Bartolomé Masó Márquez (1830-1907)
Mayor general manzanillero. Combatiente de la Guerra de los Diez Años y de la de 1895. Formó parte de la Junta Revolucionaria de Manzanillo (1867). Se alzó en la Demajagua, junto con Carlos Manuel de Céspedes, quien le otorgó el grado de teniente general y lo hizo segundo jefe del ejército, pero renunció desprendidamente, a esa posición, tras la derrota de Yara, para que la asumiera el experimentado general Luis Marcano Álvarez. Se hizo cargo, entonces, de la Intendencia General del Ejército y Hacienda, responsabilidad que cambió de nombre al constituirse el gobierno de la República en Armas (1869), por director de Hacienda del Estado de Oriente; lo siguió desempeñando hasta 1871, salvo unos meses en que fungió como miembro de la corte marcial del Departamento de Bayamo.
Se incorporó como soldado bajo las órdenes del mayor general Modesto Díaz. Fue nombrado subsecretario de Guerra, pero, en realidad, se le encomendó la Secretaría (1872). Meses después, renunció y se incorporó al cuartel general del Ejército Libertador, donde recibió el grado de coronel, hasta ser nombrado segundo jefe del Distrito de Holguín. En 1873, se le designó jefe de la Brigada de Jiguaní; en 1875, representante y luego secretario de la Cámara por Oriente. Se opuso a la sedición de Lagunas de Varona (1875) y, ante esa coyuntura, renunció a la Cámara y se reincorporó a la lucha al mando de Modesto Díaz. Tampoco apoyó la sedición de Santa Rita (1877). Resultó electo, sucesivamente, jefe del Regimiento Yara y segundo jefe del Distrito de Manzanillo. Rechazó el Pacto del Zanjón. El gobierno provisional del mayor general Manuel de Jesús Calvar aprobó su nombramiento como general de brigada.
Tras finalizar la contienda, fue hecho prisionero (1879) por ser uno de los organizadores de la que sería conocida como Guerra Chiquita. Permaneció en las prisiones del Morro de Santiago de Cuba; de San Cristóbal, en Puerto Rico; de Cádiz, en España; finalmente, fue enviado a Melilla y Ceuta. En 1881, obtiene su liberación. Tomó parte en la fracasada conspiración de La Paz del Manganeso. El Partido Revolucionario Cubano lo responsabilizó con la preparación de la nueva guerra en las regiones de Manzanillo, Bayamo, Holguín y Jiguaní.
Se alzó el propio 24 de febrero de 1895 en Bayate y asumió el mando de las fuerzas insurrectas hasta la llegada del mayor general Máximo Gómez. Participó en el combate de Dos Ríos, donde cayera José Martí. Con grado de mayor general, asumió el mando del Segundo Cuerpo Oriental y, en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú (1895), fue escogido vicepresidente de la República en Armas, responsabilidad a la que renunció. Destituido del mando del Segundo Frente por obstaculizar el envío de tropas para la Invasión a Occidente, aceptó la antes rechazada vicepresidencia.
En la Asamblea Constituyente de La Yaya, fue elegido presidente (1887). En el antiautonomista Manifiesto de Sebastopol, dado a conocer el 24 de abril de 1898, planteó la consigna “Independencia o muerte”. En noviembre de ese propio año, declaró disuelto el gobierno y entregó sus poderes a la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana. Durante la intervención estadounidense, fue administrador de Hacienda de Manzanillo (1899). Se postuló en las primeras elecciones presidenciales de la República, pero se retiró ante las maniobras estadounidenses para asegurar la elección de Tomás Estrada Palma. Rechazó la injerencia norteamericana y se opuso a la Enmienda Platt.
En una carta enviada a Bartolomé Masó, el 15 de mayo de 1895, el Apóstol le participó que él era “un hombre en quien [veía] enteras la abnegación y la república de nuestros primeros padres”. (EJM, t. V, p. 249).
(Tomado de DCEA, pp. 132-133 y MC, p. 175).[1]

Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase el artículo de Loló de la Torriente: “Bartolomé Masó”, publicado en Bohemia, La Habana, el 21 de febrero de 1969.