JOSÉ MARTÍ

Charles Anderson Dana

Hemos sabido con punzante dolor la muerte en el campo de batalla de José Martí, el jefe de los revolucionarios cubanos. Lo conocimos mucho y desde hace largo tiempo, y lo estimábamos intensamente. Por un largo período, que comenzó hace veinte años, fue colaborador de The Sun, escribiendo sobre temas de bellas artes, en las que tenía sólidos y extensos conocimientos, y sus ideas y conclusiones eran originales y brillantes. Era un hombre de genio, de imaginación, de esperanzas, de valor; uno de esos descendientes de la raza española, que a su nacimiento en América y a sus naturales instintos, han agregado el espíritu revolucionario que los españoles del presente llevan en sí. Su corazón era tan apasionado como lleno de fuego, sus opiniones eran ardientes y llenas de aspiraciones, y murió como hombres de su temple pudieran desear morir, batallando por la libertad y la democracia. De tales héroes no hay muchos en el mundo, y su sepultura de guerrero prueba plenamente que, en época como esta, material y positivista, hay espíritus que lo saben sacrificar todos por sus principios, sin recibir nada para ellos.

¡Honor a la memoria de José Martí, y paz a su alma, viril y generosa!

[Charles A. Dana]

Patria, Nueva York, 25 de junio de 1895, no. 167, p. 3.