-33.
  • Nydia Sarabia: “El Céspedes que llevó dentro José Martí”, Granma, La Habana, 10 de octubre de 2008.
  • Mercedes García Rodríguez: “Carlos Manuel de Céspedes: pensamiento, estrategia política y conflictos en el escenario de la guerra”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, cuarta época, año 110, La Habana, 2019, pp. 122-144.
  • Miguel Antonio Muñoz López: “Céspedes y Martí: semejanzas que no son coincidencia”, Honda. Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 2013, no. 38, pp. 18-23.
  • José Antonio Pérez Martínez: “Visión martiana de Carlos Manuel de Céspedes”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 2015, no. 45, pp. 44-48.
  • Rafael Acosta de Arriba: “Carlos Manuel de Céspedes revisitado, en vísperas de su bicentenario”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, enero-abril de 2018, no. 52, pp. 17-27.
  • Rafael Acosta de Arriba: “Muerte y trascendencia. A 150 años de la caída en combate de Carlos Manuel de Céspedes”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, enero-abril de 2024, no. 67, pp. 62-71.

Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Leal a La Habana”, “Breviario”, Opus Habana, Oficina del Historiador de La Habana, junio 2017-marzo 2018, no. 52, p. 11. En Patria, Martí proclamaba que “Calos Manuel de Céspedes, […] nos echó a vivir a todos”. (JM: “En casa”, Patria, Nueva York, 16 de abril de 1892, no. 6, p. 3; OC, t. 5, p. 352).

[2] El Capitán general Antonio Fernández y Caballero de Rodas lo conmina a abandonar la lucha por la independencia de Cuba, a cambio de respetarle la vida. Céspedes fue tajante en su respuesta: “Dígale al general Caballero de Rodas que Oscar no es mi único hijo: soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución”. El 3 de junio del propio año, Oscar es fusilado. Por esa histórica razón, hoy los cubanos llaman a Carlos Manuel de Céspedes: El Padre de la Patria. Nótese la similitud del hecho histórico con lo ocurrido a Francisco Morazán Quezada, el padre de la Unión centroamericana.

[3] Ana de Quesada y Loynaz (1843-1910).

[4]  Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral (“Capítulo II”), 2da ed., México, Siglo XXI editores, 2002, p. 48.

[5]  JM: “Céspedes y Agramonte”, El Avisador Cubano, Nueva York, 10 de octubre de 1888, OCEC, t. 30, p. 66.