Arsenio Martínez Campos (1831-1900)

General y político español nacido en Segovia y muerto en Zaragoza. Egresado y profesor de la escuela del Estado Mayor, participó en las acciones militares de Madrid y Zaragoza que impusieron el gobierno del general Leopoldo O’Donnell. Estuvo en la campaña de África en 1859 y 1860, en el Estado Mayor del general Juan Prim y Prats, a quien también acompañó durante la expedición a México durante 1861 y 1862. De vuelta a España se dedicó de nuevo a la enseñanza militar hasta que fue enviado a Cuba en 1869 por petición propia. Se desempeñó como jefe de la sección de campaña en el Estado Mayor, y defendió públicamente al general Domingo Dulce y a su jefe inmediato de las acusaciones de los Voluntarios españoles. Estuvo en campaña en las regiones central y oriental, donde enfrentó a Máximo Gómez y a Antonio Maceo, entre otros destacados jefes cubanos; más tarde regresó a España como brigadier.
En 1872, el gobierno republicano lo envió a luchar contra los carlistas en Cataluña y fue gobernador militar de Gerona. El 29 de diciembre de 1874, se pronunció en Sagunto contra la República y proclamó rey a Alfonso XII, hijo de la destronada Isabel II. En 1876 fue nombrado Capitán General de Cuba, y mediante la combinación de activas operaciones y una política de atracción y respeto logró que fuera firmado el Pacto del Zanjón en 1878, que mantenía a Cuba bajo el dominio español. Se entrevistó en Mangos de Baraguá con Antonio Maceo sin lograr convencerlo y recibió la deposición de las armas de los últimos insurrectos luego de la partida de este al extranjero en busca de ayuda. Impulsó reformas políticas en la Isla, puso en vigor la Constitución española de 1876, apoyó la creación de partidos políticos y la presencia de sus representantes en las Cortes.
Regresó a España en 1879, llamado por el gobierno conservador de Cánovas del Castillo para asumir la presidencia del Consejo de Ministros y la cartera de la Guerra. En Madrid se entrevistó en octubre de 1879 con José Martí, al ser este deportado por su labor conspirativa en apoyo de la Guerra Chiquita. Fue capitán general de Cataluña y también, presidente del Senado y del Tribunal Supremo de Guerra y Marina. Dos años después estuvo al frente del mismo ministerio en el gobierno de Sagasta. En 1893 asumió la dirección del ejército de África y logró poner fin a la guerra de Melilla.
A pesar de calificarse a sí mismo como conservador, lúcidamente defendió en las Cortes la concesión de mayores reformas para los cubanos y apreció que el país se estaba convirtiendo en una colonia mercantil de Estados Unidos. Luego de estallar la Guerra de Independencia, fue enviado de nuevo a Cuba para impulsar gestiones pacificadoras que fracasaron estruendosamente cuando casi fue apresado por Maceo en el combate de Peralejo, en 1895, y cuando no pudo contener la invasión mambisa hasta el occidente de la Isla. Renunció a su cargo en 1896. Recomendó como su sucesor a Valeriano Weyler para que adoptase una política de exterminio. Regresó a España y continuó ocupando cargos militares y políticos hasta su muerte.
(Tomado de OCEC, t. 5, pp. 342-343).
Véase Abreviaturas y siglas