Antonio José de Sucre Alcalá (1795-1830)
Nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795. Muy joven marchó a Caracas para realizar estudios y en 1809 integró como cadete la Compañía de Húsares Nobles de Fernando VII. Desde 1810 se involucró en el proceso independentista y, a las órdenes de Francisco de Miranda, participó como teniente en las campañas militares de la Primera República venezolana. En 1813, y bajo las órdenes de Santiago Mariño, de quien llegó a ser edecán, se destacó en la campaña del oriente venezolano. Combatió contra los llaneros de José Tomás Boves, ofensiva realista que lo obligó a refugiarse en Cartagena, en la Nueva Granada. Participó en la heroica defensa de esa ciudad, aunque en diciembre de 1815, ante la inminente entrada de los realistas, debió partir hacia Haití junto con otros patriotas. De regreso a Venezuela, fue ascendido por Mariño a coronel, nombrado jefe de su Estado Mayor (1816) y comandante de la provincia de Cumaná (1817).
Asistió al congreso de Cariaco y, tras su ruptura con Mariño, se trasladó a Guayana, donde se unió a las fuerzas de Simón Bolívar. Enviado por el Libertador, con el grado de general de brigada, a apoyar la emancipación del territorio de Quito, desembarcó en Guayaquil, el 6 de abril de 1821. Aquí consiguió, el 24 de mayo de 1822, la célebre victoria de Pichincha. Ascendido a general de división, se le nombró intendente del departamento de Quito. En Perú, desde el 10 de mayo de 1823, se encargó de crear las condiciones para el arribo del Libertador. El 21 de junio de ese año fue designado por el gobierno peruano Jefe Supremo Militar y, tras la llegada de Bolívar, participó bajo su mando en la batalla de Junín (6 de agosto de 1824). Dirigió el enfrentamiento final contra los realistas en las pampas de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, que le valió para ser nombrado Gran Mariscal de Ayacucho. A continuación, liberó el Alto Perú y facilitó la creación de la república de Bolivia (6 de agosto de 1825), cuya capital recibió el nombre de Sucre.
Elegido presidente de la república del altiplano, desempeñó el cargo desde el 9 de diciembre de 1826. Tras el motín de Chuquisaca (1827), enfilado contra las fuerzas bolivarianas, el Gran Mariscal de Ayacucho fue herido y debió retirarse de Bolivia (6 de julio de 1828). Dirigió la decisiva batalla de Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829), que puso fin al conflicto armado con Perú. También sobresalió en la presidencia del llamado Congreso Admirable de Bogotá y en los esfuerzos, junto a Bolívar, para impedir la fragmentación de la gran República de Colombia. Fue asesinado a traición en las montañas de Berruecos cuando se dirigía a reunirse con su esposa en Quito, el 4 de junio de 1830.
José Martí consideraba a Sucre como una de las personalidades históricas a incluir en su proyecto del Poema Americano.[1] En la breve nota que insertó en Patria, “La velada de Sucre”, para dar cuenta de la próxima celebración del centenario de su nacimiento en la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York, Martí escribió: “Aquel fue hombre solar,[2] y no se piensa en él sin vida y resplandor. […] Amó la América, y la gloria, pero no más que la libertad”.[3]
[Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, t. 19, p. 320. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].[4]

Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] OC, t. 18, p. 286.
[2] Nótese la semejanza del elogio con el que hace al Libertador en el artículo “La estatua de Bolívar por el venezolano Cova”, publicado en junio de 1883 en La América, Nueva York (OCEC, t. 18, p. 68).
[3] Patria, Nueva York, 26 de enero de 1895, no. 146, p. 3; OC, t. 5, p. 471.
[4] Véase José Francisco Gutiérrez: “Sucre en el pensamiento de Martí”, en José Manuel Castañón, ed. Antología homenaje al Gran Mariscal de Ayacucho, Caracas, Gráficas Montoya, s.a., 1980, pp. 49-50.