Canteras de San Lázaro. Situadas a dos kilómetros del Presidio,[1] conducía a ellas la Calzada de San Lázaro, posiblemente el más antiguo entre los caminos de extramuros de La Habana. Más allá del Hospital de San Lázaro, por un desvío de la Calzada, se atravesaba un terreno quebrado, de formación caliza, con hondas depresiones y pequeñas eminencias escarpadas, hasta llegar a La Criolla, cantera propiedad del acaudalado catalán José María Sardá. La cal era el mayor incentivo económico de las canteras, formadas por numerosos y elevados montones de piedras de distinto tamaño, como los cabezotes, rajones y “matacanes” de cal viva y de cocó.
[Tomado de OCEC, t. 1, p. 339. (N. modificada ligeramente por el E. del sitio web)].[2]
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] “En las Canteras no solo se iba a trabajar, se iba a sufrir las mayores vejaciones, los insultos más procaces, los castigos más inauditos; a trabajar sin descanso; a sufrir el palo para salvar la vida”. (Fermín Valdés-Domínguez: El 27 de noviembre de 1871, Santiago de Cuba, 1890, p. 119).
[2] Bibliografía:
- Gonzalo de Quesada y Miranda: “Martí en las canteras de San Lázaro. El preso 113”, Bohemia, La Habana, 12 de abril de 1953.
- Eusebio Leal Spengler: “Tras la huella de Martí: las canteras de San Lázaro”, Granma, La Habana, 15 de marzo de 1980. A la cabeza del título: La Habana Vieja, fichas ilustradas, Granma Resumen Semanal, La Habana, 30 de marzo de 1983.